Argentina empata con Kazajistán por la Copa Davis, esa competencia en la que el ranking no pesa y que produce más dolores de cabeza que los habituales
ROSARIO.– Parece un lugar común, pero no lo es. La Copa Davis es el certamen de tenis en el que más sorpresas se generan, en el que la distancia en el ranking, por lo general, no tiene el peso convencional. ¿Cuántos ejemplos hay de jugadores top amedrentados cuando actúan por la Ensaladera? Un sinfín. Son los propios protagonistas los que admiten que la competencia origina una tensión interna distinta a la del tour individual semanal. Es verdad que, mayormente y a la larga, la jerarquía termina imponiéndose. Pero hay más dolores de cabeza para los mejores que en situaciones normales.
El equipo argentino, jugando por primera vez en la ciudad del Monumento a la Bandera, encaró los Qualifiers, la etapa previa a la de grupos de las Finales, con tres singlistas en el top 30 (Francisco Cerúndolo, Sebastián Báez y Tomás Etcheverry) y una pareja de dobles sólida que el año pasado obtuvo cinco torneos ATP y se clasificó para el Masters (Andrés Molteni y Máximo González). El rival, Kazajistán, ya de por sí de escasa tradición en el tenis, pero con un fuerte impulso económico y de infraestructura, arribó al país sin su mejor raqueta (Alexander Bublik, 27º, que optó por jugar el ATP de Montpellier, donde llegó a la final) y, una vez instalado a orillas del río Paraná, perdió por enfermedad a Denis Yevseyev, el mejor ubicado en el ranking de los que trajo en el avión (176º).
Pero la Davis es la Davis, advierten los expertos. Entran en juego otros factores, otras cuestiones emocionales. El brazo pesa más que lo habitual. La mayoría pensó que la Argentina cerraría la primera jornada sin obstáculos, pero el 1-1 tras el éxito de Francisco Cerúndolo (22º) ante Dmitry Popko (338º) por 7-5 y 6-2, en 1h37m, y el de Timofey Skatov (278º) frente a Tomás Etcheverry (28º) por 6-4 y 7-5, en 2h22m, aportó suspenso (y encendió la alarma local). Este domingo, desde las 11 y con televisación de TyC Sports, se jugará el dobles, y más tarde, los últimos dos singles (el quinto, sólo si es necesario para definir el vencedor de la serie).
Los euroasiáticos están limitados, porque tienen sólo tres jugadores: Aleksandr Nedovyesov, 46º en dobles, jugará, seguro. Luego, el capitán Yuri Shchukin deberá decidirse por Popko o Skatov (que luego debería disputar el cuarto punto, contra Cerúndolo), que son las únicas opciones. Todo ello bajo una temperatura extrema, agobiante. ¿Quién afrontaría un hipotético quinto partido por la Argentina? El designado sería Sebastián Báez, que quedó fuera del primer día, en una elección discutible del capitán Guillermo Coria; el oriundo de Billinghurst casi siempre rindió por la Copa Davis y mostró un nivel alto durante los ensayos de la semana (incluso, por encima de Etcheverry y Cerúndolo).
“Claramente hay presión y nervios, más que en cualquier torneo individual”, admitió Cerúndolo. Hasta que logró desanudar su desafío frente a Popko, en la apertura de la serie, pasó más de una hora. En el primer set, el kazajo le rompió el saque dos veces al porteño, pero Fran reaccionó, empezó a utilizar el drop como recurso sorpresivo y le quebró el servicio en tres oportunidades al rival. En el segundo set, Cerúndolo empezó con quiebre y 40-15, pero se dispersó y perdió el saque. Quebró de inmediato (2-1). En el 3-1 levantó al público con un drive a la carrera ganador al estilo de Del Potro y tomó un envión inalcanzable para Popko.
“El partido me costó desde el arranque y hasta el final, no me sentí cómodo en ningún momento. No fui lo suficientemente preciso y agresivo en los momentos en los que pude llegar a remontar. No esperaba este resultado para nada, la verdad”. Generalmente chispeante y atento, Etcheverry no logró ocultar su tormento. En su primer partido “por los puntos”, ya que se presentó en la competencia en septiembre pasado, ante Lituania, cuando la serie ya estaba definida, se encontró con un rival ágil y hábil, que pasó los últimos cinco años en Valencia formándose en la escuela de tenis española. Número 1 del mundo en juniors en 2018, Skatov se plantó sin temores frente a uno de los cuartofinalistas del último Roland Garros.
Le ganó por 6-4 el primer set quebrándole el saque en el décimo game. En el segundo set, Skatov recibió atención médica en el antebrazo derecho, y Etcheverry, algo mareado y abrumado por el calor, fue observado por los médicos. El público intentó levantar emocionalmente a Tommy, que ensayó una recuperación, pero no completa. Y Skatov, el chico que lleva en su celular una foto con Leo Messi, firmó, como aseveró, su victoria “más grande”.
Coria expresó: “Sabíamos que Skatov era un jugador típico español de la vieja guardia, aguerrido. Aprovechó cuando Tommy no podía hacer daño con sus golpes, tomaba la cancha, dominaba y después era difícil sacarlo de su patrón. Es lógica la tensión en el primer partido. Cuando te enfrentás con jugadores de ranking mentiroso, juegan sin presión y se sueltan. Esto sigue; estamos fuertes y con ánimo”.
El capitán, luego, explicó por qué seleccionó a Etcheverry para el segundo encuentro de singles: “Pensamos en Tommy porque acá la pelota pica mucho y creímos que podría hacer daño con su saque, con su potencia, con su kick. Hubo otros detalles que quedan en el cuerpo técnico, pero tácticamente pensamos en la velocidad de la pelota, en lo rápida que está, en cómo pica. Y lo mismo con Fran. Para elegirlo pesó mucho su potencia, su derecha”. En ese caso, Báez también mostró buenos recursos en torneos realizados en lugares de cierta altitud, donde la pelota “vuela” más. Ganó los ATP de Kitzbühel (762 metros sobre el nivel del mar) y Córdoba (440), y alcanzó finales en Santiago, Chile (520), tanto en el ATP Tour como en challengers.
La Copa Davis, una vez más, se ensaña para provocarle dolores de cabeza a la Argentina. Lo alentador para el equipo nacional es que sigue siendo el gran favorito ante un rival envalentonado pero que afronta dificultades físicas y tiene menor recorrido.