David Benavidez, el “boxeador prohibido” que va ante el huidizo Demetrius Andrade mientras sigue esperando por Canelo Álvarez

David Benavidez se medirá con Demetrius Andrade con la mente puesta en un futuro choque con Canelo Álvarez
David Benavidez se medirá con Demetrius Andrade con la mente puesta en un futuro choque con Canelo Álvarez

Aquel título periodístico de la entrevista realizada al boxeador cubano José Ángel Mantequilla Nápoles por el sagaz Jorge Che Ventura, corresponsal de la revista El Gráfico en México, fue tan claro como atractivo: “El boxeador prohibido”. Lo leímos en 1968, hace muchos años. Y no lo olvidamos jamás. Sobre todo hoy, que esta historia se repite.

El reportaje aludía a la marginación de Nápoles, afincado en tierras aztecas tras la abolición del boxeo profesional por el gobierno de Fidel Castro y por el destrato sufrido por parte de la Asociación Mundial de Boxeo, único organismo de fuste por entonces, para poder pelear por el titulo mundial welter con el norteamericano Curtis Cokes. ¿Por qué? Porque todos querían proteger a otro púgil. ¿A quién? A Emile Griffith, el hombre mimado del Madison Square Garden, y quitar para siempre del circuito a Mantequilla, quien parecía invencible. Por fortuna eso no ocurrió y el cubano se consagró en 1969.

Este caso se asemeja a la situación adversa protagonizada actualmente por el estadounidense David Benavidez, que desde hace tiempo desafía y pretende boxear con el líder de la última década: Saúl Canelo Álvarez, pero los hombres del negocio lo marginan y lo niegan. Lo ignoran para este gran combate que todos quieren ver: Canelo vs Benavidez. ¿Por miedo a perder? Sin embargo, él sigue firme: vapuleando a sus rivales.

David Benavidez vs. Demetrius Andrade será una de las últimas peleas que transmitirá Showtime
David Benavidez vs. Demetrius Andrade será una de las últimas peleas que transmitirá Showtime

Benavidez expondrá este sábado el título mundial supermediano (CMB) interino frente a un retador difícil y desconfiado, Demetrius Andrade, un zurdo de 35 años, ganador de sus 32 cotejos (19 KO), exposeedor de dos coronas mundiales (mediano junior y mediano OMB) gestadas en base a un estilo huidizo y defensivo, muy complejo para descifrar y frustrante para todos sus oponentes. Sin embargo, Benavidez arriesgará muchísimo esta medianoche en el hotel casino Mandalay Bay de Las Vegas, desde donde televisará ESPN.

Mas allá del análisis del cotejo ante Andrade -un retador que pelea para sí mismo sin importarle el espectáculo y enfocado en las ventajas de su propia puntuación-, Benavidez litigará con dos objetivos a la vez en esta ocasión: la exposición del cetro y la suba de sus acciones -más aun- para convertir en una cita impostergable su duelo ante Canelo, que tendría una fecha ideal en el calendario 2024: 5 de mayo, fecha sagrada para México. La pelea iría en Las Vegas, como parte de los festejos de la gran batalla del ejército mexicano ante la milicia francesa. Un suceso del turismo azteca en el estado de Nevada.

Benavidez tiene 26 años y un récord de 27 victorias consecutivas (23 KO). Vivió una infancia durísima en Phoenix, Arizona, donde sufrió la prematura separación de sus padres, huyó de las balaceras barriales y hasta durmió en una automóvil. Apodado Bandera roja por su manager Sampson Lewkowicz, ligado a las peleas mundialistas desde 2017, litigó con suspensiones por doping y con excesos de kilos en los pesajes oficiales que lo llevaron a resignar y reconquistar sus diademas. Sin embargo, borró todo tipos de dudas con sus últimos triunfos ante Anthony Dirrell y Caleb Plant. Demoliendo, a su manera.

De gran porte y poco estilo. De gran pegada y poca defensa. Disfruta el armado del K.O. Así es su alma sobre el cuadrilátero.

Benavidez representa a la legión de los perseguidos por la industria de este oficio. Aquellos que constituyen una gran amenaza deportiva para el crédito del momento. Hubo cientos de casos como éste en el armado del boxeo y para sobrevivir deberá sobrepasar un obstáculo llamado Andrade, dueño de todas las mañas del ring que puedan llevarlo a caer en su trampa. Y deberá sortearlas, una a una, tal si fuesen casilleros del juego de la oca.