Defender la autonomía, presupuesto a la baja, violencia e inseguridad: los principales retos para la siguiente rectoría de la UNAM

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El nuevo rector o rectora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) tendrá el reto de defender la autonomía universitaria de los embates que ha sufrido desde distintos frentes, con un presupuesto que no se incrementa pese al aumento en la matrícula, además de atender las problemáticas relacionadas la inseguridad y la violencia de género, tal como han reconocido los propios aspirantes a suceder a Enrique Graue.

Los 10 finalistas para ocupar la rectoría en el periodo 2023-2027 —Laura Susana Acosta, Sergio Manuel Alcocer, Luis Agustín Álvarez Icaza, Raúl Contreras Bustamante, Patricia Dávila, Germán Fajardo Dolci, William Henry Lee, Leonardo Lomelí, Imanol Ordorika y Guadalupe Valencia—, consideran que atender estos temas resulta prioritario como parte del proyecto universitario en los siguientes años, por lo que sus planes de trabajo se encuentran concentrados en ellos.

Estos son los puntos de mayor prioridad para atender durante la siguiente gestión de la UNAM, desde el punto de vista de los distintos aspirantes:

Defensa de la autonomía

En los proyectos de los aspirantes destaca la promesa de defender la autonomía, misma que afirman que ha sido atacada en los últimos tiempos. Y es que, en repetidas ocasiones, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha acusado que la institución se ha “derechizado” y —aunque asegura que no se meterá en el proceso de renovación de la rectoría— ha expresado que la UNAM debe reformarse.

Al respecto, Raúl Juan Contreras Bustamante —actual director de la Facultad de Derecho— señaló que “de manera recurrente, y aún en los últimos tiempos, la Universidad ha sufrido injustificados embates contra sus instituciones de gobierno”, por lo que consideró necesario “la defensa, el ejercicio y el fortalecimiento” de ésta, como base de cualquier estrategia que busque “salvaguardar la esencia de la UNAM y ampliar sus alcances institucionales”.

“Somos una institución del Estado Mexicano, pero no subordinada a ningún poder ni a otra instancia del gobierno, sino al servicio de la sociedad mexicana. Hoy más que nunca la capacidad de construir y mantener una relación de respeto mutuo con los tres niveles de gobierno —cuidadosa, equilibrada y prudente; colaborativa en todo lo posible, pero firme—, debe ser una característica indispensable y una convicción propia de quien ocupe la Rectoría”, indicó.

Laura Susana Acosta Torres —directora de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad León—, coincidió con que “es imperante cuidar y defender la autonomía universitaria, ante cualquier embate e intento de desestabilización, así como ejercer transversalmente la democracia con una amplia participación y escucha de la comunidad universitaria”.

Sergio Manuel Alcocer —director del Instituto de Ingeniería—, expresó que a la defensa de la autonomía universitaria debe sumarse la de “la pluralidad, la crítica y la tolerancia, sin permitir la injerencia de instancias externas, sean éstas públicas, privadas o sociales, gubernamentales o no, políticas o empresariales, religiosas o de cualquier otra naturaleza”.

Patricia Dávila —titular de la Secretaría de Desarrollo Institucional—, consideró que este tema es un “compromiso ineludible”, mismo que deberá hacerse “de manera decidida, abierta y valiente”.

Para Germán Fajardo —director de la Facultad de Medicina—, esta defensa implica “establecer una sana relación entre la institución, el Estado mexicano y la sociedad, e implica solventar de manera efectiva y creativa las situaciones y problemas propios de una institución educativa”, mientras que para Imanol Ordorika —director general de Evaluación Institucional y exintegrante del Consejo Estudiantil Universitario (CEU)—, ello permitirá a la UNAM “hacer frente a presiones, interferencias e imposiciones de fuerzas externas”.

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Mientras el presupuesto no incrementa, la matrícula ha aumentado en la UNAM.
Mientras el presupuesto no incrementa, la matrícula ha aumentado en la UNAM. Foto: Cuartoscuro

Más alumnos con menos presupuesto

De acuerdo con Leonardo Lomelí —de la Facultad de Economía—, la UNAM ha atravesado por un crecimiento de la población estudiantil “en un periodo de altibajos presupuestales”, ya que en el periodo 2016-2023 la universidad tuvo una reducción presupuestal de 4.7% en términos reales, mientras que en el mismo periodo la matrícula creció 7.8%, lo que “ha afectado el desarrollo de diversos proyectos de investigación en áreas prioritarias”.

