Brasil evoca el golpe de 1964 y cree que los militares de hoy impidieron otro en 2023

Brasilia, 30 mar (EFE).- Brasil recuerda este domingo el golpe de 1964, que inauguró una dictadura que duró 21 años, y lo hace con la presunción de que los militares de hoy impidieron que la historia se repitiera en 2023, contra el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.

El 60 aniversario del movimiento que entre el 31 de marzo y el 1 de abril de 1964 derrocó al presidente João Goulart coincide con la investigación sobre una presunta conspiración para impedir la investidura de Lula, el 1 de enero de 2023, y el asalto a los tres poderes lanzado una semana después por activistas de ultraderecha.

Hasta ahora, existen indicios de que el expresidente Jair Bolsonaro, líder de una extrema derecha nostálgica de la dictadura de 1964, intentó convencer a los militares de alzarse contra la victoria electoral de Lula, pero el generalato se negó a la aventura.

Para muchos analistas, el contexto ahora era otro, aunque existen algunas similitudes con el pensamiento de una ultraderecha que ha renacido en el mundo en los últimos años.

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En 1964, tiempos de Guerra Fría, el golpe fue alentado por la elite económica y la prensa, y tuvo el apoyo de Estados Unidos, según ha admitido ese país en documentos desclasificados.

Esta vez, por lo descubierto hasta ahora, solamente algunos empresarios del campo habrían respaldado la conspiración.

¿Espíritu democrático o falta de apoyo?

Para la historiadora Vania Cury, que ha estudiado durante años el movimiento de 1964, si bien las Fuerzas Armadas no respaldaron el presunto intento de Bolsonaro, lo hicieron "convencidos de que esta vez serían derrotados" y no por una clara convicción democrática.

Cury hace un paralelo entre el discurso de los golpistas de 1964 y el sustentado por Bolsonaro entre 2019 y 2022, durante una gestión en que los militares ocuparon los principales cargos del Gobierno.

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"Se volvió a hablar de la lucha contra el comunismo", fueron otra vez combatidos "la reforma agraria, los movimientos sociales y los indígenas", se "acorraló a los colectivos negros y homosexuales" y se "atacó" a la cultura, todo con la misma línea ideológica de 1964, declaró Cury a EFE.

Sostuvo además que tanto la gestión de Bolsonaro como su presunto intento de atentar contra el resultado de las urnas en los comicios de 2022 fue respaldada por algunos sectores castrenses, pero sobre todo por organismos policiales que mantienen las mismas "estructuras represivas" del régimen militar.

Cury, autora del libro "¿Cómo salimos de la dictadura?" (Mórula, 2023), explica la persistencia de esas estructuras dentro del propio Estado en la "vocación para la conciliación" que domina la política brasileña, que marcó el fin del régimen de 1964 pero al mismo tiempo "permitió consolidar el poder dominante" en la época.

"Los militares consideraron el regreso de la democracia como una concesión de ellos mismos", pese a que la sociedad ya tenía tiempo en las calles contra un régimen que finalmente aceptaría una salida electoral en 1985, indicó.

La deuda con la memoria y la justicia

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A diferencia de lo que sucedió en otros países de la región que sufrieron cruentas dictaduras en los años 60 y 70, Brasil no juzgó a los responsables de delitos de lesa humanidad cometidos durante el período militar.

"Hubo un acuerdo conciliatorio", insistió Cury en relación a una amplia amnistía dictada por el régimen en 1979, que benefició tanto a quienes combatieron la dictadura como a los torturadores.

Eso atenazó los intentos posteriores en favor de la memoria y la justicia, pero según la historiadora "no es suficiente para explicar el proceso" que condujo a la redemocratización del país y el rumbo que tomó posteriormente, con las libertades reconquistadas.

Su conclusión es que "el gran acuerdo que articuló el camino de la dictadura a la democracia, sin ningún riesgo palpable, sirvió para consolidar las estructuras de poder dominante" y "perpetuar un modelo social y económico que ya prevalecía" desde antes de 1964.

Eduardo Davis

(c) Agencia EFE