Alberto García Aspe, el extraordinario jugador que es más que un penal fallado en un Mundial

García Aspe es recordado como uno de los mejores futbolistas mexicanos de la historia (Foto de: Billy Stickland/ALLSPORT)
García Aspe es recordado como uno de los mejores futbolistas mexicanos de la historia (Foto de: Billy Stickland/ALLSPORT)

Los aficionados mexicanos habían abarrotado hasta el último espacio del Giants Stadium en Nueva Jersey con la esperanza de que la Selección pudiera colarse por primera vez a unos Cuartos de Final de un Mundial fuera de territorio nacional. La tarea no parecía sencilla teniendo enfrente a Bulgaria, que entre sus filas contaba con el reciente balón de oro, Hristo Stoichkov. Apenas inició el encuentro y la maquinaria búlgara se puso al frente con el gol del mismo Stoichkov. Sin embargo, en los pies del capitán del conjunto mexicano se encontraba la redirección del timón para volver a la pelea del partido. Un penal fue marcado y Alberto García Aspe era el encargado de marcar.

La pena máxima fue convertida y México tenía emparejado el marcador en ese momento. Desde ese momento, a los 18 minutos del encuentro, la paridad no se movió hasta el silbatazo final. La marcha del juego siguió en los tiempos extras y el escenario de los penales era todo lo que quedaba para definir quien accedía al quinto partido. El encargado de abrir la tanda fue de nueva cuenta el capitán mexicano.

El disparo desde los 11 pasos que García Aspe había cobrado en la primera mitad del encuentro había sido fino, colocado perfectamente al costado izquierdo del guardameta búlgaro que fue engañado por la zurda del Beto Aspe. En la tanda final, solo era cuestión de intentar hacer una calca de ese cobro. Cuando llegó la hora de la definición, el mariscal mexicano lanzó el esférico a las gradas, por algunos centímetros por encima del travesaño. Fue el preludio de la desgracia que se avecinaba. Marcelino Bernal y Jorge Rodríguez cobraron los siguientes dos disparos y ambos fallaron, con eso acabó el sueño mundialista.

Sin embargo, la falla de García Aspe fue la que más significó para los aficionados mexicanos. Era un especialista, una insignia del equipo, el eterno capitán. Si se tenía la confianza plena en alguien para hacer efectivo el disparo, ese era 'El Beto'. En palabras del propio futbolista, comentó que en aquel momento dudó de cómo cobrar la pena máxima. No había fallado ningún penal hasta ese momento con la camiseta de la Selección Mexicana y como resultado de aquel episodio, el Capi destacó que no pudo dormir por un par de meses.

“Nunca puedes dudar, eso lo aprendí en un momento difícil porque, aunque Jorge Campos atajó el siguiente penal, después perdimos y quedamos fuera y me lo siguen recordando hasta la fecha. No había fallado ningún penal en selección hasta ese momento”, así lo comentó el mismo en un video publicado en sus redes sociales a finales de 2022.

“Dos meses tardé en recuperarme, no dormía, todas las noches me levantaba pensando en ese penal fallado porque había dudado, fue complicado. Pero me di cuenta que había de dos sopas: o le daba la estafeta de los penales a alguien más para no tirar más penales en selección o me preparaba y aprendía de eso”.

La solución fue continuar fiel a su estilo. El Beto Aspe continuó siendo el encargado de cobrar cada penal que le fuera marcado a la Selección Mexicana. Cuatro años después, en la Copa del Mundo de Francia 98, el mítico dorsal 8 volvió a estar frente a una pena máxima cuando el Tri tuvo que medirse contra Bélgica y como parte de su redención, su cobro fue la piedra angular para que el equipo terminara empatando ese partido y que le dio prácticamente el boleto a la siguiente ronda.

Todo lo ocurrido en Estados Unidos jamás detuvo su potencial. Con la Selección consiguió un tercer lugar de la Copa América en 1999 y ganó la Copa Confederaciones en ese mismo año. Siguió siendo fiel representante con la escuadra nacional y siguió portando el gafete hasta el Mundial de Corea-Japón en 20002, donde fue su último accionar bajo la casaca verde. Consiguió 19 tantos y podría ser considerado en el 11 ideal de todos los tiempos del equipo nacional.

En el futbol local, el Beto consiguió marcar una tendencia. Después de haber debutado con Pumas durante los 80, su carrera tomó mayor revuelo cuando pasó a formar parte de Necaxa. Una vez enfundado en la casaca de los Rayos, pudo conseguir una cuarteta de trofeos de la liga y uno de la Concacaf. Aquel equipo marcó su mejor época en ese momento, con García Aspe como capitán.

Después tuvo una aventura por Sudamérica y puede presumir ser de los pocos futbolistas mexicanos que se enrolaron dentro del futbol argentino y con River Plate. Luego de que su paso por Argentina no fue igual de fructífero que en México, volvió a Necaxa y de ahí saltó al América, donde pudo disputar varios partidos de la Copa Libertadores siendo referente dentro del campo para los azulcremas.

En Coapa, a pesar de ser uno de los jugadores medulares, no pudo escribir capítulos reseñables. Las condiciones físicas no eran las de sus mejores tiempos y en 1999, pasó al modesto Puebla, donde comenzó el principio del fin de su carrera. Ahí se mantuvo hasta su retiro en 2002, pero siempre se manejó con la convicción de saber cómo se comporta un verdadero líder. En sus estadísticas se quedaron marcadas las 162 anotaciones que hizo en 610 partidos. Una cifra que a todas luces es imposible para un mediocampista hoy en día.

Después del fatídico episodio con Bulgaria, no hubo ningún otro referente mexicano que pudiera seguir con la cabeza en alto después de una sacudida monumental como la que sufrió García Aspe. Después de casi tres décadas de aquella mala tarde, el Beto sigue siendo un referente del equipo nacional por ser uno de esos jugadores que se extraña tener dentro del campo.

En los últimos años, se mantenido como comentarista de programas deportivos y partidos en vivo para varias cadenas de televisión

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