Dengue congénito y en bebés: cuán frecuente es y qué riesgos conlleva

En la literatura científica hay poco escrito sobre el dengue congénito en Sudamérica
En la literatura científica hay poco escrito sobre el dengue congénito en Sudamérica

El riesgo de que el dengue sea transmitido por vía placentaria durante la gestación es una posibilidad muy poco frecuente aunque ha sido reportada en distintos países, especialmente asiáticos, y en Guatemala, Colombia, México, Brasil y también entre nosotros. En la Argentina no existe un registro, pero posiblemente el lugar desde donde más casos de transmisión vertical se han reportado sea Salta. En 2009 ocurrieron dos en Orán y el año último siete en el hospital Público Materno Infantil de la capital de la provincia.

“La transmisión vertical es multicausal –afirma Marcelo Quipildor, médico infectólogo de ese hospital y del San Vicente de Paul, en Orán–. En la literatura científica hay poco escrito sobre el dengue congénito en Sudamérica. Todos los neonatos que identificamos como positivos para dengue tuvieron buena evolución, sin secuelas graves. Pero la recomendación es que si una embarazada tiene síntomas de dengue en cualquier etapa del embarazo sea internada para su observación y seguimiento ya que puede padecer dengue grave”.

“En el primer trimestre del embarazo el dengue aumenta el riesgo de aborto espontáneo –añade Quipildor, que además integra el Instituto de Investigación de Enfermedades Tropicales de la Universidad Nacional de Salta–. Y la pérdida de ese embarazo podría ser por dengue o por otras causas. Una contracción en una embarazada puede ocurrir por un dolor abdominal agudo por el virus del dengue o ser un síntoma típico del embarazo propiamente dicho”.

Griselda Berberian, especialista en enfermedades tropicales e integrante del Servicio de Epidemiología e Infectología del hospital Garrahan, es una de las autoras del paper que en 2011 documentó el primer caso de transmisión vertical del dengue por uno de los serotipos del virus (el DENV1) en uno de los bebés nacidos en la epidemia 2008-2009 en Salta.

“El riesgo de transmisión durante el embarazo es muy bajo, alrededor del 1,5 por ciento –afirma–. En el primer trimestre aumentan las posibilidades de aborto y muerte fetal; a partir del segundo trimestre, de parto prematuro y bajo peso al nacer. El riesgo mayor ocurre cuando la gestante contrae dengue entre una semana y 10 días anteriores al parto. En ese lapso aumenta la posibilidad de transmisión al recién nacido y complicaciones como hemorragia uterina severa durante el parto. Los recién nacidos con exposición perinatal pueden tener síntomas durante las 2 primeras semanas de vida: fiebre, erupciones, aumento del tamaño del hígado, sangrados o sospecha de sepsis (infección), disminución de glóbulos blancos y de plaqueta”.

Hasta la semana epidemiológica 13 se registraron 1056 casos de dengue en personas gestantes, con una mediana de edad de 28 años; 10 casos notificados como dengue grave y 3 como fallecidos. El Ministerio de Salud no precisó si hubo casos de transmisión vertical. Como la vacuna disponible es a virus vivos atenuados, no está indicada en embarazadas, ni en mujeres en lactancia ni en menores de 4 años.

Cuidados especiales

“En nuestro servicio no tuvimos casos de dengue transmitidos transplacentarios confirmados. De todos modos el aumento en la población general va de la mano del alerta que nos genera en relación con un posible incremento de dengue neonatal”, dice Guadalupe Albornoz Crespo, médica neonatóloga de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina y Secretaria del Comité de los Estudios Fetoneonatales de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

La especialista afirma que en la embarazada el dengue no tiene una presentación clínica diferente, aunque el embarazo es en sí un factor de riesgo. “Ante sospecha de la infección, en cualquier trimestre, la indicación es siempre internar a la embarazada, pero el dengue no es causa de interrupción del embarazo. En el tercer trimestre se puede confundir con preeclampsia y síndrome de Hellp, que producen movilización de enzimas hepáticas y disminución de plaquetas, síntomas compatibles con dengue, y hay que hacer diagnóstico diferencial”, agrega.

