Decisión del Supremo pudiera dificultar acceso a revolucionaria herramienta de fertilidad

El fin de la legalización del aborto en Estados Unidos también podría restringir a millones de personas que intentan quedar embarazadas.

Las leyes estatales que prohíben totalmente el aborto pudieran complicar involuntariamente el acceso a la fertilización in vitro (FIV), el proceso de creación de embriones fuera del útero que da por resultado más de 55,000 bebés cada año, o 2% de los nacimientos anuales en Estados Unidos.

Más de 2.5 millones de estadounidenses con parejas del mismo sexo o con problemas de fertilidad se someten a la fecundación in vitro cada año, fertilizando tantos óvulos como sea posible para maximizar las posibilidades de que un embrión lleve al embarazo. Pero el proceso suele producir embriones no viables, o a más embriones de los necesarios. Los expertos en la materia advierten ahora que las leyes estatales que definen la fecundación como el momento en que comienza la vida pudieran poner en peligro el procedimiento.

“La fertilización in vitro puede quedar afectada, y lo estará, en algunos de estos estados, y es algo en lo que muchas personas LGBTQ y gente en general confían para crear sus familias”, dijo Cathryn Oakley, directora legislativa estatal y asesora principal de la Human Rights Campaign.

Trece estados han preparado “leyes de activación” que prohíben el aborto si la Corte Suprema decide anular el fallo de Roe vs. Wade, una posibilidad que se hizo palpable esta semana cuando se filtró a Politico un borrador de la decisión que revierte el precedente de 50 años.

Muchas de esas leyes definen que la vida comienza en “el momento de la fecundación”.

“Las leyes de activación en sí no tienen como objetivo prohibir la reproducción asistida o la FIV y probablemente no tendrán ese efecto inmediato”, dijo Catherine Sakimura, subdirectora y directora de Derechos de Familia del National Center for Lesbian Rights. “Pero parte de la redacción de estas leyes discute ampliamente la vida como algo que comienza en la concepción, y esto pudiera llevar a interpretaciones que limiten o prohíban la FIV, porque el proceso de FIV puede crear embriones que no resulten en embarazos o en embarazos viables”.

Entre los estados con leyes de activación están Arkansas, Idaho, Kentucky, Louisiana, Mississippi, Missouri, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Oklahoma, Tennessee, Utah, Wyoming y Texas.

La FIV surgió en la era de Roe, con el primer bebé concebido a través de la fertilización in vitro en 1978 en Gran Bretaña y el primero en Estados Unidos en 1981.

En 2018, una encuesta del Pew Research Center reveló que más de un tercio de los estadounidenses conocía a alguien que había recurrido a la reproducción asistida o la habían usado ellos mismos.

El proceso implica que una madre intencional o una donante de óvulos tome medicamentos hormonales que hacen que sus cuerpos liberen más de un óvulo a la vez, lo que limita el número de operaciones necesarias para recolectar óvulos. Los óvulos recuperados que llegan a la madurez se fecundan con esperma, y los que sobreviven a la fecundación se cultivan en un laboratorio hasta un punto de viabilidad, normalmente entre tres y cinco días, antes de ser congelados o transferidos a un útero.

Sakimura dijo que el fin de Roe probablemente conducirá a “otras leyes más amplias que pudieran limitar o prohibir directamente la FIV”.

“Muchos de los embriones creados a través de la FIV no son viables y no pueden convertirse en un bebé”, dijo Sakimura, señalando que el mismo proceso ocurre de forma natural en las mujeres que intentan quedar embarazadas. “Por esta razón, se suele crear más de un embrión en el proceso de FIV para aumentar la posibilidad de embarazo y nacimiento vivo. A menudo, se usan pruebas genéticas para ver si un embrión tiene condiciones genéticas que impedirían un nacimiento vivo, y se usa la inspección visual para identificar los embriones que no parecen desarrollarse adecuadamente”.

Varias organizaciones que se oponen desde hace tiempo al derecho al aborto también han luchado contra los procedimientos habituales de FIV, como el descarte o la donación de embriones no utilizados, o embriones que, según los médicos, no tienen ninguna posibilidad de dar lugar a un embarazo sano.

“¿Una derogación de Roe vs. Wade afectaría al acceso a la reproducción asistida y a la creación de familias? No lo sabemos, y nos mantendremos vigilantes”, dijo Polly Crozier, abogada principal de GLBTQ Legal Advocates & Defenders. “Muchas personas, incluidas muchas personas LGBTQ, crean sus familias mediante la reproducción asistida. Es impensable, teniendo en cuenta lo importante que es este camino hacia la paternidad, que la reproducción asistida vaya a alguna parte”.

Varios estados con leyes de activación redactadas vagamente también se promueven como amigables con la reproducción asistida y la subrrogación, el proceso en el que una mujer lleva el embrión de un tercero durante el embarazo hasta su término.

“Si tiene un impacto, sería una consecuencia no intencionada”, dijo Ian Pittman, socio fundador de Jorgeson Pittman LLP centrado en el derecho de familia y fertilidad en Texas. “Lo complicado es que si la ley de activación define la vida como el momento de la concepción, ¿quiere decir internamente en el útero o fuera del útero in vitro?”.

“Hay muchas clínicas de fertilidad en Texas, y son procedimientos médicos muy costosos. Emplean a mucha gente. Crean muchos ingresos fiscales”, continuó Pittman. “Estas leyes de activación están destinadas a evitar que se produzcan abortos: estos procedimientos de FIV están destinados a crear vida”.