Daniel Martínez: un socialista de costumbres uruguayas

MONTEVIDEO.- Socialista por ideas, ingeniero de profesión, uruguayo por costumbres. Daniel Martínez, el candidato presidencial del Frente Amplio, es un ejemplo típico de ciudadano de este país.

Anda siempre con el termo debajo del brazo para consumir mate amargo, le encanta el fútbol y va a la cancha a gritar por su equipo, Defensor Sporting, que tiene el campo de juego en un lugar típicamente montevideano: el Parque Rodó.

Es carnavalero y va a los tablados para aplaudir el pasaje de murgas sentado en los tablones de madera. Viene de una familia de clase media, con la que vivió en el tradicional barrio de Pocitos. Muy joven se casó con su esposa, Laura Motta, con la que lleva más de 40 años de matrimonio, y tienen tres hijas y varios nietos.

Ingresó en la política por voluntad y se abrió paso pese a los palos que se le interpusieron en la rueda. La carrera política de Martínez había comenzado cuando, en plena dictadura militar, fue reclutado por un amigo para integrarse al Partido Socialista de Uruguay. Para su madre, esa decisión fue un golpe que no le perdonó nunca. Él mismo ha contado que ella, católica, no podía convencerse del camino elegido por su hijo y lo consideraba una herejía.

Estudió ingeniería y comenzó a trabajar en el ente petrolero estatal, Ancap, donde comenzaría sus pasos de militancia sindical. Así se conoció a Martínez publicamente como miembro de la Federación Ancap y dirigente de la central Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT). Pero no siguió el camino de otros camaradas que se postularon al Parlamento y optó por dedicarse al sector privado como ingeniero y emprendedor.

Tiempo después, la primera victoria nacional del Frente Amplio lo devolvería a la política activa, cuando Vázquez lo eligió para presidir aquella empresa pública en la que había sido funcionario y sindicalista.

Para Tabaré, la Ancap tenía un sentimiento especial, ya que ese había sido el lugar de trabajo de su padre, por lo que confiarle ese cargo a Martínez implicaba confianza y distinción. El puesto lo ocupó desde la llegada del Frente al gobierno, en 2005, hasta 2008, cuando asumió como ministro de Industria y Energía.

Si bien Martínez consiguió la estima del entorno socialista, varios dirigentes del Frente Amplio lo resistieron en 2010 para que fuera candidato a intendente de Montevideo. Uno de los que le cerraron el paso fue José "Pepe" Mujica.

Mujica no lo tendría en cuenta para su administración, pero Martínez había encabezado la lista al Senado del Partido Socialista y ya tenía otra tribuna, aunque su ambición era la intendencia de Montevideo.

Mujica mantenía un objetivo: convencer a su esposa, Lucía Topolansky, de que fuera candidata a ese cargo, lo que implicaba frenar a Martínez, que podía dedicarse a recorrer otras zonas del país.

Pero el resultado no fue el esperado por el veterano tupamaro: Martínez ganó la interna y se convirtió en intendente. El Pelado consiguió una victoria contundente en 2015 y comenzó a perfilarse como un buen candidato a la presidencia para este año, un camino similar al que recorrió Tabaré Vázquez, actual presidente de Uruguay.

Martínez ocupó la banca parlamentaria un año, pero después ganó las elecciones locales de 2015 y asumió como intendente de Montevideo hasta esta campaña electoral, cuando renunció para ir por el "premio mayor".