Cumbre amazónica muestra el complicado reto para Belém, ciudad brasileña anfitriona de la COP30

Por Jake Spring y Leonardo Benassatto

BELÉM, Brasil, 10 ago (Reuters) - Organizar una cumbre de las Naciones Unidas sobre el clima para decenas de miles de personas en cualquier ciudad es una tarea de enormes proporciones, pero hacerlo en una parte de la selva amazónica poco acostumbrada a las multitudes de visitantes será aún más difícil.

Belém, una ciudad de 1,3 millones de habitantes en el norte de Brasil que acogerá la reunión sobre el clima COP30 en 2025, fue puesta a prueba esta semana durante una cumbre de países de la selva tropical.

Los precios de las habitaciones se dispararon, porque las plazas en los hoteles eran aproximadamente la mitad que los 27.000 participantes en la cumbre.

La ciudad espera más de 70.000 para la COP30. Para hacer frente a la escasez, es posible que se recurra a una solución fundamental para la vida en el delta del río Amazonas desde hace cientos de años: los barcos.

Algunos delegados podrían desplazarse diariamente en barco desde las islas cercanas, mientras que los jefes de Estado podrían alojarse en cruceros estacionados en el puerto, según las autoridades.

La ciudad tiene previsto completar a finales de este mes un diagnóstico de todos los retos a los que deberá enfrentarse en los dos años que faltan para la cumbre, entre ellos un sistema de alcantarillado inadecuado, carreteras en mal estado y un transporte público deficiente.

"¿Está preparada la ciudad para acoger un acontecimiento de tal magnitud? Si fuera hoy, no lo estaríamos", afirmó Luiz Araujo, que dirige el comité de preparación de la COP30 de la ciudad.

La ONU convoca una conferencia anual para las partes de la Convención Marco sobre el Cambio Climático, un evento que ha adquirido mayor urgencia por los récords de calor y porque el objetivo de mantener el calentamiento dentro de 1,5 grados centígrados parece menos al alcance. La COP28 de este año se celebrará entre noviembre y diciembre en Dubái.

Brasil tiene mucho en juego en el éxito de la COP30. La reunión será la culminación de un giro diplomático del presidente Luis Inácio Lula da Silva, que se ha comprometido a restaurar la posición de Brasil como líder en política medioambiental tras cuatro años de alza de la deforestación bajo el mandato de su predecesor Jair Bolsonaro.

El banco nacional de desarrollo BNDES ha ofrecido 5.000 millones de reales (1.020 millones de dólares) en financiación para proyectos de preparación de Belém para la cumbre. El gobierno estatal y municipal, así como empresas privadas, planean aprovechar la financiación federal.

Junto al puerto, una hilera de almacenes de chapa ondulada en mal estado es un ejemplo de una zona en la que la ciudad planea un lavado de cara. Cerrado por obras esta semana, los carteles proclamaban "Puerto del futuro aquí", con representaciones de un moderno complejo comercial y de ocio.

Más lejos, en el paseo marítimo, el mercado de Ver-o-Peso, famoso por la venta de peces gigantes de río amazónicos, también se someterá a una reforma antes de la COP30.

"Lo que me gustaría es que las autoridades pusieran orden", afirma la vendedora Beth Cheirosinha. "Hay mucho podrido, mucho abandono, mucho comido por las polillas. Vamos a recibir a las masas. Necesitamos un lugar chic".

Reuters visitó la futura sede de la COP30 en Belém, en el emplazamiento de un aeropuerto abandonado. Un enorme centro de conferencias con cuidados jardines llenará el solar vacío donde los obreros acaban de empezar a hormigonar, con planes para que la pista de aterrizaje existente permanezca en su lugar.

Helder Barbalho, gobernador de Pará, donde Belém es la capital del estado, afirmó que la COP30 aportaría recursos para mejorar el saneamiento de casi un tercio de la población, que está por debajo de los estándares, y cambiar los autobuses de gasolina por vehículos eléctricos o de gas, pero que es imposible resolverlo todo.

"No queremos vivir en una burbuja y pretender que Belém no tendrá problemas en noviembre de 2025", dijo Barbalho. "Pero entendemos que aún podemos presentar una ciudad hospitalaria".

(1 dólar = 4,90 reales)

(Reporte adicional de Lisandra Paraguassu en Brasilia; editado en español por Javier López de Lérida)