Sean Combs resolvió una demanda, pero sus problemas recién habían empezado

Police officers blocked off the road during a raid of a home in Los Angeles tied to Mr. Combs on Monday. (Jenna Schoenefeld/The New York Times)
Police officers blocked off the road during a raid of a home in Los Angeles tied to Mr. Combs on Monday. (Jenna Schoenefeld/The New York Times)

En noviembre, el magnate del hip-hop negó las acusaciones de agresión sexual de su exnovia. Desde entonces, más demandas han afectado sus negocios y su reputación.

Sean Combs tardó solo un día en llegar a un acuerdo sobre la explosiva demanda que, en noviembre, lo acusaba de violación y abusos físicos. Por un momento, pudo parecer que los abogados del magnate del hip-hop habían conseguido contener rápidamente el daño reputacional al que se enfrentaba.

Pero resultó que los problemas de Combs recién habían empezado.

Durante años, las acusaciones de violencia persiguieron a Combs, que desde la década de 1990 es conocido como Puff Daddy y Diddy. Sin embargo, estas acusaciones apenas afectaron su imagen pública de celebridad chabacana que aparecía en las columnas de chismes del espectáculo, una marca personal cristalizada en el nombre de su sello discográfico: Bad Boy o “chico malo”. Pero la demanda presentada en noviembre por su exnovia, Casandra Ventura —una cantante conocida como Cassie—, pareció abrir las compuertas.

Le siguieron una serie de otras demandas en las que se le acusaba de diversas formas de agresión sexual y mala conducta. Combs, de 54 años, ha negado con vehemencia todas las acusaciones, pero la denuncia gráfica y detallada de Ventura —y los titulares que siguieron— cambiaron esa narrativa hasta un punto que pone en peligro el imperio empresarial de Combs, y lo ha convertido en un paria en la industria de la música. Además, el lunes, una redada de las autoridades federales en dos de sus casas dio a entender que las autoridades están considerando posibles cargos criminales.

A medida que se acumulan las acusaciones contra Combs, sus lucrativos negocios —que, además de la música, han incluido la moda, dos marcas de licores, un canal de televisión por cable y una plataforma de comercio electrónico— se han visto amenazados. Y los empleados de Combs Global, su empresa, son ahora una fracción de lo que eran hace menos de un año.

Un acuerdo con el gigante de las bebidas alcohólicas Diageo era la fuente de gran parte de los ingresos de Combs Global y de la riqueza de Combs. Pero incluso antes de las recientes acusaciones, había indicios de que la colaboración se estaba resquebrajando. Combs demandó a Diageo el pasado mes de mayo, acusando a la empresa de racismo y de no apoyar una marca de tequila de la que eran socios, acusaciones que Diageo negó en documentos judiciales. La demanda se resolvió en enero, después de que se presentaran múltiples demandas por agresión sexual, y Diageo dijera que había cortado todos los lazos con Combs.

Un antiguo ejecutivo de Combs Global que abandonó la empresa en medio de las demandas contra Combs dijo que los problemas legales habían provocado un éxodo en la empresa, con muchos empleados, entre ellos altos ejecutivos, que se marcharon porque no querían seguir siendo asociados a la marca. Se produjeron oleadas de despidos en medio de la caída de los intereses empresariales de Combs, dijo el ex ejecutivo, y la división de licores —una importante fuente de ingresos— fue desmantelada. (Un representante de Combs y de sus empresas declinó hacer comentarios cuando se le preguntó por las salidas de empleados).

En noviembre, Combs abandonó la presidencia de Revolt, su cadena de televisión por cable y medio en línea.

A medida que sus negocios se desvanecen, Combs también se ha convertido en el centro de una larga campaña para que los hombres poderosos de la industria musical rindan cuentas por conducta sexual inapropiada. UltraViolet, un grupo de defensa de las mujeres que denunció a la industria musical por apoyar a R. Kelly, se ha centrado últimamente en Combs.

“Gracias a Cassie y a las otras tres mujeres que contaron sus historias, ahora todos conocemos al verdadero Sean Combs”, declaró Shaunna Thomas, directora ejecutiva de UltraViolet. “Sus acuerdos de marca se han hundido, sus compañeros artistas se han distanciado de él y le han pedido hacerse responsable, y aunque este año estaba nominado a los premios Grammy, no se presentó porque sabía que allí no sería bienvenido”.

Poco después de que se resolviera la demanda de Ventura, se presentaron otras tres demandas civiles de mujeres que acusaban a Combs de violación y agresión. Una mujer que presentó su demanda de forma anónima dijo que había sido violada en grupo por Combs y otros dos hombres en un estudio de grabación de Nueva York en 2003, cuando tenía 17 años. Esa demanda también acusaba a Combs de tráfico sexual, alegando que ella estaba con un socio de Combs en un salón de la zona de Detroit cuando Combs le pidió, por teléfono, que viajara con su socio a Nueva York en un jet privado.

Jonathan Davis, abogado de Combs, escribió en una declaración que la reputación de su cliente, y las de los otros dos hombres acusados en la demanda, habían sido “irreparablemente dañadas” y que las acusaciones “dieron lugar a que se convirtieran en víctimas del frenesí de la ‘cultura de la cancelación’ en los tribunales, mucho antes de que se haya presentado ninguna prueba, y sobre la base de acusaciones no corroboradas”.

La demanda de Ventura también acusaba a Combs de tráfico sexual, afirmando que pagaba para que trabajadores sexuales masculinos viajaran en avión hasta donde se encontraba, para después ordenar a Ventura que mantuviera relaciones sexuales con ellos delante de él.

En otra demanda presentada en febrero, un productor musical afirmó que Combs había mantenido contactos sexuales no consensuados y lo había obligado a contratar prostitutas y a participar en actos sexuales con ellas.

Combs ha negado todas las acusaciones en su contra. “Se han vertido contra mí acusaciones repugnantes por parte de individuos que buscan dinero fácil”, dijo en un comunicado en diciembre. “Permítanme ser absolutamente claro: yo no hice ninguna de las cosas horribles que se alegan”.

En los últimos meses, los fiscales federales del Distrito Sur de Nueva York han estado dirigiendo en silencio una investigación en la que realizan entrevistas a posibles testigos de las acusaciones de agresión sexual cometidas por Combs, de acuerdo con una persona familiarizada con estas conversaciones.

Eso llevó a las redadas en las casas de Combs en Los Ángeles y Miami Beach por agentes federales que fueron vistos retirando computadoras y otros dispositivos electrónicos. Combs también fue detenido en un aeropuerto de la zona de Miami, al parecer de camino a las Bahamas con miembros de su familia. Según una persona con conocimiento del asunto, los agentes se llevaron varios dispositivos de Combs, aunque este no fue detenido. Un abogado de Combs, Aaron Dyer, calificó las redadas de “demostración excesiva de fuerza” que daría lugar a un “juicio precipitado y prematuro contra Combs”.

Ha sido un cambio sorprendente para Combs, que tan recientemente como a finales de 2023 estaba siendo honrado por su carrera de tres décadas como productor, ejecutivo musical y artista. El año pasado, cuando el hip-hop celebró su aniversario número 50, Combs fue aclamado como innovador empresarial y recibió el galardón de icono mundial en los MTV Video Music Awards.

Hasta entonces, su legado parecía asegurado.

“Esto”, dijo al aceptar el premio, “es un sueño hecho realidad para mí”.

Ben Sisario cubre la industria musical. Escribe para el Times desde 1998. Más de Ben Sisario

Julia Jacobs es reportera de arte y cultura que a menudo cubre temas legales para el Times. Más de Julia Jacobs

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