¿Son cubanos o de Cuba los refrescos Ciego Montero que se venden en Miami? Dan la cara a polémica

Luis Felipe Padrón estaba poniendo refrescos Ciego Montero en un anaquel de Sedano’s cuando alguien le preguntó si era comunista. El empresario cubanoamericano y su socio, Tony Haber, están envueltos en la polémica más reciente de Miami: ¿el gobierno cubano saca ganancias de los refrescos Ciego Montero que se venden en la capital del exilio? Las críticas han llegado a las redes sociales, donde hoy se libran la mayoría de batallas o escaramuzas que mueven la opinión pública.

“Los refrescos de Cuba están en Miami, pero los niños en Cuba no tienen desayuno. No faltará quien diga: eso lo hacen en Miami. Dejen de ser ilusos que el bloqueo no existe”, dijo una usuaria de Twitter, mostrando un video de los estantes de refrescos.

Los cubanos que han llegado recientemente reconocen uno de los refrescos más populares de Cuba, Ciego Montero, que vienen en sabores de naranja, limón o Cola, conocido como TuKola, y que no se pueden vender en Miami como parte de las regulaciones del embargo.

Pero el Ciego Montero que Padrón comercializa se fabrica en Colombia y se trae a Miami sirviendo de colchón a otros productos que Padrón fabrica en el país latinoamericano y distribuye aquí, como las galletas cubanas Yoyita’s, inspiradas en su mamá.

El empresario le dio la exclusiva de los refrescos Ciego Montero a la cadena de supermercados Sedano’s, que lo tiene en cuatro de sus tiendas desde hace una semana.

Padrón, presidente de Always Food Sales & Consultant Corp, y su socio Tony Haber, presidente de la compañía de bebidas QVivoBrands y dueño de la marca Ciego Montero en Estados Unidos, afirman que no tienen vínculo comercial ni legal con entidades del gobierno cubano.

“Es lo que me duele de esta historia, y por lo que me acuesto todas las noches diciendo que tiene que haber un plan, que me digan que tengo vínculos con un gobierno del que me fui hace 43 años y que lo que hizo fue darme mucho golpes, porque yo en Cuba no tuve felicidad. Vi a mis padres y a mi madre pasar mucho trabajo”, dice Padrón, que tenía 11 años cuando salió por el puente marítimo Mariel-Cayo Hueso.

Su padre era un ingeniero azucarero del antiguo central Amistad, en la hoy provincia de Mayabeque, y su madre una costurera, que pasaron muchos años tratando de salir de Cuba. Hasta que un tío que estuvo confinado a los campos de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) –donde el castrismo envió a trabajos forzados a homosexuales y desafectos del sistema– ayudó a sacarlos de Cuba por la flotilla que trajo a más de 120,000 cubanos a Estados Unidos.

Los empresarios Luis Felipe Padrón, presidente de Always Food Sales & Consultants , y Tony Haber, presidente de Qvivo Brands Inc., explicaron cómo se registró la marca de refrescos Ciego Montero en Estados Unidos y rechazaron las críticas de que tienen relaciones con el gobierno cubano, en una entrevista con el Nuevo Herald en sus almacenes del suroeste de Miami, el 28 de junio.

“Soy de los duros. No he vuelto a Cuba porque no tengo miedo a nada, y estoy seguro de que, entrando, cuando me abran la maleta y me vayan a quitar algo que llevo para una prima lejana que tengo, yo me fajo”, cuenta Padrón.

Desde hace más de dos décadas, Padrón, de 54 años, representa a la compañía de especias McCormick con un contrato de distribución en supermercados como Fresco y Más y Winn-Dixie, y se precia de conocer “sabores” y de distinguir los que les gustan a los diferentes grupos de latinos. También distribuye los snack Pelly y la pasta de bocaditos Findy.

Marcas y nostalgia cubana

Padrón se interesó en las marcas cubanas desde que su tío y mentor en los negocios le regaló un libro sobre ese tema hace 18 años.

