El crecimiento de pádel femenino y mundial: las cifras y claves de un fenómeno que está resurgiendo
El pádel está invadiendo el mundo, ¿y las mujeres están invadiendo el pádel? Ciento treinta países cuentan con canchas de pádel, se calcula 30 millones de jugadores a nivel global y en Argentina ya hay 7000 de esas peceras de vidrio de 20 por 10 metros. Cada vez más mujeres se inician en el pádel, en muchos casos, como el primer deporte de sus vidas. ¿Qué hace que el mapa de esta disciplina esté cambiando tan rápido? Un fenómeno mundial, que en nuestro país está presentando un giro inesperado. ¿Cuál es el nuevo rumbo, del que muchos aseguran, es el deporte del futuro?
“Hoy son un 35% de mujeres, pero vienen en crecimiento constante. En cinco años me imagino que estarán 50 y 50″, vaticina Luis Merlo, director deportivo de cuatro clubes de pádel. Más allá de los profesores que dirige, Luis se dedica ahora a entrenadores profesionales y observa: “Las mujeres están entrenando con muchas ganas, y con la misma seriedad que los hombres”.
Pablo Guetti es quien gerencia esos clubes, que entre los cuatro suman 23 canchas en la Ciudad de Buenos Aires. “Las mujeres, en los turnos de la mañana y con las clases con profes, ya están generando la misma ocupación que los hombres”, asegura. En esa línea coincide Fernando Tolotto, encargado de ocho canchas en Tortuguitas: “Las mujeres han empujado el crecimiento de los turnos diurnos. A diferencia de los hombres, que vienen más en pareja, las mujeres se suelen mover en grupo. Algunos, incluso, superan las 60 jugadoras”.
¿De dónde vienen? ¿A dónde van? ¿Qué buscan esos grupos de mujeres que se suman? “Veo muchas más que llegan del hockey que del fútbol”, analiza Nicolás Pazos, vinculado al pádel desde hace casi tres décadas y director deportivo de cinco canchas en la ciudad de Lobos. “Muchas nunca practicaron ningún deporte en su vida, y por eso quedan fascinadas, por todo lo que el deporte brinda. No solo la actividad física o la vida sana, sino también mucha sociabilización”.
Pazos, que empezó en 1998 en la Ciudad de Buenos Aires, vio el momento más bajo del pádel y su posterior renacer. “Las mujeres suelen tener mayor flexibilidad de horarios y así conseguir más turnos de clases. Con ello están creciendo mucho a nivel competitivo. También hacen grupos nuevos; los hombres suelen sumarse con los amigos de siempre o los compañeros del fútbol. Las mujeres arman grupos nuevos para jugar más”.
“Es que las mujeres no solemos tener club. Entonces encontramos en el pádel un punto de encuentro”, explica Victoria White, que junto con Carolina Miguens y Josefina Arauz Castex crearon Game Gana, un servicio que nació por el impulso de las propias mujeres. Victoria, Carolina y Josefina junto con una amiga más empezaron a jugar siempre juntas, sumando más días cada semana. Hasta que se les dio por invitar a otras amigas. Ellas les contaron a otras y se empezaron a hacer juntadas cada vez más grandes. Alquilaban varias canchas en simultáneo, organizaban partidos. El objetivo no era tanto la competición como encontrarse con otras mujeres que compartieran las mismas ganas. Así lo ve Victoria: “Es un deporte muy noble, en el que todos pueden entrar rápido. Más allá de la técnica, es muy accesible”.
“Game Gana fue creciendo a la par de las mujeres. Pedían más y más torneos, después nos pedían llevar los torneos a sus empresas, luego querían viajes, giras... y así fuimos encontrando espacios lúdicos y competitivos, combinando placer, diversión y competencia entre las mujeres”, explica Victoria sobre lo que empezó como un juego entre amigas y terminó como un trabajo. Pero un trabajo que lo vive así: “Al ser un deporte que se juega 360 grados, activa una parte muy particular del cerebro. Libera oxitocina, por eso la gente se copa. Es una bella adicción”.
