El centro de París despierta con ganas de volver a la normalidad tras una semana de cierre

París, 27 jul (EFE).- El centro de París ha despertado este sábado con resaca tras una ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos espectacular, inaudita y pasada por agua, pero sobre todo con una actividad intensa para volver a la normalidad y sobre todo para los turistas, tras haber permanecido ocho días cerrada.

El tráfico y la circulación se ha ido restableciendo progresivamente desde primera hora de la mañana en toda la llamada "zona gris" en torno al río Sena, mientras decenas de operarios han empezado a desmontar las gradas que se habían puesto en algunos puentes o en el Trocadero, y sobre todo los kilómetros de vallas que la habían acordonado.

En el Museo del Louvre, varios cientos de turistas estaban desde antes de las 9.00 de la mañana haciendo cola en la parte exterior de la pirámide, a pocos cientos de metros del lugar en el que se encuentra la llama olímpica, en un globo aerostático amarrado en el centro del parque de las Tullerías.

Los comerciantes han vuelto a reabrir sus tiendas y restaurantes, que en su mayor parte llevaban con la persiana bajada al menos una semana, amargados por la experiencia, y por la desatención que consideran que han recibido por parte de las autoridades, y sobre todo con ganas de volver a trabajar y de ver entrar a los turistas.

Mina, que gestiona un restaurante en una de las calles más transitadas de l'Ile de la Cité, se queja, en declaraciones a EFE de que "indirectamente nos forzaron un poco a cerrar porque firmamos un decreto para no abrir el día 26, pero de hecho, todos fuimos cerrando progresivamente a partir del día 15".

Una larga semana sin clientes

La restauradora subraya que "no había nadie", ningún cliente, puesto que para llegar hasta esta zona era necesario obtener un código QR gracias a algún tipo de justificante, y quiere que la Administración le dé alguna compensación porque en tres días tiene que pagar los salarios de sus empleados.

"Sobre todo que nos paguen al menos por nuestros empleados, que el Estado nos pague los empleados por la pérdida de ingresos, al menos una compensación. No queremos enriquecernos, sino que nos den un mínimo para comprar mercancías, ya que hemos tenido que tirar mercancías porque estábamos cerrados".

Mina reconoce que no tiene "ni idea" sobre si una vez que se retiren todas las vallas que acordonaban el centro se volverá a la normalidad y tiene dudas sobre el impacto positivo de los Juegos Olímpicos para su negocio.

"Nosotros -subraya- somos tributarios de Notre Dame", que sigue en obras tras el incendio de abril de 2019, y está programada su reapertura al público en diciembre. "Trabajaremos de verdad -añade- cuando vuelva a abrir. En cuanto al impacto de los Juegos, no sé, tal vez en otros barrios".

Muchos otros comerciantes no quieren ponerse delante de las cámaras de televisión o delante de un micrófono, pero todos se quejan de la situación que han vivido desde que se cerró la "zona gris" el día 18, y ahora quieren pasar página y ver de nuevo a los turistas que entran en sus negocios.

Es lo que cuenta Pradeep, dependiente indio en una tienda de sourvenirs a escasos 300 metros de Notre Dame, que no cree que los turistas vayan a ser tan numerosos como antes porque con los Juegos se ha propagado entre ellos la idea de que todo iba a estar atestado: "No están viniendo como habitualmente".

Sus críticas van, en particular, a las restricciones que se han impuesto en el transporte público, con el cierre de algunas estaciones del metro y el bloqueo de algunas zonas por razones de seguridad. A su juicio, habrá que esperar dos o tres días a que todas las barreras desaparezcan y que el paisaje urbano pueda ser el habitual.

La Oficina de Turismo de París espera que durante el periodo de los Juegos Olímpicos (del 24 de julio al 11 de agosto) a la ciudad llegarán un 10,2 % más de turistas que el pasado año.

La tasa de ocupación de los hoteles en esta primera semana de competiciones es es del 85-90 %, en torno a un 20 % más que en las mismas fechas de 2023.

Y el precio medio de una habitación estos días es de 258 euros, frente a los 202 euros en julio del pasado año y 161 en agosto.

Ángel Calvo

(c) Agencia EFE