Los bebés que nacen durante la infección activa de la madre no necesariamente tendrán síntomas. “En un recién nacido hijo de gestante con antecedentes de fiebre materna periparto, siempre hay que mantener la observación, aunque el bebe sea asintomático –afirma Albornoz Crespo–. Si existió transmisión intraútero la fiebre en el bebe puede aparecer entre 1 y 10 días después de nacer (en promedio, al 4º día) y persistir de 1 a 5 días. En un número pequeño de casos, los neonatos pueden presentar disminución de plaquetas, aumento del tamaño del hígado y el riesgo de sangrado”.

La neonatóloga añade que si los síntomas aparecen entre 10 y 15 días después de nacer, el dengue puede haber sido contagiado por picadura del mosquito. Y enfatiza que “no está contraindicada la lactancia: la leche materna es fuente de anticuerpos para el bebe”.

¿Riesgo de malformaciones congénitas?

“Durante una epidemia de dengue en la India, algunos autores relatan un aumento de la incidencia de malformaciones del tubo neural (como espina bífida e hidrocefalia) en hijos de madres afectadas por dengue en el primer trimestre del embarazo –afirma Griselda Berberian–, pero debido a la multicausalidad y las características nutricionales de la población, no se lo puede relacionar en forma exclusiva con la infección”.

“No existen pruebas concluyentes que indiquen asociación con anormalidades congénitas –afirma Marcelo Quipildor–. Pero hay investigaciones que refieren complicaciones neurológicas para el bebé, por ejemplo microcefalia (cerebro más pequeño), como sí ha sido documentado con el virus del Zika”.

Uno de los estudios que cita Quipildor fue realizado sobre embarazadas en Brasil entre 2006 y 2012 e indica que la infección por el virus del dengue aumentó en aproximadamente un 50% el riesgo de anomalías neurológicas congénita en el bebe. Como es un tema poco estudiado, no está descripto cuál sería el mecanismo teratogénico del virus.

“Tomaría estos datos con mucha precaución porque los resultados no tienen peso estadístico. Es decir: con este estudio no se puede afirmar que el dengue sea causa de malformaciones congénitas del sistema nervioso central como sí se ha comprobado en el caso del Zika”, advierte Guadalupe Albornoz Crespo.

Dengue en bebés

Carolina Goldberg, pediatra del hospital Argerich e integrante del Comité de Pediatría Ambulatoria la SAP, es la autora principal de un trabajo que da cuenta de una bebé de 32 días con dengue.

“Los menores de 2 años son grupo de riesgo –dice–, pero no es un diagnóstico habitual. Cuando llega un bebé tan chiquito con fiebre, necesita atención y cuidados para descartar un foco infeccioso de gravedad y tener buena evolución. Hay que hacer un diagnóstico diferencial porque se puede confundir con otras patologías, como sepsis o sepsis neonatal (producidas por distintos patógenos) o meningitis viral. Este caso fue en febrero de 2023, con alta circulación de dengue en Caba y adquirido por picadura del mosquito. El diagnóstico de dengue fue confirmado en dos ocasiones por inmunoglobulina (IgM) positivas, y los síntomas. La paciente evolucionó muy bien, ya cumplió un año”.

En el hospital Garrahan trataron a un bebe aún menor, de 28 días. “Fue un caso de transmisión post-natal a partir de la picadura de un mosquito en su entorno, y el bebe tuvo excelente evolución –detalla Griselda Berberian–. En el hospital seguimos casos de dengue en pediatría desde la primera epidemia en 2008-2009. En ese período tuvimos ocho pacientes pediátricos. Este año llevamos 1000 menores de 18 años con confirmación diagnóstica. Registramos un crecimiento exponencial, como en el resto del país”.

Recomendaciones para los menores de 2 meses

Como el uso de repelentes químicos está autorizado recién a partir de los dos meses de vida, se recomienda cuidar a los más chiquitos con ropa adecuada (preferentemente clara y que cubra la mayor parte de sus cuerpitos) y utilizar tules sobre sus cunas y carritos (pero prestar atención para evitar que se enreden en ellos). También pueden usarse pastillas anti mosquito en ambientes cerrados. Y, como siempre, revisar y eliminar reservorios de mosquitos como baldes con agua, macetas y otros recipientes. El Aedes aegypti, lo sabemos, vive en ambientes domiciliarios y peridomiciliarios: ese el terreno en el que hay que darle batalla.