Tan solo una década para cambiar la historia

La historia contrafáctica suele ser una trampa. Lo que pudo ser y no fue es un espejismo inconducente. Un ejercicio vano, pero tentador, cuyo resultado es siempre frustrante. ¿Podría haberse evitado la separación de los Beatles? ¿Hubiera sido otro el fin de no haber irrumpido Yoko Ono? ¿Podrían en esta cinco décadas haber vuelto a tocar juntos si una bala no hubiera acallado para siempre la vida de John Lennon el 8 de diciembre de 1980?

Son las preguntas sin respuesta que los fans se llevan haciendo desde 1970 y en las que una y otra vez vuelven a indagar los historiadores y los biógrafos. Solo existe la certeza de lo que realmente ocurrió, y esa es una de las historias más extraordinarias de la cultura popular de todos los tiempos: la de una banda que cambió la música y su industria, que revolucionó a toda una generación y que influyó en los jóvenes como nada nunca lo había hecho.

Lo sorprendente es que todo esto ocurrió prácticamente en menos de una década. Aunque Lennon, Paul McCartney y John Harrison habían estado tocando juntos desde 1956, la formación clásica de The Beatles, como Ringo Starr en la batería, solo se materializó en 1962, el año en que la banda surgida en Liverpool se profesionalizó con la llegada de Brian Epstein como su representante. El ascenso a la fama mundial sería tan vertiginoso como viral fue la beatlemanía que en poco tiempo invadió a todo el planeta. De aquel 1962 refundacional al anuncio de la separación, hecho público por McCartney el 10 de abril de 1970, pasaron tan solo ocho años. Resulta hoy difícil imaginar cómo en tan poco tiempo una banda pudo convertirse en el centro del planeta; cómo logró atravesar tantas etapas musicalmente tan disímiles; cómo le fue posible inspirar tanto estilo e influir tanto en la moda y en la cultura callejera.

La historia de aquel triste final, del que se cumplen ahora 50 años, y la de aquella década de evolución permanente de los Beatles, es el tema principal de esta edición de LA NACION revista. Un aniversario redondo, pero, sobre todo, una excusa más para volver a deleitarnos con esa música que ya pertenece a todas las épocas.