'Mi cuerpo, mi elección': Cómo los enemigos de las vacunas se apropiaron del grito de guerra del aborto

LOS ÁNGELES — A la sombra del edificio art decó del Ayuntamiento de Los Ángeles, los músicos se subieron al escenario, los niños se pintaron la cara y las familias hicieron un picnic en sillas de jardín. En medio de la fiesta, la gente ondeaba banderas, llevaba camisetas y vendía botones, todos ellos con el conocido lema "Mi cuerpo, mi elección".

No era una manifestación por el derecho al aborto. No era una protesta contra la reciente sentencia de la Corte Suprema de Estados Unidos. que revocó el caso Roe vs. Wade. Se trataba del "Mítin derrota a los mandatos", una jubilosa reunión de activistas antivacunas celebrada en abril para protestar contra las pocas directrices que quedan contra el COVID-19, como la orden de usar mascarilla en el transporte público y el requisito de vacunación para los trabajadores médicos.

Escenas similares se han producido en todo el país durante la pandemia. Armadas con el lenguaje del movimiento a favor del derecho al aborto, las fuerzas antivacunas han convergido con las causas de la derecha para protestar contra las precauciones ante el COVID-19.

Y están teniendo éxito. Los opositores a las vacunas se han apropiado de "Mi cuerpo, mi elección", un eslogan que ha estado inextricablemente vinculado a los derechos reproductivos durante casi medio siglo, para luchar contra las mascarillas y las órdenes de de vacunarse en todo el país, incluso en California, donde los legisladores se habían comprometido a adoptar los requisitos de vacunación más estrictos de Estados Unidos.

Mientras que el contingente antivacunas ha cosechado éxitos, el movimiento por el derecho al aborto ha recibido un golpe tras otro, que culminó con la decisión de la Corte Suprema del 24 de junio que puso fin al derecho constitucional federal al aborto. La sentencia deja en manos de los estados la decisión, y se espera que hasta 26 estados prohíban o limiten severamente el aborto en los próximos meses.

Ahora que los grupos antivacunas han reivindicado "Mi cuerpo, mi elección", los grupos por el derecho al aborto se están distanciando de él, lo que supone una sorprendente anexión de mensajes políticos.

"Se trata de una superposición muy astuta de los derechos reproductivos y del encuadre del movimiento", dijo Lisa Ikemoto, profesora de derecho del Instituto de Investigación Feminista de la Universidad de California en Davis. "Refuerza el significado de la elección en el espacio antivacunas y resta importancia al significado de esa palabra en el espacio de los derechos reproductivos".

Enmarcar la decisión de vacunarse como una decisión singularmente personal también oscurece sus consecuencias para la salud pública, dijo Ikemoto, porque las vacunas se usan para proteger no solo a una persona, sino a una comunidad de personas al detener la propagación de una enfermedad a aquellos que no pueden protegerse.

Celinda Lake, estratega demócrata y encuestadora con sede en Washington, D.C., dijo que "Mi cuerpo, mi elección" ya no tiene buenos resultados entre los demócratas porque lo asocian con el sentimiento antivacunas.

"Lo que es realmente único en este caso es que no se suele ver que la base de un bando adopte el mensaje de la base del otro bando, y que tenga éxito", dijo. "Eso es lo que hace que esto sea tan fascinante".

Jodi Hicks, presidenta de Planned Parenthood Affiliates of California, reconoció que la apropiación de la terminología del derecho al aborto ha ido en contra del movimiento por los derechos reproductivos. "En este momento, toma ese mensaje para distraer del trabajo que estamos haciendo y lo usa para difundir información errónea, es frustrante y decepcionante", dijo Hicks.

Dijo que el movimiento ya se estaba alejando de la frase. Incluso en los lugares donde el aborto es legal, añadió, algunas mujeres no pueden "elegir" hacerse uno debido a barreras financieras o de otro tipo. El movimiento se centra ahora más en el acceso a la atención médica, usando eslóganes como Bans Off Our Bodies ["No prohíban sobre nuestros cuerpos"] y "Di aborto", dijo Hicks.

La vacunación no siempre ha sido tan política, dijo Jennifer Reich, profesora de sociología de la Universidad de Colorado en Denver, quien escribió un libro sobre porqué los padres rechazan las vacunas para sus hijos. La oposición a las vacunas creció en la década de 1980 entre los padres preocupados por los requisitos de vacunación en las escuelas. Esos padres decían que no tenían suficiente información sobre los posibles efectos nocivos de las vacunas, pero no era algo partidista en ese momento, dijo Reich.

El tema estalló en la escena política después de que un brote de sarampión vinculado a Disneylandia enfermara al menos a 140 personas en 2014 y 2015. Cuando los legisladores de California actuaron para prohibir a los padres reclamar exenciones de creencias personales para las vacunas infantiles obligatorias, los opositores se organizaron en torno a la idea de "elección médica" y "libertad médica." Esos opositores abarcaron todo el espectro político, dijo Reich.