Mientras que para Guadalupe Valencia —coordinadora de Humanidades—, el problema es aún más profundo, ya que este fenómeno “ocurre mientras en el país crece el número de quienes no logran acceder a la educación media superior y superior”, por lo que propuso que, si bien no es posible recibir a más estudiantes en las aulas, “la UNAM `puede, y creo que debe hacerlo, contribuir a la oferta educativa por otras vías”.

Sobre este punto, Sergio Alcocer indicó que “los índices de cobertura, la demanda social y las necesidades del país reclaman impulsar un aumento bien planeado con opciones de pertinencia social, científica y humanística, con abordajes multidisciplinarios”, y también impulsa la creación de más espacios en modalidad no escolarizada, virtual e híbrida, así como la mejora de los instrumentos de ingreso.

En el tema del presupuesto, los aspirantes coinciden en que este tendrá que aplicarse de manera eficiente y transparente, de tal forma que permita mejorar la infraestructura y tecnologías con las que cuentan los distintos planteles de la universidad.

Germán Fajardo señaló que “la infraestructura de los espacios universitarios para el desarrollo académico, cultural, artístico y deportivo de los integrantes de la comunidad universitaria es indispensable. De igual manera es necesario mejorar la conectividad de la internet, ya que es vital para el desarrollo de estrategias y acciones encaminadas al uso de tecnologías”.

William Henry Lee —investigador del Instituto de Astronomía— consideró que los retos relacionados con el crecimiento de la UNAM “son tanto logísticos como de planeación de recursos y de gestión administrativa y jurídica. Aunado a ello tenemos la responsabilidad institucional de las reservas ecológicas y lo que conlleva estar insertos en zonas urbanas de manera al paso de terceros”.

“En términos reales, considerando el ajuste inflacionario anual hay una disminución del subsidio federal y es importante gestionar su suficiencia”, destacó Lee.

Para 2024, el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación propone un presupuesto de 50 mil 418 millones 425 mil pesos para la UNAM, lo que en términos reales equivale a un aumento del 0.90% con respecto a 2023, cuando las aportaciones federales que recibió ascendieron a 47 mil 659 millones 117 mil pesos.

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La inseguridad y violencia de género es un tema pendiente en la UNAM.
La inseguridad y violencia de género son un tema pendiente en la UNAM. Foto: Cuartoscuro

Inseguridad y violencia de género

Luis Agustín Álvarez Icaza —secretario Administrativo— destacó en su proyecto que existen “conflictos y la presencia de violencia de distintos tipos al interior de los planteles universitarios”, además de “episodios de violencia de género” en la UNAM.

La aspirante Patricia Dávila señaló que es un tema “importante y sensible”, ya que “la situación que prevalece en el país hace muy complicado controlar los riesgos que enfrenta la comunidad fuera de la Universidad, pero sí podemos fomentar la seguridad dentro de ella”.

Lomelí Vanegas refirió que es prioritario atender la violencia escolar (bullying), pues “después de la pandemia hay que ser especialmente vigilante, debido a la falta de desarrollo de habilidades sociales por parte de alumnos que estuvieron aislados”, y la violencia académica, con buenas prácticas docentes y la libertad de cátedra.

También se reconoció que en la UNAM “existen situaciones de violencia de género, en algunas entidades no atendidas, provocando en las víctimas desesperación por la apatía e impunidad”, por lo que Laura Susana Acosta afirmó que “es imperante cuidar a todas las personas que integran la comunidad universitaria, y con la premisa “Yo sí te creo” dar acompañamiento humano a todas las víctimas, desde el inicio de la queja hasta la sanción”.

Alcocer expuso que “la violencia de género ha sido un movilizador central entre la comunidad en los últimos años. De ella ha devenido un conjunto de reformas a la legislación universitaria, la creación de una dependencia especializada en la administración central y modificaciones a lineamientos y protocolos de atención. Esta demanda reformas más amplias y profundas dirigidas a establecer una cultura de igualdad de género”.

Imanol Ordorika, por su parte, indicó que existen distintas manifestaciones de la desigualdad de género en la universidad: la segregación vertical y horizontal; discriminación, ambientes sexistas y prejuicios de género; violencia de género, acoso y hostigamiento, y división sexual del trabajo, que devalúan las capacidades y aportes de las mujeres y los colectivos LGBTQI+.

Cifras presentadas por Guadalupe Valencia evidenciaron que se han recibido mil 500 quejas por situaciones de violencia de género entre 2015 y 2023, que han tenido en sus conclusiones 244 amonestaciones, casi 500 suspensiones, 73 expulsiones de estudiantes y casi 200 rescisiones de contrato.