El debate nacional en Italia sobre si hay que sacrificar o no a una osa que mató a un runner

Andrea Papi fue atacado por un oso en la región del Trentino
Andrea Papi fue atacado por un oso en la región del Trentino - Créditos: @Twitter

ROMA.- Desde hace una semana no se habla de otra cosa en Italia: ¿hay que sacrificar a la osa que mató a un runner de 26 años en un bosque del parque nacional de las Dolomitas el 5 de abril pasado o hay que salvarla?

El dilema, presente en diarios, radios, televisión, tertulias y charlas de café, ha dividido a la opinión pública, que por primera vez en 150 años ha sido testigo de la trágica muerte por manos de un oso de Andrea Papi, joven amante de la montaña y el running, oriundo de la localidad de Caldes, en la región del Trentino, en el norte.

El miércoles pasado Andrea salió como siempre de su casa para hacer jogging, yendo a correr por senderos en medio del bosque del monte Peller, que conocía muy bien. Pero jamás regresó. Después de una búsqueda dramática, 24 horas más tarde fue hallado por rescatistas sin vida en la montaña, donde, como testimoniaban las feroces marcas en su cuerpo, había sido salvajemente agredido por un oso. Este fue identificado como “Jj4″, una osa de 17 años, 120 kilos y 1 metro y 90 centímetros de altura, ya problemática en el pasado y por lo tanto considerada “reincidente”.

Como trascendió después de los exámenes de ADN, “Jj4″ ya había sido protagonista de un ataque a unos excursionistas, padre e hijo, en junio de 2020. Entonces, si bien la administración local había decidido sacrificar a la osa, finalmente, tras el recurso de grupos defensores de los animales que destacaron que intentaba defender a sus tres cachorros, esto no se hizo.

Tan sólo se dispuso su captura y colocación de un collar electrónico para tenerlo bajo control, algo que evidentemente fue insuficiente para evitar que se repitiera una agresión, en este caso, mortal, que creó gran conmoción en Italia y reavivó el debate sobre la difícil convivencia entre el hombre y peligrosos animales predadores. Animales en muchos casos en vías de extinción, pero que, en los últimos años, para revertir esa situación, se multiplicaron peligrosamente, sin que se tomaran medidas de precaución.

Como hace más de un siglo habían desaparecido, los osos pardos, especies protegidas, fueron reintroducidos en los Alpes de Italia hace unas dos décadas, a través de un plan europeo llamado “Life Ursus”. Se estima que en Italia hay entre 120 y 200 osos entre el Trentino y la región de los Abruzos. En esta región, en el centro de Italia, existen osos en los bosques de los Apeninos, pero nunca sucedió nada grave porque existe un “modelo” de convivencia que jamás fue puesto a punto en el mucho más turístico Trentino, según denunciaron algunos en estos días de controversia.

Mientras ya comenzó la búsqueda de la osa “asesina”, que no será fácil porque su collar electrónico -para peor- está descargado, los familiares del joven muerto, destrozados, tras el funeral que se celebró en Caldes ante 3000 personas, no ocultaron su indignación. “Estamos enojados con quien no ha actuado. Si alguien ha cometido errores, que admita su culpa”, clamó su padre, que pidió justicia y reflejó la rabia de una población que había señalado incidentes con osos recientemente y que denunció a las autoridades que “le concedieron al animal una segunda oportunidad de matar”.

¿Sacrificio?

“La eliminación del oso no me va a devolver a Andrea”, lamentó Franca, su mamá. “Pero quiero aclarar algo: la culpa no es de mi hijo y tampoco del oso. La culpa es de quien no ha tenido en cuenta ni ha evaluado a través del tiempo el crecimiento del número de osos y de la población”, denunció.

Quizás demasiado tarde, las autoridades del Trentino anunciaron que sacrificarán a todos los osos problemáticos de la zona -es decir, la osa “Jj4″ y otros dos- y el traslado a otra parte de unos 60 osos hoy presentes, bajo tutela de la Unión Europea. También propusieron la dotación de un spray anti-agresión a las fuerzas del orden en servicio en los bosques del Trentino.

Pero los grupos defensores de los animales ya pusieron el grito en el cielo y se encuentran en pie de guerra. “No a venganzas y represalias, no a sacrificaciones y deportaciones”, protestó la Federación italiana de asociaciones de derechos animales y ambiente, que reúne a unos 80 grupos. Uno de estos ya advirtió que recurrirá la decisión de eliminación de “Jj4″ y le comunicó al presidente de la provincia autónoma de Trento, Maurizio Fugatti, que ya tenía “un lugar seguro” donde poder trasladar de inmediato a “Jj4″, salvándola de la orden de ejecución.

El procedimiento para el sacrificio de los osos es incruento, explicaron: prevé la colocación de una trampa similar a un caño de grandes dimensiones, donde se coloca un señuelo. Cuando el oso entra, la trampa se cierra y es transportada a una rerserva donde, luego de un examen de ADN, si se confirma responsable de la muerte del excursionista, recibe una inyección letal.

En medio del debate sobre si debe sacrificarse la osa “killer”, el famoso montañista Reinhold Messner, apodado “el rey de los ocho mil metros”, no tuvo dudas. “En Trentino un oso agredió y mató un hombre. No hay más nada que decir: osos y lobos se han vuelto un problema para campesinos, criadores, habitantes, turistas y hay que actuar: hace falta una ley clara que indique qué hay que hacer y eliminarlos no debe ser un tabú”, aseguró al diario La Stampa.

Opinó distinto Licia Coló, conocida conductora de programas televisivos sobre el medio ambiente: “Creo en el valor de la naturaleza, estoy convencida de que el mundo no nos pertenece y por lo tanto si ‘Jj4′ es un ejemplar problemático, debe ser trasladado. Si está ahí es porque ahí lo ha puesto el hombre y volverlo un chivo expiatorio es amoral”.

Coincidió el zoólogo Bruno Cignini. “Cuando un oso se vuelve peligroso para el hombre -y ‘Jj4′ es reincidente-, el protocolo prevé que se pueda remover de su habitat, pero no es obligatoria la eliminación. Como alternativa, se puede capturar y poner en un recinto. Por eso, la decisión se vuelve política”, subrayó al Corriere della Sera.

Mientras ya comenzó la caza a “Jj4″, este experto advirtió que lo peor sería caer en una psicosis por la que se piensa que si uno entra a un bosque se topa con un oso que lo agrede. “No es así”, aseguró, al subrayar que “el oso es un animal solitario, tímido, tanto es así que cuando se dice que una persona es un oso, es justamente por eso”.