Brasil tuvo deflación en julio: cómo se produjo la mayor caída de precios mensual desde 1980
RÍO DE JANEIRO.- En medio de la campaña de cara a las elecciones presidenciales de octubre próximo, Brasil registró una deflación de 0,68% en julio, impulsada por la caída de los precios en los combustibles y en la energía eléctrica, informó hoy el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Es la menor tasa desde enero de 1980, cuando comenzaron las mediciones mensuales del Indice Nacional de Precios al Consumidor Amplio (IPCA), y es la primera caída de la trayectoria de precios desde mayo de 2020 en un contexto del primer impacto de las restricciones a raíz del estallido de la pandemia de coronavirus.
La inflación de junio había sido del 0,67%, luego de haber sido récord el avance de los precios en el primer semestre.
La deflación se produjo luego de que el gobierno de Jair Bolsonaro lograra aprobar una ley para eliminar parte de los impuestos cobrados por los estados a las naftas y al etanol para financiar la salud y la educación, aunque el Poder Ejecutivo eligió mantener los precios fijados por la estatal Petrobras en dólares, alineados con los precios internacionales del crudo.
El índice registrado era lo que esperaban los mercados, pero no deja de ser un movimiento atípico en el país. Desde el inicio del Plan Real -ideado en 1993 por el entonces ministro de Economía Fernando Henrique Cardoso para estabilizar la economía- hasta ahora, se registraron 15 bajas en la variación mensual del índice de precios al consumidor brasileño.
Pese a la deflación de julio, la inflación acumulada en 12 meses es de 10,07%, mientras que el mercado financiero espera para 2022 un avance de precios del 7,1%, más del doble del centro de la meta fijada por el Banco Central, que es del 3,5% anual. En junio, la inflación en 12 meses acumulada era de 11,89%.
Los analistas esperan que el índice interanual de inflación abandone el nivel de dos dígitos en agosto, cuando el IPCA debería registrar una segunda deflación cercana al 0,2% por la caída de los combustibles.
El 19 de julio pasado, la petrolera estatal brasileña Petrobras anunció una reducción de casi 5% en el precio del combustible, la primera desde diciembre, tras varias alzas consecutivas que provocaron el malestar de Bolsonaro en medio de una inflación en ascenso. El precio del combustible cayó de 4,06 reales (unos 0,75 dólares en ese momento) a 3,86 reales (0,72 dólares) por litro, una rebaja del 4,93%.
El precio final que paga el consumidor, al que hay que sumarle costos de distribución, venta e impuestos, es mucho mayor, y depende de cada estado.
“Después de estas caídas en los precios de los combustibles, volveremos al incómodo patrón de inflación en torno al 0,5%, 0,6% mensual. Esto no es lo que vimos a principios de año, cuando todo subía, pero la inflación sigue siendo bastante alta”, destacó Luciano Sobral, economista jefe de Neo Investimentos, sobre la trayectoria del precio en los siguientes meses, que proyecta un IPCA de 7 4% en 2022.
El impacto en la carrera electoral
El gobierno apuesta a que la caída de los precios será clave para las chances electorales de Bolsonaro en las elecciones generales del 2 de octubre próximo, en las que se enfrentará, entre otros, al exmandatario Luiz Inacio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT).
La ventaja de Lula sobre Bolsonaro se redujo a siete puntos de cara a las elecciones de octubre, según un nuevo sondeo publicado este lunes. El líder del PT cuenta con el 41% de intención de voto, frente al 34% de su adversario de extrema derecha, según la encuesta telefónica de BTG/FSB.
Agencia AFP y diario O Globo