Un análisis de la imagen de ‘gánster’ de Donald Trump

Amber Rose habla en la primera noche de la Convención Nacional Republicana en el Fiserv Forum en Milwaukee, Wisconsin, el lunes 15 de julio 2024. (Kenny Holston/The New York Times).
Amber Rose habla en la primera noche de la Convención Nacional Republicana en el Fiserv Forum en Milwaukee, Wisconsin, el lunes 15 de julio 2024. (Kenny Holston/The New York Times).

El lunes por la noche, Amber Rose, una modelo de OnlyFans, influente y exnovia de varios raperos, subió al escenario de la Convención Nacional Republicana con su cabello rubio platino en un corte casi rapado y un tatuaje en el rostro.

Rose, autora de un libro titulado “How to Be a Bad Bitch”, le dijo a la multitud de mayoría blanca que alguna vez creyó en “la propaganda de izquierda de que Donald Trump era racista”. Pero ahora, afirmó que está convencida de “usar la gorra roja también”.

“Esta es mi gente”, declaró. “De aquí soy”.

Como si quisiera enfatizar su comentario, Rose volvió a aparecer la noche siguiente en las pantallas gigantes de la sala de convenciones. Esta vez, fue en el video musical de “Trump Trump Baby”, un remix del éxito de los noventa “Ice Ice Baby” de Vanilla Ice, interpretado por Forgiato Blow, quien se describe a sí mismo como un rapero MAGA. En el video, Rose lucía una cadena de oro gruesa con un medallón de la cara de Trump.

La semana pasada, en la fiesta de cuatro días de Trump, Rose fue la personificación de una estrategia cada vez más pública (y, según algunos, ofensiva) de la campaña de Trump: usar el hiphop y el rap para promocionar al exmandatario entre los votantes negros y latinos.

Trump y sus aliados adoptan cada vez más vocabulario, música y estilo callejeros. Pusieron a la venta tenis dorados de 400 dólares, tocan canciones de hiphop a todo volumen en los mítines, han invitado a artistas conservadores a Mar-a-Lago, la residencia y club privado de Trump en Palm Beach, Florida, e incluso en un mitin subieron al escenario a unos raperos acusados de homicidio.

Un miembro del dueto de rap procedente de Miami conocido como Trump Latinos, al centro, se toma fotografías con una partidaria de Trump durante un mitin en el Bronx, el 23 de mayo de 2024. (Hiroko Masuike/The New York Times).
Un miembro del dueto de rap procedente de Miami conocido como Trump Latinos, al centro, se toma fotografías con una partidaria de Trump durante un mitin en el Bronx, el 23 de mayo de 2024. (Hiroko Masuike/The New York Times).

Trump ha fomentado una imagen de invencibilidad y arrogancia machistas en sus comunicaciones, en las que despotrica contra las condenas que recibió por delitos graves y se presenta como un forajido. El año pasado, luego de que fue ingresado a una cárcel de Atlanta, el portavoz de su campaña publicó un video de la caravana del expresidente en la red social X, con el mensaje: “Ahí viene la banda, perras”.

Este mes, el hecho de que haya sobrevivido a un intento de asesinato atizó esta imagen. En las horas posteriores al tiroteo en el que Trump recibió un disparo en la oreja derecha durante un mitin, el rapero 50 Cent publicó una imagen de la portada de su álbum “Get Rich or Die Tryin’” con la cabeza de Trump superpuesta en su cuerpo.

DJ Akademiks, un comentarista del rap, vio un video del tiroteo mientras grababa su programa de entrevistas en Rumble y reaccionó con regodeo cuando el exmandatario ensangrentado alzó su puño en el aire.

“Trump es un gánster”, comentó.

El propósito de todas estas acciones es sacar provecho de la profunda desconfianza —tanto del sistema judicial como de la clase dirigente democrática— que sienten muchos jóvenes de color. Y hay indicios, en las encuestas y los respaldos públicos de parte de figuras como Rose, de que está surtiendo efecto.

Bakari Kitwana, cronista de hiphop y política desde hace décadas, se refirió a estas iniciativas de la campaña de Trump como una “explotación insidiosa de estereotipos raciales”.

