Burkina Faso, Mali y Níger, entre el desgaste terrorista y el aislamiento regional
Rabat, 2 feb (EFE).- Los grupos yihadistas siguen desgastando a los gobiernos golpistas de Burkina Faso, Mali y Níger con decenas de ataques mensuales mientras se consolida su acercamiento a Rusia y su aislamiento regional, tras su retirada de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao).
La región del Sahel, golpeada en los últimos años por ataques terroristas constantes, vive una profunda transformación geopolítica debido a las opciones radicales de los gobiernos militares de estos tres países, que llegaron al poder vía golpes de Estado consecutivos desde agosto de 2020.
El último giro de los tres países fue su retirada el pasado domingo de la Cedeao, formada por 15 naciones africanas, bajo acusaciones de estar "bajo la influencia de potencias extranjeras".
Ahora se abre la posibilidad de que abandonen también la Unión Económica y Monetaria de África Occidental (UEMOA) y su moneda comunitaria, el franco CFA, y una fuente diplomática de la Unión Africana consultada por EFE no descarta que se retiren de este organismo.
El terrorismo persiste
La toma del poder por los militares en los tres países, que han dado la espalda a su aliado tradicional Francia y se acercan cada vez más a Rusia, tuvo lugar en medio del descontento de la población con el Ejército por el ascenso de los ataques yihadistas.
Las juntas militares prometieron acabar con el yihadismo, pero los ataques persisten. Según la plataforma 'Armed Conflict Location & Event Data Project' (ACLED), que monitoriza la violencia en el mundo, en 2023 murieron en estos tres países 12.224 personas en ataques de grupos no estatales, frente a los 8.641 de un año antes.
Burkina Faso es la principal causa de esta subida (registró casi el doble de muertos) y lidera la clasificación, con 7.754 fallecidos en 2023, seguido de 3.363 en Mali y 1.107 en Níger.
Un análisis hecho por EFE de los ataques reivindicados por las organizaciones terroristas rivales del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (GAIM, vinculado a Al Qaeda) y el Estado Islámico (EI) desde el 18 de enero al 1 de febrero evidencia una intensificación de sus ataques, principalmente contra las fuerzas gubernamentales.
En esas dos semanas, GAIM anuncia haber perpetrado 16 ataques en los tres países, la mitad de ellos en Mali. Pero los más letales se cometieron en Burkina Faso, donde 26 soldados fueron asesinados en solo dos días, según su brazo propagandístico Az-Zalaqa.
Según las últimas estadísticas del EI publicadas en su revista semanal Al Nabae, el grupo asegura haber perpetrado 22 ataques en la región del Sahel en este periodo, con 44 muertos y heridos.
Víctimas civiles a manos de los militares
En estos asaltos, los terroristas matan a los militares y queman sus infraestructuras, pero también se apropian de su arsenal, vehículos, alimentos y combustible.
Suelen desplazarse en coches y motos y realizan irrupciones rápidas en los cuarteles de las fuerzas gubernamentales para retirarse antes de la llegada de refuerzos militares, normalmente en forma de drones.
Los yihadistas no se limitan a atacar al Ejército, sino que también cortan carreteras estratégicas y asedian ciudades. Desde que comenzó el año, en Mali han impedido la llegada de alimentos básicos a amplias zonas del norte y del este del país.
En ocasiones las fuerzas gubernamentales matan a civiles en sus reacciones, como ocurrió el pasado 25 de enero, cuando, según denuncia la ONU, el Ejército de Mali y "personal militar extranjero" (en referencia al grupo ruso de mercenarios Wagner) ejecutaron "de forma sumaria" a 25 personas en la región de Nara.
Human Rights Watch (HRW) denuncia que el Ejército de Burkina Faso organizó entre agosto y noviembre de 2023 tres ataques con drones dirigidos contra grupos yihadistas que mataron al menos a 60 civiles en el norte del país.
Con la brújula en Moscú
Los regímenes militares de los tres países rompieron sus relaciones militares y diplomáticas con su ex potencia colonial, Francia, y se acercaron de forma rápida a Rusia, donde buscan mercenarios, armas, asociación económica y apoyo diplomático.
El pasado 19 de enero, el primer ministro del gobierno golpista nigerino, Ali Lamine Mahaman Zeine, afirmó durante una visita a Moscú que Rusia ayudará a Níger en el campo de la minería y de la industria petrolífera.
Mientras los efectivos de Wagner luchan codo con codo con las fuerzas malienses, un comandante del Ejército burkinés confirmó este martes a EFE la llegada de un centenar de soldados rusos al país para "garantizar la seguridad" del jefe del Estado y entrenar a las tropas antiterroristas.
A principios del pasado mes de diciembre, el presidente maliense, coronel Assimi Goita, recibió una delegación ministerial rusa para tratar el inminente envío de expertos rusos de sectores como la defensa, la minería y la energía.
Mohamed Siali
(c) Agencia EFE