Demichelis sale indemne en la comparación de números con Gallardo, pero los hinchas de River no le abren su corazón
River salió del incidente Barco-Demichelis-Borja-penal-Atlético Tucumán de una manera incruenta en lo referente a la armonía interna. El entrenador aplicó el correctivo en el entretiempo, el media-punta aceptó su culpabilidad y aquí no ha pasado nada. O sí, al menos en los resultados se torció el rumbo que traía con cuatro triunfos consecutivos (incluido uno por la Copa Argentina). Vinieron los empates en fila en Tucumán, ante Banfield y Boca, los dos últimos en el Monumental. En ese segmento de la Copa de la Liga, se desgarró Borja y el entrenador implementó para el superclásico un reacomodamiento táctico, de perfil más ofensivo, al romper el doble pivote Fonseca-Aliendro, situar en el eje al oneroso refuerzo Villagra y sumar al explosivo Solari en el ataque.
Sin llegar a ser preocupante su actualidad –después de todo, se mantiene invicto este año-, algunas luces amarillas se encienden en River. Cuando esto ocurre, las miradas de reojo de los hinchas apuntan al banco de suplentes, hacen foco en Demichelis. Se activa la nostalgia por Marcelo Gallardo, sombra gigante e inevitable que iba a tener que soportar cualquiera fuera su sucesor, aun siendo uno de cuna riverplatense, como lo es Demichelis.
La comparación Gallardo-Demichelis en los primeros 63 partidos
El entrenador que no dudó en dejar los juveniles de Bayern Munich para venir a dirigir a la Argentina sigue bajo observación, no entró todavía en el corazón de los simpatizantes. Basta con estar en el Monumental para medir el grado de adhesión y simpatía cuando se anuncian las formaciones por la voz del estadio. Demichelis está por debajo de varios jugadores –Armani, Paulo Díaz, Nacho Fernández, por citar algunos- y su mención suscita aplausos medidos, entre los que se filtra algún reproche o silbido aislado. Nunca una ovación atronadora, tampoco alguna bandera o alusión personal que simbolice un reconocimiento.
No hay idilio entre la gente y Demichelis, sobre todo por la reticencia del público. El DT cordobés hace todo lo posible para congraciarse, desde un estilo de juego audaz, que satisfaga el paladar negro del hincha, hasta las continuas invocaciones de agradecimiento a la multitud que llena la capacidad para 84.000 espectadores del Monumental. Les tira flores, suele agradecerles el apoyo, que hagan una fiesta de color y cánticos de cada partido de local. “Estoy amargado por no haber ganado y festejado con todo el mundo riverplatense”, fue su último mensaje tribunero, tras el 1-1 ante Boca.
Como lo refleja el cuadro que acompaña esta nota, Demichelis tiene una eficacia levemente superior a la de Gallardo (67 por ciento contra 65) computados los primeros 63 partidos oficiales de ambos. Lo avalan los números. En ese segmento comparativo, mientras Micho hizo pie en el terreno local (títulos en la Liga Profesional y el Trofeo de Campeones), el Muñeco pisó fuerte en el internacional, con la Copa Sudamericana 2014 y la Recopa Sudamericana 2015 (serie frente a San Lorenzo).
Demichelis ganó dos superclásicos y empató el restante. Los tres primeros de Gallardo: 1-1 (el día del diluvio en el Monumental, con gol de Germán Pezzella) y los dos por las semifinales de la Copa Sudamericana 2014 (0-0 en la Bombonera y 1-0 en el Monumental, la noche del penal que Barovero le atajó a Gigliotti y el gol de Pisculichi).
Gallardo mantuvo el invicto en los primeros 23 cotejos y Demichelis atraviesa por su mejor racha (12 sin derrotas). Es más, Micho no conoce la derrota frente a los cuatro rivales grandes (Boca, Independiente, Racing y San Lorenzo): cinco triunfos y dos empates.
Entonces, ¿a qué se debe este recelo de los hinchas? Muchos le cuestionan a Demichelis los cambios durante los partidos, falta de acierto en las correcciones sobre la marcha. Y también le jugó muy en contra la salida de Enzo Pérez, el último ídolo de los hinchas, que se fue sin saludarlo en una relación deteriorada desde que el técnico ventiló cuestiones de vestuario en una reunión con periodistas que iba a quedar en un off the récord (en reserva). Un desliz que erosionó su ascendente sobre los jugadores y le costó el puesto a su encargado de prensa, a quien conoce desde su época de futbolista en River. Nacho Fernández trató de ser lo más diplomático posible cuando dijo que la ida de Enzo Pérez le había parecido “rara”.
La filtración también obligó a los dirigentes a salir a defender la integridad interna del plantel. “No nos dijo que se iba (Enzo Pérez) por Demichelis. Evidentemente, si tomó esta decisión es porque prefirió salir. Me va a doler verlo con la camiseta de Estudiantes. No tengo miedo a que me puteen cuando visite a River jugando para Estudiantes”, expresó el vicepresidente Matías Patanian a radio Mitre.
La dirigencia que encabeza el presidente Jorge Brito aspira a completar su mandato de cuatro años con el mismo director técnico, tal como ocurrió con Gallardo durante la gestión de Rodolfo D’Onofrio. La estabilidad de los proyectos futbolísticos es una marca registrada en la última década de River.
Desde los despachos desmintieron cualquier cambio de conductor cuando Demichelis quedó algo debilitado por sus infidencias de vestuario, combinadas con rendimientos y resultados pocos satisfactorios durante el segundo semestre de 2023, especialmente en la Copa Libertadores, con la eliminación ante Inter en los octavos de final. “Somos un equipo. Todos sostenemos a Demichelis. Estamos conformes con su trabajo. Le tocó la dura tarea de reemplazar a Gallardo”, agregó Patanian.
Este año, sin Boca en la Copa Libertadores, Demichelis irá por su segundo intento en el trofeo continental sobre el que Gallardo construyó un imperio -se hizo estatua- y una conexión sentimental con los hinchas que le iba a hacer difícil la vida a quien viniera detrás. Demichelis lo está comprobando.