David Benavidez, el monstruoso peleador mexicano que Canelo Álvarez se niega a enfrentar
David Benavidez entendió que su momento estelar, derrotar a Caleb Plant, debía servir como plataforma para lanzar, una vez más, el reto que ha dado sentido a su carrera en los últimos tres años: llamar a Saúl 'Canelo' Álvarez y proponerle una pelea tan pronto como en este mismo año. “Tengo mucho respeto por Canelo, pero él debe darme la oportunidad ahora. Es lo que todos quieren ver, yo contra Canelo; hagamos que suceda en septiembre", expresó el peleador nacido en Phoenix, Arizona, de padre mexicano y madre ecuatoriana.
Anteriormente conocido como el Bandera Roja, Benavidez ha decidido que quiere mezclar su sangre con el estilo avasallador que ha mostrado desde su debut como profesional: su nuevo apodo es The Mexican Monster. Benavidez tuvo el sábado, en el MGM Grand de Las Vegas, la pelea más grande de su historial invicto (27 peleas, todas ganadas, y 23 por nocaut). Fue contra el excampeón del mundo de peso supermediano Caleb Plant, rival de Canelo Álvarez en noviembre de 2021.
La pelea se calentó durante mucho tiempo y entró en el ámbito personal, con insultos desmedidos de lado y lado. Pero más allá de la verborrea, este choque ofrecía una posibilidad para el ganador: el derecho moral de enfrentar a Canelo. Por vez primera en el caso de Benavidez; una revancha, para Plant. Fue un duelo de estilos: la agresividad imparable del Monstruo Mexicano contra el estilo esgrimista, calculador y defensivo, de Sweethands Plant.
La primera parte de la pelea fue un coreografía perfecta para Plant: veía los golpes llegar y los esquivaba con maestría. Y cuando el rival presionaba para recortar distancia, recurría a los abrazos para protegerse y, también, desesperar a Benavidez. Esa táctica murió en la segunda mitad del combate, cuando los puñetazos de David comenzaron a entrar limpios. No hubo piedad. Plant se abrió la cabeza y desde el noveno round en adelante se dedicó a sobrevivir entre una necedad propia, al no querer darse por vencido, y una negligencia evidente de su esquina y del referí Kenny Bayless, que no detuvieron la pelea a pesar de que era evidente que Plant no podía más.
Benavidez brutalizó a un excampeón del mundo al que ya ni los abrazos ponían a salvo. Durante los últimos episodios, una comparación reinó en la mente de todos los espectadores: Canelo necesitó de once rounds para detener a Plant. ¿Podría hacer lo mismo Benavidez? No pudo y, sin embargo, la sensación generalizada fue que Benavidez le hizo más daño a Plant que Canelo. Benavidez es hoy el mejor peso supermediano (168 libras) del mundo sin cinturón. Y eso es lógico porque todos los títulos de esa división los tiene en su poder Canelo Álvarez.
Un dopaje y una derrota contra el rival más doloroso
Errores grotescos le han alargado a Benavidez el camino a la consagración. Fue el campeón del mundo supermediano más joven de la historia, cuando capturó su primer cincho en 2017, a los 20 años cumplidos, contra el rumano Ronald Gravil. Un año después Benavidez perdió el campeonato por haber dado positivo a cocaína en una prueba realizada por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Además de perder el título, Benavidez fue suspendido durante seis meses.
2019 apuntaba a ser el comienzo de una redención. En septiembre, Benavidez venció a Anthony Dirrell para recuperar el título que no perdió arriba del ring. Pero faltaba otra penuria más al año siguiente. Ahora fue en la báscula: no dio las 168 libras (marcó 170.8) y aunque derrotó a su rival, Roamer Alexis Angulo, no fue elegible para defender el campeonato, que quedó vacante y, cuatro meses más tarde, capturado por Canelo en su pelea ante Callum Smith.
Benavidez ha retado un sinfín de veces, sin éxito, a Álvarez, que lo ha desestimado hasta el hartazgo. La acusación del Mexican Monster de "no haberle ganado a nadie" ya no existe: demolió a Caleb Plant. Es, además, campeón interino del CMB, es decir, el primer hombre en la fila para una pelea de título mundial con Canelo. Es cierto que Canelo tiene poco que demostrar a estas alturas de su carrera, y él lo sabe: “Eso ha estado sucediendo toda mi vida, cuando vencí a un peleador, piden a otro y cuando lo vencí, piden a otro más. Así es como es. Tengo mis objetivos este año y después de eso, veremos qué pasa", expresó sobre la posibilidad de enfrentar a Benavidez —en mayo se medirá con John Ryder en México y para septiembre ha manifestado su interés de realizar la revancha con Dmitry Bivol—.
Los organismos no han obligado a Canelo a hacer sus defensas mandatorias y ese es otro reproche constante: si no quiere pelear con Benavidez, al menos debería dejar vacante algún cinturón de los cuatro que tiene (particularmente el del CMB, organismo que tiene como campeón interino a Benavidez) para que alguien más los pueda disputar. Pero no es así. Canelo ni quiere la pelea contra el retador número uno ni tampoco quiere desprenderse del cinturón. Todos los organismos (CMB, FIB, AMB y OMB) despojaron de sus cinturones el campeón indiscutido de peso superligero Josh Taylor: el escocés fue rechazando cada una de las peleas obligatorias porque quería hacer una revancha con Jack Catterall. Pagó el precio: quedarse sin ninguno de los títulos mundiales.
Fue algo justo, porque para eso pelean y ascienden en las clasificaciones los peleadores retadores. Pero esa rigidez se aplica selectivamente. Canelo podrá postergar la pelea cuanto quiera. Pero hay una certidumbre: si no lo quiere enfrentar ahora, lo hará después. Y ahí ya no será lo mismo. Benavidez seguirá mejorando y Canelo ya no puede mejorar más. Todavía está en su momento cumbre, pero todo tiene un fin. Y el tiempo no perdona en un deporte en el que, además, no puede haber dos leones en la misma época.
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