Lo de Victoria y sus amigas no es casualidad. En simultáneo, sin planificar, hace cinco años Mercedes García Mansilla vivió algo similar junto a Celina Repetto. “Comenzamos a jugar a los 40 al fútbol, pero jugábamos contra chicas de 20 y nos empezamos a lesionar”, explica Mercedes. “Así que cambiamos de deporte, probamos el pádel y nos divertimos mucho. Armamos grupos, alquilábamos varias canchas, nos quedábamos luego a comer”.
Mercedes se entusiasmó tanto que hizo el curso del profesorado de la Asociación Pádel Argentina (APA). Llamaron al emprendimiento We Padel: “Hacemos encuentros, torneos, cumpleaños, queremos meterle viajes. Nuestra visión es invertir tiempo en el grupo humano, que nos sigue a todos lados”.
“Nos dimos cuenta de que en el proceso de jugar había muchísimo más: levantar el ánimo, mostrarles que se puede mejorar sin importar la edad que tengamos, que nos podemos divertir y que podemos jugar como cuando éramos chicos”, analiza Mercedes. “Nosotras las vemos como un gran equipo; se alientan, se felicitan... Van creciendo y mejorando. Cómo espectadoras es un gran orgullo verlas progresar. Hay un grupo humano muy lindo atrás de este deporte que quiere unirse y motivarse”.
Mucho antes que se sumaran todas estas jugadoras, que esta camada nueva empuje el crecimiento del pádel, Cecilia Reiter ya deslumbraba con su juego. Dos veces campeona del mundo con la selección argentina, hoy acompaña el crecimiento de las jugadoras profesionales. “Luego de la pandemia fue una explosión. Este crecimiento trajo a muchas mujeres nuevas y más jóvenes, pero también a quienes lo habían practicado en los ‘90. Que esté de moda y en las pantallas, llamó a muchas mujeres”.
“Creo que también tiene que ver con que haya más clubes, más grandes, más lindos. Se organizan torneos, grupos de juego”, se extiende Cecilia. “Creo que el presente de Delfina [Brea, número 5 del mundo] ayuda a sumar mujeres, tanto amateurs como profesionales. Las jugadoras más jóvenes tienen una figura a quien copiar. También Claudia Jensen, María Laura Ferreira de Chaco, Daiara Valenzuela de Neuquén, las tres con 18 años, son chicas que muestran un gran futuro”.
Cómo gira el pádel a nivel mundial
Las recientes estadísticas de la Federación Internacional de Pádel (FIP) muestran que Argentina sigue una tendencia que se replica en todo el planeta. De esos 30 millones de jugadores amateurs que calcula, un 40% son mujeres. Más allá de la fuerte presencia argentina en el ranking mundial, hoy es un deporte que crece de Europa al mundo. Allí están el 60% de los aficionados. Y en el Viejo Continente el gran impulsor es España, que cuenta con 16.000 canchas de las 60.000 que hay esparcidas por el planeta. El segundo país en cantidad de canchas no es Argentina, también está en Europa.
Italia muestra 9.000 canchas y quizá por eso los profesionales lo anticipan como el primer país que va a luchar por un lugar fuerte en el ranking, hoy dominado por Argentina y España. Si bien aún no tiene jugadores en el top ten, es el tercer país que más profesionales suma al top 300. Luego lo siguen Francia y Holanda.
Volviendo a los aficionados y sus canchas, Argentina está en la tercera ubicación con 7.000 canchas. Se estiman 1.400.000 jugadores (similar cantidad de jugadores cuenta Italia). En Sudamérica acompaña el crecimiento Chile, con 2.300 canchas (sexto a nivel mundial) y Paraguay, con 2.000 (octavo). Brasil a pesar de su tamaño y de haber tenido el primer número uno del mundo no argentino -Pablo Lima- no entra entre los 15 primeros.
Asoma el futuro
Hay 71 países con federaciones de pádel miembros de la FIP, 30 más que hace tres años. Allí se cimienta el crecimiento de un deporte que ofrece un nivel fácil de iniciación técnica. Poco espacio necesario para la práctica y la comodidad de poder jugarse bajo techo. La posibilidad de nivelar los distintos jugadores al combinar las parejas y la sociabilización que eso ofrece.
En la Argentina, año a año hay más canchas, más mujeres, más jugadores en general. Se ve en las estadísticas, pero también en la calle y en las pantallas. El crecimiento parece incontenible, y hace ya tiempo que el pádel dejó de ser un juego para convertirse en un deporte.