“Nunca hemos regresado a Cuba por el gobierno comunista, pero sí llevamos ese orgullo de ser cubanos”, dice Padrón, que ya tenía registradas en Estados Unidos tres marcas de cervezas cubanas, Mayabe, Tínima y Manacas –un negocio que comparte con su hija y su yerno– cuando Padrón se enteró de la existencia de los refrescos Ciego Montero a través de su pareja, una cubana que llegó más recientemente de la isla.

Fue ella quien lo impulsó a buscar ese refresco que tiene un significado para el paladar de los cubanos más jóvenes, que no conocieron o ya no recuerdan las versiones anteriores de la Cola en la isla como el refresco Son y Tropicola, ni la Materva, la Jupiña y otras gaseosas que hoy se venden en Miami y que se alinean más con los sabores que prefieren los que emigraron hace décadas.

Nueva ola de cubanos incentiva negocios en Miami

Cuando Padrón fue a registrar Ciego Montero se enteró de que ya otro cubano la había registrado ante la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos en noviembre de 2021. Entonces contactó a Tony Haber a través de Linkedin, quien a su vez indagó sobre Padrón.

Haber, que preside la compañía Qvivo Brands, que comercializa vinos como Nostalgia y Patria y Vida, y la cerveza Mi Cristal, adquirió la marca Ciego Montero que Cuba no había renovado. Se la otorgaron en el 2022, porque siempre dan un periodo de gracia para que el titular de la marca la reclame.

“Hay que pagar un fee cada cierto tiempo, que es más frecuente si la marca está inactiva”, explica Haber, especulando sobre los motivos por los que el gobierno cubano dejó de pagar los derechos de los refrescos en Estados Unidos, y que resultó en que él llegara a ser el propietario.

Los refrescos Ciego Montero de Cuba se fabrican en Guane, Pinar del Río, y son propiedad de una empresa mixta, Los Portales S.A., una sociedad entre la multinacional suiza Nestlé S.A y la Corporación Alimentaria del gobierno cubano.

Los refrescos Ciego Montero que se venden en Miami son de tres sabores, incluyendo TuKola. Por ahora se pueden encontrar en algunos Sedano’s. Son propiedad y comercializados por dos empresarios cubanoamericanos, que niegan tener vínculos de negocio con el gobierno cubano.
Los refrescos Ciego Montero que se venden en Miami son de tres sabores, incluyendo TuKola. Por ahora se pueden encontrar en algunos Sedano’s. Son propiedad y comercializados por dos empresarios cubanoamericanos, que niegan tener vínculos de negocio con el gobierno cubano.

Haber, que comenzó a seguir la pista de Ciego Montero en Estados Unidos durante la pandemia, una época difícil para el negocio, explica que había dos posibilidades.

“O nosotros nos hacíamos dueños de la marca o Cuba retenía la marca”, dice, indicando la posibilidad de que el gobierno de Estados Unidos intensificara el acercamiento con el gobierno cubano. “Cuba sería entonces dueña de la marca de nuevo, podría vender en Estados Unidos y realmente se apoderaría de los beneficios que obtuviera en Miami”.

El empresario de 49 años, que llegó a Miami a los 14, también tenía otra razón para llegar a un acuerdo con Padrón para que se comercializara y distribuyera Ciego Montero.

“Por qué el cubano no puede probar aquí los productos de su país, como lo hacen el puertorriqueño, el colombiano, el mexicano”, ejemplifica Haber, que vende Coquito puertorriqueño enlatado, y Guarito, un cocktail de aguardiente colombiano sparkling, también en lata, además de su versión del Cuba Libre –Mentirita, dice la lata– bajo la marca TuKola, de Guayabita del Pinar.

Registración de la marca TuKola en Estados Unidos.
Registración de la marca TuKola en Estados Unidos.

A cambio de dejar a Padrón comercializar Ciego Montero, “Haber tiene el derecho de comercializar las tres cervezas nuestras –Mayabe, Tínima y Manacas– y todo lo que hagamos con vino y con alcohol”, dice Padrón, que anticipó las oportunidades de negocio que surgirían con la llegada de más cubanos.

