Éxodo de estrellas y huelga: la RAI atraviesa una “tormenta perfecta” y complica a Meloni

Una imagen proporcionada por la presidencia de Túnez muestra a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el 17 de abril de 2024
Una imagen proporcionada por la presidencia de Túnez muestra a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el 17 de abril de 2024 - Créditos: @-

ROMA.- Pese a haber sido incluida, como Javier Milei, en la lista de los 100 líderes más influyentes del mundo en 2024, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, enfrenta en estos días uno dolor de cabeza relacionado con la RAI, la radio televisión pública del país, que atraviesa una “tormenta perfecta”.

Justo en momentos en que sus empleados declararon cinco días de huelga para protestar porque la RAI se ha vuelto “el megáfono de los partidos”, también causó un terremoto la salida de Amadeus, una de sus máximas estrellas.

Después de idas y vueltas, Amadeus, pseudónimo de Amadeo Umberto Rita Sebastiani, uno de los presentadores más populares de Italia, conductor de las últimas cinco exitosísimas ediciones del tradicional Festival de canciones pop de San Remo, anunció formalmente el lunes pasado que dejaba la RAI para irse a Nove, el canal de Discovery del grupo Warnes Bros, en un pase que se oficializó este jueves.

En un video que subió a Instagram, el presentador, con decenas de programas a sus espaldas desde comienzos de la década de 1990, explicó que la decisión de dejar la Rai había sido difícil, agradeció a sus superiores que le garantizaron “autonomía y serenidad” y confirmó que la RAI había hecho “esfuerzos importantes” para que se quedara en el coloso radiotelevisivo estatal. En un comunicado, la RAI admitió su “pesar” por la interrupción del vínculo, recordó los grandes éxitos realizados junto al presentador “que entraron en la historia de la RAI y del país” y confirmó que le había hecho al artista “todas las propuestas posibles en términos económicos y editoriales en la plena garantía de la máxima libertad artística”.

Más allá de la cordialidad de rigor, Amadeus, de 61 años y una virtual gallina de los huevos de oro para la RAI, ya que en cinco años logró hacerle recaudar 227 millones de euros en publicidad, habría decidido concretar este clamoroso divorcio debido a las crecientes presiones políticas. Según el Corriere della Sera, en el marco del último festival de San Remo, por ejemplo, le habrían llegado varios pedidos para que invitara a determinados cantantes y figuras varias por parte de Hermanos de Italia -el partido de Meloni- y de la Liga -la agrupación de su vice premier y ministro de Infraestructura, Matteo Salvini. Una versión que desde la RAI desmintieron tajantemente como “fake news” (”noticia falsa”).

Fuga de estrellas

Lo cierto es que, al margen de la clamorosa salida de Amadeus, un durísimo golpe de imagen para la RAI, en los últimos tiempos y después de la victoria de la centroderecha en las urnas liderada por Meloni a fin de 2022, la televisión pública fue sufriendo una verdadera fuga de estrellas.

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Amadeus, en efecto, además de recibir varios millones de sueldo, en el canal Nove volverá a encontrarse con Fabio Fazio, otro famoso presentador, que el año pasado, después de 40 años en la RAI, también decidió irse y desembarcar en este canal de Discovery junto a su también exitoso talk show dominical, “Che tempo che fa”, en el que ya entrevistó dos veces al papa Francisco.

Después de 25 años en el canal estatal y en desacuerdo con su gestión, también dejó la televisión pública italiana la reconocida periodista Bianca Berlinguer (hija del famoso político del extinto Partido Comunista italiano, Enrico Berlinguer), que optó por irse a Rete4, uno de los canales del grupo Mediaset, de la familia Berlusconi. También decidieron irse de la RAI los prestigiosos periodistas Massimo Gramellini y Corrado Augias, que desembarcaron en el canal La7 y Lucia Annunziata, que entre 2003 y 2004 estuvo al frente de la TV pública italiana. El canal atraviesa una crisis “negra”, con más de 600 millones de euros de deuda, y casi 13.000 empleados, entre ellos, 330 directores y 2068 periodistas.

La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, a la izquierda, mira al primer ministro de Holanda, Mark Rutte, y al presidente francés, Emmanuel Macron, durante una mesa redonda en una cumbre de la UE en Bruselas, el miércoles 17 de abril de 2024
La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, a la izquierda, mira al primer ministro de Holanda, Mark Rutte, y al presidente francés, Emmanuel Macron, durante una mesa redonda en una cumbre de la UE en Bruselas, el miércoles 17 de abril de 2024 - Créditos: @Omar Havana

Consciente del desastre que ha significado la pérdida de Amadeus, trascendió que por orden de Meloni desde Palazzo Chigi, sede del gobierno, habrían llegado llamados al actual director general de la RAI, Giampaolo Rossi, para darle una orden: “Fiorello debe quedarse en la Rai a cualquier costo”. Fiorello es el pseudónimo de Rosario Tindaro Fiorello, uno de los presentadores y cómicos más populares de Italia. Fiorello, que es amigo de Amadeus, a este punto aparece como la última joya de la corona. Si se va él, sería una catástrofe y, por lo tanto, la orden es “blindarlo”.

Por todo esto y porque la oposición de centroizquierda acusa a la televisión pública -rebautizada “TeleMeloni”- de no darle espacio en los noticieros, la RAI se encuentra en ebullición. Las presuntas presiones del gobierno de derecha de Meloni a sus principales noticieros, “doblegados por la propaganda soberanista”, como acusó el Partido Democrático, el principal de la oposición de centroizquierda, desencadenaron la ira de los periodistas que, preocupados, también, por el éxodo de estrellas, proclamaron cinco días de huelga. ¿El motivo de la protesta? Contrastar la “voluntad de transformar el servicio público en el megáfono de los partidos”.

En ese contexto, el Partido Verde Europeo pidió a la Comisión Europea que investigue a la RAI después de que el comité de supervisión de la emisora pública en el Parlamento italiano aprobó una iniciativa que permitía al canal transmitir actos políticos enteros y sin ninguna intervención periodística, en plena campaña para las elecciones europeas de junio.