“Subestima a la comunidad negra a un nivel muy grave, pero también muestra que ni los demócratas ni los republicanos han podido atraer en realidad a la comunidad del hiphop”, señaló. “En cambio, quieren conseguir a figuras que avalen a Trump y así atraer a los seguidores de esas personalidades, pero esto no propicia ninguna conversación significativa”.

Sin embargo, Trump busca sacar provecho de un cambio real en la política. Las encuestas sugieren que los electores negros y latinos apoyan su campaña en cantidades que antes se creían inalcanzables para los republicanos. Los hombres jóvenes latinos y negros fueron de los más insatisfechos con la candidatura del presidente Joe Biden.

En general, Trump sigue siendo impopular entre los votantes negros, y mucho del nuevo apoyo viene de personas que no le prestan mucha atención a la política. Pero incluso micromovimientos a su favor pueden hacer mella en una contienda reñida. El equipo de campaña de Trump cree que colaborar con influentes y celebridades es más efectivo que la estrategia tradicional de tocar puertas. “Estas elecciones son totalmente diferentes y esta es una campaña distinta”, indicó Danielle Alvarez, portavoz de la campaña.

Pocos observadores políticos creen que los videos de raperos en TikTok sean la fuerza directa detrás del repunte aparente de Trump entre los votantes negros y latinos. Pero sí reconocen que estos respaldos son relevantes: apoyar a Trump se está volviendo “normalizado y aceptable” en comunidades en las que antes era tabú, reconoció Kevin Powell, activista por los derechos civiles e historiador del hiphop.

Esto se debe, en parte, a la falta de entusiasmo que ahora genera Biden en comparación con hace cuatro años, indicó Powell.

“En 2024, no hay ningún movimiento masivo como lo hubo en 2020”, puntualizó.

Los demócratas no han hecho nada por los electores negros, afirmó este año en un pódcast Money Man, un rapero de Atlanta. “Al menos el otro bando te dice cómo se siente, ¿sabes a qué me refiero? Saludos a Trump, por cierto”.

Este tipo de declaraciones han tocado fibras sensibles. Los demócratas dicen que todo esto es una prueba de la memoria a corto plazo y el enojo mal dirigido del público. Según ellos, esta conversación no toma en cuenta las veces que Trump reforzó estereotipos raciales: en 1989, compró un espacio publicitario para exigir que se le aplicara la pena de muerte a un grupo de adolescentes latinos y negros acusados de violar a una mujer que corría por Central Park. Más tarde, los adolescentes, conocidos como “Los cinco de Central Park”, fueron inculpados injustamente.

En 2016, Trump describió los barrios pobres como “zonas de guerra” y, en 2017, pareció aprobar un mitin de supremacistas blancos en Charlottesville, Virginia. En 2020, cuando se desataron las protestas de Black Lives Matter en todo el país, Trump llamó a los manifestantes “terroristas” y “pandilleros”, y se refirió a su bandera de lucha como un “símbolo de odio”.

Desde hace mucho, Trump ha tenido una conexión con el hiphop. En la década de 1990, su nombre era sinónimo de riqueza ostentosa (el grupo A Tribe Called Quest lo mencionó en 1991: “Suena mi bíper tan seguido como Don Trump recibe cheques”; Master P, en 1994: “Tengo más dinero en el bolsillo que Donald Trump”; Ice Cube, en 1998: “Solo quiero ser rico como Trump”).

El expresidente Barack Obama advirtió que el atractivo de Trump podría cobrar impulso en comunidades antes dominadas por demócratas. Hay una seducción de “riqueza, poder y, francamente, avaricia”, declaró Obama en 2020, luego de que Trump ganara votantes tanto negros como latinos en esas elecciones.

“Si hay artistas en la comunidad del hiphop que siempre rapean sobre joyería ostentosa y se expresan de las mujeres de cierta forma, y luego escuchan a Donald Trump dando básicamente el mismo mensaje, puede que digan: ‘Sí, ese tipo, eso es lo que quiero. Eso es lo que quiero ser’”.

c.2024 The New York Times Company