Brasil-Argentina: la Conmebol y la FIFA se disputan la responsabilidad por los incidentes del Maracaná
Al día siguiente del triunfo de la selección argentina por 1-0 sobre Brasil en el Maracaná por las eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial 2026, que estuvo precedido por episodios de violencia y represión policial hacia los hinchas visitantes que forzaron que se postergue durante media hora, la Conmebol y la FIFA enviaron sendos comunicados para hacerse eco de lo sucedido. No obstante, en ambos mensajes, cada entidad le transfiere la responsabilidad a la otra de actuar en consecuencia.
En primer lugar se expresó la máxima autoridad del fútbol mundial, Gianni Infantino, en una historia de Instagram con un tono condenatorio: “La violencia en el fútbol es totalmente inaceptable, tanto dentro como fuera del campo de juego. Este tipo de sucesos, como los ocurridos durante el partido de clasificación para la Copa del Mundo de la FIFA entre Brasil y Argentina en el estadio Maracaná, son inaceptables en nuestro deporte y en nuestra sociedad”.
“Sin excepción, todos los jugadores, simpatizantes, personal y directivos tienen que sentirse seguros y protegidos para poder jugar y disfrutar del fútbol, y solicito a las correspondientes autoridades que garanticen que esto se respete en todos los ámbitos”, concluyó su mensaje el suizo.
Posteriormente llegó el comunicado del ente regulador sudamericano, que inicialmente expresó el mismo sentimiento: “La CONMEBOL condena toda forma de violencia y cooperará siempre con acciones que apunten a desterrar la violencia, el racismo, la xenofobia y la discriminación. En este sentido, la Confederación Sudamericana viene trabajando sistemáticamente en la erradicación de este flagelo que afecta al fútbol sudamericano y mundial; y se pone a disposición para continuar colaborando en toda iniciativa que busque erradicar la intolerancia y la violencia en el deporte”.
No obstante, sobre el final de su mensaje, el organismo presidido por el paraguayo Alejandro Domínguez fue explícito al desligarse de la responsabilidad de tomar medidas al respecto: “Asimismo, deja constancia que la CONMEBOL no es organizadora de las clasificatorias a la Copa del Mundo . La elaboración de las normas que rigen la clasificatoria, así como la decisión de abrir una investigación y la aplicación de eventuales sanciones, son atribuciones exclusivas de la FIFA”.
En tanto, el máximo ente del fútbol mundial aún no comentó acerca de la posibilidad de elevar sanciones como consecuencia de lo ocurrido, dado que para abrir la investigación primero necesitan hacerse con el informe del partido por parte del árbitro Piero Maza.
Los incidentes comenzaron mientras sonaban los himnos nacionales de ambos países, cuando algunos simpatizantes brasileños comenzaron a silbar mientras cantaban los argentinos. Esto provocó la reacción de la parcialidad visitante, y cuando comenzaron a incrementar las tensiones se involucró el personal policial de Río de Janeiro, que atacó a los albicelestes con palos para dispersarlos. Poco después se divulgaron imágenes de hinchas siendo llevados en camilla, con mucha sangre brotando de su cabeza.
En principio, poco antes de que arranque el duelo, los jugadores argentinos se acercaron a la tribuna detrás del arco para intentar frenar la acción policial y calmar los ánimos para que se dispute el encuentro, e incluso Emiliano Martínez intervino para frenar a uno de los efectivos. Sin embargo, cuando se percataron de que la situación no mejoraba, el capitán Lionel Messi guió al resto de sus compañeros a regresar al vestuario y no salir hasta que se resuelva el conflicto, algo que ocurrió veinte minutos más tarde. El partido terminó arrancando a las 22, media hora más tarde de lo estipulado.
Al término del partido hubo señalamientos hacia la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) por no separar a ambas parcialidades como suele ocurrir en los partidos entre clubes, pero alegaron que en competencias de FIFA y Conmebol no se suele hacer esa división. Esta decisión fue criticada por el Coronel Vágner Ferreira, la máxima autoridad policial en el estadio esa noche, en declaraciones a SporTV: “Normalmente, en todos los partidos hay un área para el público local y otra para los visitantes. Hoy, el gran problema para la seguridad pública e individual fue la forma en que las entradas fueron vendidas, y se mezclaron todos en el Maracaná”.
Aún así, Ferreira defendió el accionar de la seguridad en el estadio, alegando que pudo ser más contundente: “Toda acción tiene su reacción. Algunos hinchas tienen un historial de confrontación con las fuerzas de seguridad. Creo que esa fue la causa. Fue necesario usar cada vez más fuerza. En principio hicimos advertencias verbales. Luego tuvimos que usar los bastones. No usamos balas de goma ni gas lacrimógeno, fuimos muy técnicos”.