Búsqueda de Loan | Las hipótesis de la hermana Martha Pelloni sobre el caso: “Acá se hizo todo mal”

la hermana Martha Pelloni, coordinadora de la Red Infancia Robada y religiosa de la Congregación de Carmelitas Misioneras Teresianas
la hermana Martha Pelloni, coordinadora de la Red Infancia Robada y religiosa de la Congregación de Carmelitas Misioneras Teresianas - Créditos: @Diego Izquierdo

CORRIENTES.– “Del caso de Loan Peña al menos tenemos que sacar una cosa positiva: ver todo lo que se hizo mal y de una vez por todas corregir lo que haya que corregir para que no vuelva a ocurrir”, le dijo a LA NACION la hermana Martha Pelloni, coordinadora de la Red Infancia Robada y religiosa de la Congregación de Carmelitas Misioneras Teresianas.

Pelloni vivió muchos años en la provincia, en la ciudad de Goya, hoy epicentro de la investigación por la desaparición del nene de 5 años oriundo de la localidad de 9 de Julio. Pelloni conoce bien estos casos.

Desde el asesinato de María Soledad Morales, ocurrido el 8 de septiembre de 1990, en Catamarca, es la cara y la voz de los familiares y amigos de las víctimas de todo tipo de violencias, trata de personas y más aún, de las infancias robadas. “Acá se hizo todo mal: lo primero que había que mirar era a la familia y luego a su círculo más cercano. Había que mirar desde un primer momento a todos los que aparecen en la foto de aquel almuerzo del 13 de junio”, señaló.

Para ella, la pesquisa inicial enfocada en la desaparición del niño en el campo de la familia, en El Algarrobal, “fue un desborde de fuerzas, un rastrillaje enorme para encontrar al niño sin haber iniciado una investigación”.

Si bien una acción como esa puede obedecer a la desesperación, insistió en que los profesionales no pudieron obviar el procedimiento de “buscar pistas primero con la familia, los que comieron allí y fueron fotografiados”, se quejó. Luego afirmó con severidad: “Yo no dudé en ningún momento de que el caso de Loan iba a ser un nuevo caso de secuestro, de trata”.

La hermana Pelloni, de 83 años, cree que para que sucedan casos como este “hay mucho dinero de por medio”.

“Esto no puede funcionar si no hay un encubrimiento total de aduanas, de la policía, de la justicia, de la política. No olvidemos lo que terminó pasando con la detención del comisario Walter Maciel (ex jefe de la Comisaría de 9 de Julio), que plantó pistas y encubrió movimientos. Están implicados el exmarino Carlos Pérez y su mujer, Victoria Caillava, que era funcionaria municipal. Por eso creo que mientras no erradiquemos la corrupción en el país, el narcotráfico, vamos a tener todos estos problemas tan gigantes que nos ocurren todos los días”.

Hay que mirar también, agregó la religiosa, los negocios montados alrededor de la explotación sexual, el contrabando, el juego clandestino, las apuestas ilegales, que suele ser regenteado incluso por algunos policías o comisarios. Hay denuncias varias en ese sentido.

Lo mismo con las violencias intrafamiliares, la naturalización de ciertos ritos y conductas, la pedofilia, la explotación sexual infantil, la pornografía e incluso actividades que implican al menos el trabajo de los niños y niñas robadas que tienen habilidades, por ejemplo en algunos circos o ferias.

“Cuando veo a Loan tan alegre, bailarín, tocando su acordeón, un niño hermoso, no logro contener mi angustia”, dijo, con un hilo de voz.

Loan Danilo Peña, de 5 años
Loan Danilo Peña, de 5 años

Martha Pelloni conoce a la gente y mucho más a la gente de las periferias urbanas y rurales. Conoce las regiones marginales del país donde hace tiempo impera la pobreza. Por eso mismo pide mirar y sopesar también ese estado de cosas.

Haciendo un balance de su experiencia, dijo que estas situaciones se dan con mayor frecuencia en pequeñas comunidades como 9 de Julio –de menos de 3000 habitantes–, donde muchas personas viven en condiciones de vulnerabilidad permanente.

No es un dato menor, porque esa precariedad sumada a la falta de educación, perfila una conducta en las personas. “Muchas mamás, muchas abuelas que viven a la intemperie de todo, a veces creen que es mejor dar en adopción, dar en guarda e incluso vender a los niños o niñas, porque creen genuinamente que le están haciendo un bien a esas criaturas, porque creen que les dan un futuro que no tienen en esos campos”, a cambio, a veces, de mejorar ocasionalmente la situación coyuntural del resto de la familia.

Otro tanto está relacionado con la religiosidad que profesan. Un video publicado este martes por LA NACION muestra a Catalina Peña, abuela de Loan, contando una anécdota: la pérdida de un celular que apareció, según dijo, luego de que le ofreciera un par de gallinas en sacrificio a San Antonio.

“La creencia de esa mujer es ritualista, sacrificial”, dice Pelloni, y hace hincapié en que esa es una cultura muy extendida en el interior, en Corrientes en particular. “Por eso en algunos casos nos encontramos con los ritos satánicos, como fue el de “Ramoncito” en Mercedes”.

“La abuela de Loan, además de San Antonio, menciona a Santa Librada, que es del año XV y que no está reconocida en el culto católico”. (Santa Librada es patrona de las mujeres mal casadas, que le piden librarse de sus maridos abusivos). “Son cosmovisiones a tener en cuenta”, agregó la religiosa.