Luego llegó el COVID-19. La administración de Trump politizó la pandemia desde el principio, comenzando con las máscarillas y las órdenes de confinamiento en casa. Los líderes republicanos y los evangélicos blancos implementaron esa estrategia sobre el terreno, dijo Reich, argumentando en contra de los mandatos de vacunación cuando las vacunas contra el COVID-19 existían solo en teoría, asustando a la gente con la retórica sobre la pérdida de la elección personal y las imágenes de los pasaportes de vacunas.

Ganaron terreno a pesar de una evidente incoherencia, dijo: A menudo, las mismas personas que se oponen a los requisitos de las vacunas —argumentando que es una cuestión de elección— están en contra del derecho al aborto.

"Lo que realmente ha cambiado es que en los últimos dos años, más o menos, se ha vuelto altamente partidista", dijo Reich.

Joshua Coleman lidera V is for Vaccine, un grupo que se opone a los mandatos de vacunación. Dijo que despliega la frase estratégicamente dependiendo del estado en el que esté trabajando.

"En un estado o una ciudad que es más provida, no van a conectar con ese mensaje, no creen en la plena autonomía corporal", dijo Coleman.

Pero en lugares como California, lleva su retórica de "Mi cuerpo, mi elección" donde cree que será efectiva, como la anual Marcha de las Mujeres, donde dice que a veces puede conseguir que las feministas consideren su perspectiva.

La percepción de la palabra "elección" ha cambiado con el tiempo, dijo Alyssa Wulf, lingüista cognitiva afincada en Oakland, California. La palabra evoca ahora la imagen de una decisión aislada que no afecta a la comunidad en general, dijo. Puede enmarcar a una persona que busca el aborto como egocéntrica, y a una persona que rechaza las vacunas como un individuo que toma una decisión personal de salud, añadió Wulf.

Más allá de la lingüística, los activistas antivacunas están jugando a la política, troleando intencionadamente a los grupos a favor del derecho al aborto usando sus palabras contra ellos, dijo Wulf. "Realmente creo que hay un poco de 'fastídiense' en eso", dijo Wulf. "Vamos a tomar su frase".

Tom Blodget, un profesor de español jubilado de Chico, California, lució una camiseta de "Mi cuerpo, mi elección" —con la imagen de una jeringuilla de dibujos animados— en la manifestación "Derrota a los mandatos" en Los Ángeles. Fue "una cosa irónica", dijo, para exponer lo que él ve como la hipocresía de los demócratas que apoyan tanto el aborto como los mandatos de vacunas. Blodget dijo que está "a favor de la vida" y que cree que las vacunas contra el COVID-19 no son inmunizaciones sino una forma de terapia genética, lo cual no es cierto.

Para Blodget, y para muchos otros activistas antivacunas, no hay ninguna incoherencia en esta postura. El aborto no es una decisión de salud personal similar a la de vacunarse, dicen: Es simplemente un asesinato.

"Las mujeres dicen que pueden abortar porque es su cuerpo", dijo Blodget. "Si eso es algo válido para mucha gente, ¿por qué tendría yo que ponerme una inyección de algún brebaje?".

Una semana después y a casi 400 millas al norte, en Sacramento, los legisladores estatales escucharon testimonios sobre proyectos de ley sobre el aborto y las vacunas contra el COVID-19. Dos protestas, una contra el aborto y otra contra los mandatos de las vacunas, convergieron. Los camioneros del "People’s Convoy", un grupo que se opone a los mandatos contra el COVID-19 y que había estado recorriendo el país con su mensaje de "libertad médica", testificaron contra un proyecto de ley que impediría a la policía investigar los abortos espontáneos como asesinatos. Los activistas antiabortistas se alinearon para oponerse a un proyecto de ley que actualizaría los requisitos de notificación al registro estatal de vacunas.

"Mi cuerpo, mi elección" era omnipresente: los niños que acariciaban los caballos de la policía frente al Capitolio llevaban camisetas con el lema, y los camioneros que veían una danza de espadas llevaban carteles sobre sus cabezas.

En ese momento, dos duras propuestas legislativas para obligar a vacunarse contra el COVID-19 a los escolares y a la mayoría de los trabajadores ya habían sido archivadas sin que se votaran. Quedaba una controvertida propuesta de vacunación: un proyecto de ley para permitir que los niños de 12 años o más se vacunen contra el COVID-19 sin el consentimiento de sus padres.

Desde entonces, los legisladores han suavizado la medida, elevando la edad mínima a 15 años, y están a la espera de votaciones cruciales. Han trasladado su atención al último terremoto político: el aborto.

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(KHN (Kaiser Health News) es una redacción nacional que produce periodismo en profundidad sobre temas de salud. Junto con Policy Analysis and Polling, KHN es uno de los tres principales programas operativos de KFF (Kaiser Family Foundation). KFF es una organización sin ánimo de lucro que proporciona información sobre temas de salud a la nación. Este artículo ha sido producido por KHN, que publica California Healthline, un servicio editorialmente independiente de la California Health Care Foundation).