Los cubanos aprendieron pronto que el asalto al Moncada no era nada que celebrar | Opinión

El 26 de julio, a las 5 a.m., Raúl Castro, de 92 años; Ramiro Valdés, de 91, y Guillermo García Frías, de 95, presidieron la celebración del 70 aniversario del asalto al cuartel militar Moncada, en Santiago de Cuba. Fue un acto violento que condujo a la formación del Movimiento 26 de Julio y ayudó a establecer una dictadura con Fidel Castro como líder.

En comparación, hace 75 años, una delegación que representaba a la República de Cuba ayudó a redactar la Declaración Universal de los Derechos Humanos en Naciones Unidas. Aquella república ofrecía una jornada laboral de ocho horas, derecho de huelga y autonomía universitaria.

La isla disfrutaba de un gran número de periódicos y emisoras de radio con diversos puntos de vista políticos e ideológicos. Este año, Cuba celebra el 75 aniversario de la Declaración con un nuevo código penal draconiano y más palizas y arrestos de disidentes.

Después de que el golpe de Estado de Fulgencio Batista acabara con la democracia cubana el 10 de marzo de 1952, los cubanos se enamoraron de Fidel Castro, un joven abogado carismático que prometió devolver el orden constitucional. Tras el atentado del 26 de julio al Moncada en 1953, el terrorismo urbano del Movimiento 26 de Julio mató a cubanos durante el resto de la década. Raúl Castro planeó numerosos secuestros de aviones. El 1º de noviembre de 1958, uno de estos secuestros causó la muerte de 17 civiles al estrellarse el avión.

Estados Unidos impuso un embargo de armas a la dictadura de Batista en marzo de 1958, gracias a la presión del Movimiento 26 de Julio de Castro, y en diciembre de 1958 el embajador estadounidense en La Habana presionó a Batista para que se marchara.

El 1º de enero de 1959, Fidel Castro subió al poder y fue rápidamente reconocido por Estados Unidos. Raúl Castro sigue allí hoy.

¿Qué ocurrió con los cubanos que, de buena fe, usaron la violencia para lograr un cambio democrático?

Mario Chanes de Armas, por ejemplo, quien sobrevivió al asalto al Moncada, estuvo en la cárcel con Fidel y, al igual que Castro, recibió la amnistía, fue a México a formarse y regresó a Cuba en el yate Granma para derrocar a Batista. Chanes podía haber ocupado cualquier puesto en el nuevo régimen, pero optó por volver a su trabajo en la cervecería. Tras ver cómo Castro traicionaba a su movimiento, Chanes se pronunció contra la influencia comunista. En 1961, Chanes fue procesado como contrarrevolucionario y encarcelado durante 30 años. Murió de Alzheimer en 2007 en Miami, tras ser liberado en 1991 y exiliarse en 1993.

No fue el único en seguir esta trayectoria; otros retomaron las armas.

Los hombres y mujeres que lucharon contra la dictadura de Batista, muchos de ellos en el Movimiento 26 de Julio de Castro, esperaban la restauración de la Constitución de Cuba de 1940 y de su república. Así lo prometió Fidel en su discurso “La Historia me absolverá” en su juicio por el asalto al Moncada. En lugar de eso, obtuvieron una dictadura totalitaria. Después lucharon contra Castro durante seis años en una guerra civil con un número de bajas sustancialmente mayor en ambos bandos que durante la lucha contra Batista. Unos 400 asesores soviéticos ayudaron a Castro a sofocar la resistencia. La oposición acabó en el exilio, encarcelada o ejecutada.

Fue en las celdas de las prisiones donde se forjó el movimiento de derechos humanos de Cuba.

Este movimiento comprendió el potencial de la resistencia no violenta, demostrada por el reverendo Martin Luther King Jr. La resistencia la practicó en las cárceles castristas y la vio como un medio para movilizar a los cubanos. Se convirtió en un movimiento cívico nacional para desafiar al monopolio castrista, educar a los ciudadanos, reconstruir la cultura democrática, reclamar los derechos humanos, negarse a aceptar la injusticia y oponerse a la represión. Los miembros revelan las propias contradicciones de la dictadura al insistir en que esta se adhiera a las disposiciones democráticas de su propia constitución.

La dictadura comunista se negó a seguir las reformas del presidente ruso Mijail Gorbachov, creyendo que la glasnost y la perestroika pondrían fin a su dominio. Entendieron que los líderes no violentos supondrían una alternativa a su régimen y los mandaron asesinar.

Un caso muy sonado fue el asesinato el 22 de julio de 2012 de los líderes prodemocráticos Oswaldo Payá y Harold Cepero. Payá y su Movimiento Cristiano de Liberación reunieron más de 30,000 firmas para la petición del Proyecto Varela de reformas de los derechos humanos, organizando a decenas de miles de cubanos y atrayendo la atención internacional. Payá fue galardonado con el Premio Sájarov y nominado en dos ocasiones para el Premio Nobel de la Paz.

Fidel Castro enfermó en 2006 y cedió el poder a su hermano menor. El mayor de los Castro murió el 25 de noviembre de 2016. Raúl Castro y su hijo Alejandro siguen gobernando Cuba en la actualidad a través de su presidente designado a dedo, Miguel Díaz-Canel.

Las cárceles cubanas siguen llenas de presos políticos, y la lucha por la libertad continúa.

John Suárez es director ejecutivo del Center for a Free Cuba.