La delegación olímpica de Cuba es la más pequeña desde hace décadas, y no es casualidad

Normalmente se espera que Cuba dé la talla en los Juegos Olímpicos. Los boxeadores cubanos, por ejemplo, han ganado el segundo mayor número de medallas de la historia olímpica, con 78, 41 de ellas de oro.

Desde los Juegos de Múnich de 1972, Cuba ha estado siempre entre los 20 países más medallistas. Países mucho más ricos como Canadá, Nueva Zelanda y Bélgica –con una población similar a la de Cuba– se sitúan habitualmente por debajo.

Los Juegos de París 2024 pueden cambiar esta situación. Sólo 62 atletas competirán bajo bandera cubana. Sin embargo, 21 cubanos lo harán bajo otras banderas, incluido el equipo olímpico de refugiados.

Esta delegación es la más pequeña que Cuba ha enviado a los Juegos Olímpicos desde Tokio 1964. También es la primera vez que un medallista de oro cubano representará al equipo de refugiados. Es un síntoma del estado actual del deporte en Cuba. También revela lo grave que es realmente la actual crisis socioeconómica.

Solidaridad global

Desde 2021, casi 500 000 cubanos, es decir el 5 % de la población, han abandonado el país. Muchos de estos emigrantes son jóvenes profesionales altamente cualificados que encuentran su destino en Estados Unidos, Europa u otros países de América.

Cuba envía regularmente profesionales al extranjero, sobre todo en los ámbitos de la salud y el deporte, para trabajar a través de delegaciones patrocinadas por el Estado. Desde la década de 1960, el internacionalismo de Cuba ha reforzado la solidaridad y la cooperación económica con docenas de países.

Cuba realizó muchos esfuerzos de cooperación en los primeros días de la COVID-19 para ayudar a otros países a hacer frente al virus. Los pasajeros de cruceros en cuarentena recibieron tratamiento en La Habana. Pero la mayoría de los socios solidarios de Cuba no correspondieron con una ayuda financiera adecuada.

Como resultado, la economía del país se vino abajo. Mientras que el racionamiento fue capaz de mantener la comida en la mesa para algunos cubanos durante el «periodo especial en tiempos de paz» de la década de 1990, los bajísimos salarios actuales son incapaces de seguir el ritmo de la inflación bruta. Cuando la inflación se dispara, surge la escasez y crece el malestar político.

En 2024, cada vez son menos los médicos cubanos que viajan al extranjero para intervenir en delegaciones médicas. La administración Biden ha llamado a estas delegaciones «trabajos forzados», a pesar de los elogios internacionales al programa de desarrollo transformador de Cuba.

Pero ahora estos trabajadores sanitarios cubanos altamente cualificados se dirigen a Estados Unidos. Muchos emprendieron el arduo viaje comenzando con un vuelo a Nicaragua y luego por tierra a través de Honduras, Guatemala y México hasta la frontera con Estados Unidos.

Breve historia del deporte cubano

Actualmente, los socios de Cuba son naciones duramente sancionadas como Rusia, Irán y Venezuela. Las mercancías y los suministros siguen siendo escasos, ya que Cuba depende casi por completo de los envíos de Moscú La flota mercante rusa no ayuda a mejorar las cosas, ya que añade costes y retrasos a los envíos.

A cambio, Rusia espera una mayor lealtad política por parte de Cuba. Los buques de guerra rusos siguen llegando al puerto de La Habana. Unos 200 mercenarios cubanos luchan con las fuerzas rusas, mientras Rusia se apoya en los servicios de inteligencia cubanos para recabar información sobre Estados Unidos.

El podio olímpico reflejará estos cambios. Desde la década de 1960, Cuba ha hecho del deporte un «bien público» a través del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER).

En 1961, el gobierno cubano nacionalizó todos los clubes deportivos. La amplia participación de la comunidad en los deportes se convirtió en un derecho nacional, si no en una obligación. Fidel Castro se comprometió a realizar un innovador reclutamiento de deportistas de élite. Boxeadores, jugadores de béisbol, gimnastas y otros serían identificados tempranamente por entrenadores del gobierno. El INDER construyó centros de entrenamiento y escuelas especializadas para futuros atletas de élite.

A pesar de la brutal escasez de recursos, Cuba ha invertido en recursos humanos para el deporte desde la década de 1960. En la década de 1990, Cuba se convirtió en una delegación olímpica de primer orden.

Incluso en medio del caos económico provocado por el colapso de la Unión Soviética, Cuba ocupó el quinto lugar en medallas en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Ese año, 176 atletas obtuvieron 31 medallas, 14 de ellas de oro.

Los atletas cubanos abandonan el equipo nacional

La solidaridad de Cuba está pensada para el beneficio mutuo, pero la pandemia demostró lo rápido que las naciones socias pueden cortar lazos. Sin remuneración ni apoyo a su cooperación internacional, la economía cubana se resquebrajó. Y algunos de sus mejores atletas están dejando de lado la lealtad a la marca nacional.

Los saltadores de triple Pedro Pichardo, Jordan Diaz Fortún y Andy Díaz representarán a Portugal, España e Italia tras abandonar sus delegaciones en 2021. La lanzadora de jabalina Yulenmis Aguilar y el boxeador Enmanuel «El Profeta» Reyes son ahora ciudadanos españoles.

El equipo olímpico de refugiados incluye a Fernando Dayán Jorge Enríquez, que ganó la medalla de oro en piragüismo en Tokio 2021, y al levantador de pesas cubano Ramiro Mora. El equipo de refugiados está formado por 37 atletas de 11 países que participan en 12 deportes. Se supone que estos atletas se enfrentarían a conflictos o persecución si compitieran su país de origen.

Por este motivo, Cuba exige que ambos sean retirados del equipo de refugiados. Argumentan que «ninguno de estos atletas cubanos está desarraigado por la guerra o perseguido». Tener atletas cubanos con medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París bajo la bandera de refugiados puede ser una afrenta demasiado dolorosa para el gobierno cubano.

El deporte es un pilar fundamental del orgullo nacional para los cubanos y está profundamente arraigado en la cultura y la sociedad del país. El béisbol y la veneración de los olímpicos construyen una sólida cultura de orgullo nacional. El deporte es un recordatorio de los impresionantes logros de Cuba, a pesar de todas sus dificultades económicas y luchas políticas.

Ahora, los mejores atletas cubanos compiten bajo las banderas de otras naciones. Muchos políticos en Washington afirman que su caso es equivalente al de las personas desplazadas y perseguidas. Otros, como Marco Rubio, cuestionan cómo los cubanos pueden ser considerados refugiados cuando muchos viajan regularmente de regreso a la isla para visitas cortas.

De hecho, Cuba ha sido el país que ha acogido al mayor número de refugiados en el Caribe. Hoy en día, con 500 000 cubanos viviendo en el extranjero, olímpicos incluidos, parece que es la solidaridad internacional de Cuba la que se lleva la palma.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.

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Robert Huish ha recibido financiación del Consejo de Investigación de Ciencias Sociales y Humanidades de Canadá.