Una decisión de la Corte Suprema podría provocar que las admisiones a la universidad sean más subjetivas

L. Song Richardson, presidenta de Colorado College, en su oficina en Colorado Springs, Colorado, el 20 de junio de 2023. (Stephen Speranza/The New York Times).
L. Song Richardson, presidenta de Colorado College, en su oficina en Colorado Springs, Colorado, el 20 de junio de 2023. (Stephen Speranza/The New York Times).

En la decisión de la Corte Suprema que prohibió las preferencias raciales y étnicas en las admisiones a la universidad, el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, incluyó duras críticas a la Universidad de Harvard y la Universidad de Carolina del Norte, cuyo proceso de admisiones describió con adjetivos como “vago", “opaco” e “imponderable”.

Por desgracia, el fallo emitido por el tribunal el 29 de junio en contra de estas dos universidades podría favorecer un sistema de admisiones todavía más subjetivo y misterioso, en la batalla de las universidades por cumplir la ley sin dejar de admitir a una generación diversa de estudiantes.

Funcionarios de algunas universidades predijeron que habría menos énfasis en parámetros estandarizados, como los resultados de exámenes y la clasificación por calificaciones, y más en las cualidades personales, comunicadas a través de recomendaciones y del ensayo que forma parte del trámite de solicitud del estudiante, todo lo contrario a lo que esperaban muchas personas que se oponen a la acción afirmativa.

“¿Se hará más opaco? Sí, así tendrá que ser”, opinó Danielle Ren Holley, quien pronto asumirá el cargo de presidenta en Mount Holyoke College. “El proceso es de por sí complejo, y esta opinión lo hará todavía más complejo”.

En una entrevista, Edward Blum, fundador y presidente del demandante Students for Fair Admissions, en defensa de los llamados “parámetros estándar” de las capacidades académicas, citó estudios que demuestran que la puntuación de los exámenes, las calificaciones y el trabajo realizado a lo largo del curso ayudan a determinar qué estudiantes lograrán un buen desarrollo en las instituciones competitivas.

Se comprometió a hacer respetar la decisión y señaló que Students for Fair Admissions y sus asesores “han estado monitoreando con detenimiento posibles cambios en los procedimientos de admisión”.

La Universidad de California, campus Berkeley, el 21 de junio de 2021. (Jim Wilson/The New York Times).
La Universidad de California, campus Berkeley, el 21 de junio de 2021. (Jim Wilson/The New York Times).

“No dejaremos de vigilar y nuestra intención es promover acciones legales contra las universidades que decidan ignorar esta resolución clara”, escribió en un comunicado el 29 de junio.

No obstante, sería casi imposible eliminar toda mención o alusión a la raza en el proceso de admisiones (empezando por el nombre del solicitante). Además, en su decisión, Roberts dejó específicamente abierta la posibilidad de considerar el origen racial o étnico en la experiencia de vida de cada persona.

“De ninguna manera se debe interpretar que la presente opinión les prohíbe a las universidades considerar alguna exposición en que el solicitante describa cómo ha afectado la raza su vida, ya sea por haber sufrido discriminación, como inspiración o de cualquier otra manera”, escribió.

De cualquier manera, advirtió que el ensayo personal no puede aprovecharse veladamente para revelar la raza. “En otras palabras, debe tratarse al estudiante con base en sus experiencias como individuo, no con base en la raza”, escribió. “Muchas universidades llevan mucho tiempo haciendo lo contrario”.

Varias universidades, entre ellas las de Harvard y Carolina del Norte, declararon el 29 de junio que se sujetarán al fallo. Sin embargo, los escépticos de fuera consideran que será difícil saber cuáles son las intenciones de cada universidad. ¿Cómo se puede saber si una decisión del proceso de admisiones se basó en un ensayo sobre la determinación personal o en la raza del solicitante que este dejó entrever?

“Creo que una consecuencia muy posible de esta decisión es que las escuelas sencillamente harán trampa y esperarán a ver a quién demandan”, opinó Richard Sander, profesor de Derecho en la Universidad de California, campus Los Ángeles, un crítico de la acción afirmativa. “Las probabilidades de que demanden a una escuela en particular son reducidas, y el costo de demandar es muy elevado”.

Algunos funcionarios escolares ya han hablado de opciones para aprovechar el ensayo personal. En una presentación reciente patrocinada por el American Council on Education, Shannon Gundy, directora de admisiones a licenciatura en la Universidad de Maryland, señaló que los estudiantes deben adaptar el ensayo de su proceso de admisión de tal modo que describa la forma en que la raza ha afectado su vida.

“En este momento, los estudiantes escriben sobre sus prácticas de futbol o sobre la muerte de su abuela”, explicó, y añadió: “No escriben sobre las dificultades y pruebas que han enfrentado. No escriben sobre los retos que han tenido que superar”.

Las universidades también podrían solicitar otros ensayos más específicos, algo así como las declaraciones de “diversidad, equidad e inclusión” que se han convertido en un elemento conocido del proceso de contratación del cuerpo docente.

Holley imaginó una pregunta que podría decir algo así: “Uno de los valores centrales de Mount Holyoke College es la diversidad de todo tipo. Explica por qué valoras esta cualidad y qué crees que aportas a la comunidad de Mount Holyoke en términos de diversidad”.

Los funcionarios de varias universidades predicen que el fallo judicial provocará una baja inmediata en el número de estudiantes negros e hispanos en universidades selectivas, en una repetición de la experiencia de California y Míchigan después de que esos estados adoptaron normas para prohibir la acción afirmativa en sus universidades públicas hace años. En la Universidad de California, campus Berkeley, solo el 3,4 por ciento de los estudiantes de nuevo ingreso en otoño pasado eran negros, un cuarto de siglo después de que esa prohibición entró en vigor.

Pero muchas de las 100 escuelas aproximadamente que practican la acción afirmativa se han estado preparando para este momento desde hace meses, si no es que años. Y ya han tomado medidas para pasar a una era de admisiones “neutral en cuanto a la raza”, en que se intente seguir la ley al pie de la letra, pero se encuentren opciones para mantener los valores de la acción afirmativa.

El rigor académico no deja de ser importante, pero… ¿pruebas estandarizadas? No son necesarias y, en algunos casos, nadie las lee.

Las instituciones cada vez les dan más preferencia a estudiantes destacados de familias de bajos recursos o a solicitantes de “primera generación” (los primeros de su familia que van a la universidad). Destinan dinero a apoyar a los estudiantes y ofrecer más ayuda financiera con base en las necesidades.

También es muy probable que algunas universidades selectivas desempeñen un papel mucho más directo para alentar a posibles solicitantes.

La Universidad de Virginia, por ejemplo, anunció este mes un plan de atención concentrada en cuarenta preparatorias de ocho regiones del estado de las que han recibido muy pocos solicitantes. La Universidad de Duke hace poco prometió becas por el total de la colegiatura para estudiantes de Carolina del Norte y Carolina del Sur con ingresos familiares de 150.000 dólares como máximo.

“En realidad, lo más difícil es identificar y atraer a los estudiantes”, lo que ayudaría a tener una colaboración más amplia con organizaciones de la comunidad, comentó Alison Byerly, presidenta de Carleton College.

Los estudiantes están ahí, señaló L. Song Richardson, presidenta de Colorado College. “Si estamos convencidos de que hay una distribución equitativa del talento” en todos los grupos demográficos, indicó, “entonces es de esperar que un proceso de admisión sin sesgos produzca generaciones escolares diversas”.

c.2023 The New York Times Company