Boca: los mensajes de Jorge Almirón de cara a sus 10 días más frenéticos y el contraste con los gestos de Juan Román Riquelme
No hay más obstáculos que le impidan a Boca visualizar exclusivamente el partido tan esperado, el primero frente a Palmeiras. Esa obsesión por la semifinal de la Copa Libertadores estuvo en el medio de los cinco compromisos que disputó desde que festejó los penales frente a Racing. Se preparó. ¿Pero se preparó bien o no tan bien como hubiera planificado su DT?. Jorge Almirón terminó el sábado con la necesidad de enviar mensajes hacia las tribunas, pero también a su vestuario. El mejor equipo argentino del continente se mareó en estos 26 días. No llegó a tumbarse por la fortaleza que le regaló lo logrado en Avellaneda, pero no terminó siendo más que un apoyo en un andar que pasó a ser desconcertante, perdido y constantemente hacia atrás. Llega en mal estado al cruce con el “cuco”, su entrenador se esfuerza en transmitir optimismo y Juan Román Riquelme baja su cabeza en el palco y se apoya en sus brazos ante tanta desazón.
El vicepresidente segundo empieza a marcar un contraste. Con cada uno de los cuatro técnicos que él decidió poner a cargo del plantel xeneize, el equipo tuvo enormes baches de fútbol y, por consecuencia, resultados preocupantes. No obstante, siempre que al frente hubo un hombre de espalda azul y oro (Miguel Ángel Russo, Sebastián Battaglia o Hugo Ibarra), Riquelme se mostró con esa expresión corporal y facial con la que le baja el tono a esos momentos.
Por ejemplo, nunca encendió la alarma por las veces que Agustín Rossi fue el sostén, en penales o partidos, de un Boca falto de ideas. En cambio, por estos días sí puso los ojos en la influencia de Sergio Romero: “Contra Almagro (Copa Argentina) ganábamos 2-0, nos empataron y se tiene que aprender de esas cosas. Ojalá que no vuelva a pasar porque nos puede dejar afuera. Algún día, el arquero puede no atajar los penales”.
El Boca de Almirón coquetea con eso hace tiempo, pero ahora es más preocupante: ya no se trata de un juego en el que un resultado le sienta mejor por terminar llevando al rival a la comodidad y confianza que siente desde los doce pasos, sino que el equipo transmite no poder imponerse ni crecer. Desde los cuartos de final se llenó de dudas.
“Podía haber cuidado a varios de los que creo que van a jugar, pero el último partido de ellos habría sido el de Defensa y Justicia (hace diez días) y llegar a una instancia tan importante sin ritmo hubiera sido complejo. No podíamos especular”, fue la explicación del técnico tras la igualdad con Lanús, en la Bombonera. Sin embargo, también –en realidad- le urgía observar una función más de su estructura mayormente titular. Las anteriores no habían sido buenas y necesitaba que esos jugadores transmitieran la serenidad de estar enfocados.
Si ya respiraba un aire confuso, el 1-1 del mal encuentro ante el “Granate” deja al Mundo Boca sin respuestas seguras acerca de quién es el indicado en cada puesto. Almirón puede tenerlas, pero es difícil creer que esa cabeza anote once apellidos sin permitirse dudar, al menos, una vez. Por ejemplo, entre las sorpresas que acostumbra a meter minutos antes de los compromisos, Luis Advíncula fue –esta vez- el que iba a ser titular, pero lo sentó en el banco y probó con dos extremos puros como Lucas Janson y Exequiel Zeballos. ¿Ahora el peruano volverá a meterse? ¿Por cuál de los dos? ¿Alguno de esos delanteros tiene el lugar asegurado?
El DT, ante cada tropiezo o susto (cayó con Tigre y Defensa, un equipo del ascenso lo llevó a los penales y apenas goleó a Central Córdoba, pero gracias a los suplentes), casi que repitió la misma frase: “El equipo va a llegar bien a Palmeiras”. Este sábado, tras la paridad en su casa, necesitó completar y complementar más esa sensación: “En la cabeza de todos juega el partido del jueves, pero ese día habrá otra energía. Hay que jugar de otra manera, con otro vértigo que el jugador conoce. Será otra cosa”, pareció hablarle al plantel desde la conferencia de prensa.
“Estos jugadores saben jugar este tipo de partidos que se vienen. Confío muchísimo en ellos, en el grupo. El equipo está fuerte. La cancha va a explotar y el equipo va a responder”, también pareció pedirle al hincha que no pierda la fe de ver otro espíritu y un resultado mucho más feliz en el primer desquite.
Las dudas de Boca ante Lanús
Incluso, la última prueba salió mal desde el desgaste y lo que vendrá. Claro que la prioridad es la semifinal, pero el calendario quiso que River lo visite entremedio, el próximo fin de semana: el cansancio también será mental. “Tendré que tomar decisiones, ver cómo terminan físicamente y pensar bien lo que conviene para el clásico, pero primero pensamos en el jueves”, añadió, evidenciando que ya piensa en otra jornada que puede ser importante.
Una cosa parece tener claro Almirón: no dio vueltas con la posibilidad de enfrentar a los brasileños con una línea de cinco defensores. La táctica parece darle más tranquilidad que el nivel de sus jugadores. “Sabemos jugar con tres centrales como lo hicimos contra Racing, pero ellos jugaron con extremos: jugamos mano a mano. Palmeiras tiene cuatro volantes, juegan con dos mediapuntas libres y un doble volante de contención que tiene manejo. Nuestros centrales no tendrían referencias y, al volantear los de ellos, les quedaría largo el campo”, explicó.
La reacción de Juan Román Riquelme tras el empate de Boca ante Lanús por 1 a 1#LPFxTNTSports pic.twitter.com/Q838akQ7IQ
— TNT Sports Argentina (@TNTSportsAR) September 23, 2023
Se insiste: a Jorge Almirón le gusta el misterio y el as bajo la manga. Incluso, esa pizarra puede ser el movimiento de distracción. No obstante, a Boca le urge dejar de confundirse, precisando –ante todo- seguridades, algo que no logró: empeoró hasta la cara de las alegrías que le causaron las clasificaciones coperas por penales.