El búnker de Mussolini que revive el horror de la Segunda Guerra

La entrada al refugio del Duce, en el interior de la impactante Villa Torlonia (Fotos gentileza del Musei di Villa Torlonia)
La entrada al refugio del Duce, en el interior de la impactante Villa Torlonia (Fotos gentileza del Musei di Villa Torlonia) - Créditos: @Elisabetta Piqué

ROMA.- El suelo tiembla, hay oscuridad, sensación de encierro, de ahogo, claustrofobia. Estamos seis metros bajo tierra, las sirenas ululan para advertir que están llegando los bombardeos, se oye el sonido de los aviones que están por soltar las bombas. Es lo que puede sentirse al bajar al refugio antiaéreo y el búnker subterráneo de Benito Mussolini (1883-1945), que reabrió este viernes al público en el interior de la impactante Villa Torlonia, la mansión de la homónima familia noble romana en la que, entre 1929 y 1943, el Duce tuvo su residencia privada en Roma.

Allí, en lo que hoy es un gran parque público con jardines, pabellones, un teatro, un pequeño lago y el palazzo principal -diseñado en el siglo XIX por el famoso arquitecto Giuseppe Valadier-, Mussolini vivió varios años junto a su esposa, Rachele, y sus hijos Edda, Vittorio, Bruno, Romano y la pequeña Anna Maria.

 Villa Torlonia
Villa Torlonia - Créditos: @Elisabetta Piqué

Con la entrada de Italia en la Segunda Guerra Mundial, en este lugar comenzaron a realizarse diversas estructuras para proteger al entonces jefe de gobierno italiano de posibles bombardeos aéreos. “Para el régimen, la defensa del Duce era una prioridad y fue así como al principio se construyó un primer refugio adaptando los espacios de un viejo sótano cercano al teatro del Parque”, contó la historiadora Federica Pirani. Pero enseguida después, en 1942, se pensó que eso no era suficiente y los bomberos comenzaron a construir algo más resistente y seguro, directamente debajo de la mansión donde vivía el Duce, en las entrañas del llamado Casino Nobile de Villa Torlonia.

“Entonces, además de un refugio antiaéreo, se construyó un búnker con una estructura arquitectónica de vanguardia, una suerte de submarino atómico, a una profundidad de seis metros, con una planimetría con forma de cruz y galerías de 15 metros de largo de tipo circular con paredes de un diámetro de 2,50 metros, protegidas por muros de cemento armado de un espesor de cuatro metros”, precisó Pirani. “La gran paradoja es que Mussolini nunca llegó a ver el búnker, que quedó sin terminar porque el dictador fascista fue destituido y arrestado el 25 de abril de 1943″, agregó.

Pese a esto, el búnker del Duce igual funcionó como refugio, no sólo para los varios empleados de Villa Torlonia, sino para los vecinos de este barrio del norte de Roma durante los bombardeos aliados que sacudieron la ciudad hace más de 80 años. La “ciudad eterna” sufrió 51 bombardeos aéreos entre el 19 de julio de 1943 y el 3 de mayo de 1944, tal como las paredes del búnker subterráneo recuerdan.

El bunker del Duce
El bunker del Duce - Créditos: @Elisabetta Piqué

Luego de una restauración, este lugar lleno de historia se reabrió este viernes renovado a través de instalaciones multimediales que, como pudo comprobar LA NACION en su inauguración, hacen experimentar la angustia que deben haber vivido los romanos en su tiempo. “Se trata de un lugar que nos hace reflexionar sobre la tragedia de la guerra, algo lamentablemente muy actual en este momento”, destacó durante la reapertura al público del búnker el acalde de Roma, Roberto Gualtieri, que aludió a una situación al rojo vivo del planeta, entre la guerra de Ucrania y la de Medio Oriente entre Israel y Hamas.

En el nuevo recorrido expositivo e inmersivo, el visitante vive el contraste entre la luz, el aire y la belleza que puede verse en la entrada, en la planta baja del Casino Nobile de Villa Torlonia, decorada con frescos y arañas majestuosas; y la oscuridad, la humedad y el cemento armado, gris, del refugio antiáreo y el búnker al que uno baja a través de escaleras.

Como destacó Pirani, en el nuevo recorrido los verdaderos protagonistas son las paredes, sobre las que antiguas filmaciones en blanco y negro van mostrando las imágenes del pasado de este lugar. A través de fotos históricas y videos, en una primera sala del refugio puede verse la vida de Mussolini y de su familia en Villa Torlonia: fiestas, ceremonias oficiales, partidos de tenis, ejercicios de equitación del Duce, que solía andar a caballo por el gran parque que rodea la mansión, la “huerta de guerra” que su esposa, Rachele, había organizado en el jardín, en un fiel reflejo de las intenciones autárquicas del régimen fascista.

Puerta blindada anti-gas en el bunker del Duce
Puerta blindada anti-gas en el bunker del Duce - Créditos: @Elisabetta Piqué

En las salas siguientes, se evoca el período de los bombardeos sobre Roma y, en especial, el más famoso de todos, el que arrasó el barrio de San Lorenzo. La oscuridad es casi total y el sonido es el de antiguas transmisiones radiales que dan noticias y el de las sirenas antiaéreas. Una serie de proyecciones sincronizadas reconstruyen, por otro lado y siempre en blanco y negro, la vida cotidiana de las personas obligadas a vivir en el búnker, entre miedo y resiliencia.

Otras describen la doble perspectiva de quien bombardea desde lo alto la ciudad sin percibir sus nefastos efectos y la de quienes, desde abajo, padecen las consecuencias. Sobre el piso también pueden verse imágenes de Roma vista desde los aviones en vuelo, durante los bombardeos, mientras que sobre las paredes se ven las ruinas de la ciudad.

Audiovisual en el búnker del Duce
Audiovisual en el búnker del Duce - Créditos: @Elisabetta Piqué

A través de una escalera empinada, finalmente, se baja al búnker de Mussolini, última etapa del recorrido. Se trata de un espacio impactante arquitectónicamente, marcado por su estructura cilíndrica, como si se tratara de un submarino. Aquí, los sonidos de incursiones de aviones en vuelo, detonaciones y la vibración del suelo intentan simular, nuevamente, el horror de esa y de todas las guerras. La salida, a través de un túnel que lleva al parque, marca un último contraste: de repente aparece la luz, el verde, la vida.

Una de las salas del búnker del Duce
Una de las salas del búnker del Duce - Créditos: @Elisabetta Piqué

El refugio antiaéreo y el búnker son visitables en grupos de máximo 20 personas, después de una reserva online obligatoria.