“Sabía que después del 11 de julio iban a venir 400,000 cubanos”, dice Padrón sobre las protestas de julio del 2021, que unidas a la represión y la crisis en la isla, desembocaron en el mayor éxodo de cubanos. “Si lo permiten, la isla se queda vacía”, añade Padrón, que quiso llevar a los cubanos el sabor que les gusta.

En vez de estar endulzados con sirope de maíz, como la mayoría de los refrescos en Estados Unidos, los de Ciego Montero que él comercializa contienen azúcar de verdad, explica Padrón.

El empresario comenzó a buscar la fórmula del negocio en la cocina de un bohío cubano que tiene en su finca en Redland. Y no paró hasta encontrar los ingredientes que consiguieran el sabor más parecido al refresco de Cuba. Por eso le duelen algunos comentarios en redes que dicen que la fórmula se la dio Cuba, afirma.

Herencia y tradición

Graduado de Administración de Empresas de FIU, Haber entendió cómo funcionan los mecanismos de la nostalgia a partir de una clase que tomó sobre literatura de las diásporas, no solo del exilio cubano, dice, recordando un poema de Richard Blanco, que fue uno de sus profesores.

“Su familia se iba a un hotel en Naples y cocinaban arroz y frijoles”, resume sobre el poema de Blanco, confirmando lo que sacó de la clase: “Nunca, por muchos años que pasen, las personas pierden su nostalgia”.

Ahí empezó su deseo de rescatar bebidas, sabores, recuerdos, dice Haber, que lanzó Mi Cristal –su versión de la cerveza Cristal, la más popular en Cuba– y que viene en una lata con una imagen de El Morro. “La producción está parada por unos meses”, dice sobre Mi Cristal, que busca le salga más económica en otro lugar.

La marca de la cerveza Cristal está registrada en Estados Unidos por una compañía peruana, Backus and Johnston, por lo que ninguna empresa puede usar este nombre. Por su parte, un empresario de California, Martin Wadley, creó la cerveza Palma en el 2019, que busca parecerse a la Cristal cubana. Wadley logró registrar la etiqueta y la frase que identificaba a Cristal: La Preferida de Cuba. En febrero del 2022 demandó a Haber y llegaron a un acuerdo fuera de corte.

“No puedo usar ni una palma chiquitica en la etiqueta ni tampoco el color verde”, dice Haber

Se considera un empresario arriesgado, pero Haber no está dispuesto a hacer negocios con el gobierno de Cuba. En un viaje a la isla en el 2014, comprobó que no hay opciones de hacer negocios con “los comunistas” porque la esencia de estos no va a cambiar, dijo a el Nuevo Herald.

Padrón afirma que cuando les cuenta a las personas que lo confrontan en un supermercado la historia de los refrescos Ciego Montero, algunos exclaman: “Jodieron al gobierno cubano. Bien hecho”.

Otros exiliados, como la ex presa política Iliana Curra, siguen cuestionando la presencia de los refrescos en los mercados de Miami. “Me preocupa que Cuba esté recibiendo algún tipo de ganancia”, dijo Curra a el Nuevo Herald, contando que le hicieron “muchas llamadas sobre productos de Cuba que se estaban vendiendo en Sedano’s”.

“¿Por qué hay que tomar TuKola aquí? Cuál es el problema de la nostalgia barata. Aquí tenemos de todo. Por qué Sedano’s tiene que vender eso, cuando hay tantos productos. Aquí somos refugiados”, apuntó Curra.

Republica, la compañía encargada de las relaciones públicas de Sedano’s, dijo a el Nuevo Herald que la cadena de supermercados no tenía ningún comentario sobre el tema.

Para Padrón, vender los refrescos Ciego Montero en Miami es “una cuestión de herencia y tradición”. Haber recuerda que “muchos cubanos que no tuvieron oportunidad de probar estos refrescos cuando estaban en Cuba, ahora pueden probarlos en Miami”.