“Corrientes no es zona de captación”

El fiscal general del Poder Judicial de Corrientes, César Sotelo, brindó ayer una conferencia de prensa en relación a la investigación, y entre otras cosas dijo que si bien está “anonadado y sorprendido por lo que ha ocurrido, sobre todo por las circunstancias, es algo que no ocurre habitualmente en Corrientes”. Según él, “desde el año 1998 no ocurre algo así”.

Corrientes no es zona de captación por los antecedentes que tenemos. Los tres casos anteriores fueron del año 93 al 98. Nos tenemos que remontar hasta esas fechas. El diagnóstico es que Corrientes no ha sido noticia desde entonces hasta ahora”, resaltó.

A esos casos que menciona el fiscal la monja Pelloni no solo los conoce, sino que participó activamente en algunos. Incluso mantiene relación hasta el día de hoy con el padre de Carlitos González, que desapareció en diciembre de 1993, en Santa Lucía.

Carlitos tenía dos años cuando fue captado en una zona rural mientras asistía a un cumpleaños en compañía de una tía. La única hipótesis sugería que el niño fue llevado por un hombre en un automóvil. Pero dada la repercusión del caso Loan, hoy existe la posibilidad de que ese expediente –nunca cerrado– tenga un nuevo avance. Una joven de Buenos Aires notó una publicación que le resultó familiar: una solicitud de paradero con una imagen de su pareja cuando era menor de edad. Llamó a Carlos, padre del chico que hoy tendría 33 años. Están en tratativas de concertar una cita y una prueba de ADN.

Otro caso es el de Natalia Falcón, ocurrido en 1998, en la capital provincial. Natalia era una niña de 7 años al momento de su desaparición. Había pasado la noche del lunes 16 de mayo de ese año en casa de su abuela, Candia, y al día siguiente por la mañana se dirigió a la escuela. Su madre no pudo acompañarla ese día. Luego de cuatros horas, cuando la menor no regresó a su hogar, la madre hizo averiguaciones y descubrió que nunca llegó a la escuela. Según el relato de un único testigo, ya fallecido, Natalia fue raptada por un hombre desconocido e introducida en un vehículo rojo que escapó a toda velocidad. Pero no se obtuvo más información y la causa no avanzó. Ahora, dada la repercusión del el caso Loan, también se están tramitando novedades en este expediente que sí fue cerrado hace varios años.

Finalmente está el caso de Miguel Bejarano, ocurrido en 1998, en la localidad de Esquina. Sucedió el 25 de enero de aquel año. Miguel salió a la calle a la hora de la siesta y fue hacia la plaza que estaba a una cuadra de su casa para escapar de un castigo de su padre. Nunca más regresó. Algunos testigos aseguran haberlo visto cerca del río Paraná, y después en los ensayos de una de las comparsas que se preparaban para el carnaval. Otros suponen que el chico se fue en un auto con turistas que visitaban la ciudad.

Su caso conmovió a la monja Martha Pelloni, que encabezó marchas de protesta por la desaparición. Hubo muchas detenciones, pero ninguna de ellas otorgó pruebas fehacientes sobre su paradero.

Por lo demás, fuera del radar de la Fiscalía General, está el caso de Enzo Baltazar Vallejos, de 16 años, quien se fue de su casa ubicada en el barrio Laguna Seca de Capital el 13 de octubre del 2017, sin que hasta el momento se tenga noticias de su actual paradero. La última información disponible, dada por la Policía, es que fue captado en plena luz del día por cámaras del puente General Belgrano que une Corrientes con Chaco. Al cambiar de cámara, no se ve si sigue rumbo, si sube a un vehículo o se arroja al río, que es una de las hipótesis más fuertes. Sigue siendo buscado por su familia. Es uno de los chicos enlistados por Missing Children.

El primer caso ritual de la Argentina

El 6 de octubre de 2006, “Ramoncito” González salió de su casa rumbo a la escuela, pero nunca volvió. Su madre denunció la desaparición y comenzó una intensa búsqueda. Lo encontraron el domingo 8. El nene había sido asesinado durante un ritual satánico. Todos los integrantes de la banda fueron condenados en un primer juicio por el delito de homicidio triplemente calificado, por haberse cometido con ensañamiento, alevosía y con el concurso premeditado de dos o más personas, en concurso real con el delito de abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante y privación ilegítima de la libertad”.

Los condenados fueron César Carlos Alberto Beguiristain alias “El Brujo”; Yolanda Martina Ventura; Esteban Iván Escalante; Jorge Carlos Alegre; Claudio Nicolás González; Osmar Aranda; Ana María Sánchez; Daniel Alegre y Patricia López.

Con respecto de una posible vinculación con este caso y el de Loan, el fiscal César Sotelo señaló: “Existen diversas variantes cuando se pierde un menor, son al menos cuatro y una es esa. Esperemos que no estemos hablando de esto, nunca pensamos en lo peor, ojalá que no”.

Niños desaparecidos en la Argentina

Según Missing Children, en la Argentina son 112 los niños, niñas y adolescentes que siguen desaparecidos, muchos de ellos son mayores de edad en la actualidad, lo que no quiere decir que sea el total de chicos desaparecidos en el país.

El Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas (RNIPME), por su parte, cuenta con datos más elevados en número. En un informe ante el Senado del 15 de mayo último, el entonces jefe de gabinete Nicolás Posse, presentó datos de este registro: durante el año 2022, informó, se recibieron 1935 búsquedas de paradero de niñas, niños y adolescentes. En el 2023 la cifra se incrementó a 3115 búsquedas. Hasta el 31 de marzo de 2024, finalmente, se registraron 687 nuevas búsquedas.