Fue a Cuba a enterrar a su hija y a traer a su nieta. Hoy necesita ayuda para el alquiler en Miami
Georgina Sao fue a Cuba pensando que podía salvar a su hija, pero lo más que pudo hacer fue regresar a Miami con su nieta huérfana, Gillian Rodríguez, que le pide llorando que no la abandone.
“En cada corazoncito ella ve un mensaje de su mamá”, dice Sao, que durante la enfermedad de su hija, Yenisley Perdomo, tuvo que viajar a la isla a cuidarla.
En el proceso perdió el trabajo y la estabilidad económica que había conseguido limpiando casas y habitaciones de hotel desde que llegó a Miami.
Yenisley Perdomo pasó cinco años luchando contra el cáncer en la “impotencia médica”, como solía llamar al sistema de salud de Cuba, que se ha vendido como una potencia médica.
En ese camino de enferma, que empezó a los 33 años con un cáncer de seno y terminó a los 37 años cuando había hecho metástasis en los huesos y en el hígado y tenía unos dolores insostenibles, la valentía nunca la abandonó.
La activista, que sentía era discriminada por el sistema de salud cubano por sus ideas, solía acompañar sus post en las redes sociales con un “Patria y Vida” –el reclamo de los manifestantes en las protestas populares del 11 de julio del 2021 en Cuba.
En sus denuncias defendía a los animales que encontraba desamparados y casi muertos en las calles de La Habana o pedía ayuda para otros enfermos como ella.
“Estoy esperando resultados de la biopsia que me hice (que es otra historia de tortura, pues la “aguja” que se utilizó (la que había) estaba reusada quien sabe cuántas veces, esterilizada y no tenía filo”, escribía Perdomo en esas historias donde contaba en Facebook cómo enfrentaba el regreso del cáncer. “Pasamos tremendo trabajo, pero yo soy una yegua y aguanté. Hasta animé al doctor: ‘Duro! Con fuerza, doc, que no me duele.... Tú pincha duro ahí y saca la muestra, ok?’ ”
“Sólo quería desahogarme por los maltratos que recibimos los pacientes de esta hermosa isla secuestrada en esta impotencia médica”, denunciaba.
Perdomo falleció el 25 de octubre del 2023, sin poder volar a Estados Unidos con la visa humanitaria que tanto pelearon activistas de derechos humanos y seres queridos, y que ella no pudo usar.
Luchando con la renta en Miami
Para Sao revivir la enfermedad de su hija es siempre una razón para recordarla y también para llorarla.
“Ella no dormía en las noches por los dolores. Tenía que cargarla para llevarla al baño”, rememora, indicando que llevaba a su hija al Hospital Oncológico de La Habana y solo le pasaban un suero y la mandaban para la casa.
“Tuve varias discusiones con los médicos por la mala atención, y me amenazaban que no me iban dejar entrar al hospital”, dice Sao, que ahora está tratando de criar a su nieta en un pequeño cuarto de un campo de tráilers en Miami Gardens.
“Georgina fue a Cuba básicamente a enterrar a la hija y a traer a su nieta. Ella no puede aceptar la muerte de esa niña tan joven”, dice a el Nuevo Herald Gemma Carrillo, coordinadora comunitaria de la policía escolar de Miami-Dade, conmovida por las fotos que le envía Sao de su hija.
Carrillo y miembros de la policía escolar de Miami-Dade nominaron a Sao para el Wish Book, un proyecto del Miami Herald y el Nuevo Herald que desde hace 43 años tiende la mano a la comunidad con la ayuda de donantes del sur de la Florida que hacen más llevadera la vida de las personas necesitadas en la temporada de fiestas.
Los policías se conmovieron con Sao, de 55 años, que llevaba a su nieta en bicicleta a la escuela porque no tiene auto –hoy va en autobús escolar.
También se preocuparon por el bienestar de Gillian, de 12 años, que asiste a la escuela intermedia (middle school) en uno de los momentos más críticos de la vida de una adolescente que acaba de perder a su madre.
“Tiene diagnóstico de depresión y ansiedad”, dice Sao sobre su nieta, que empezó a lidiar con la enfermedad de su mamá cuando tenía 5 años.
Gillian fue testigo de la operación de seno de Perdomo, de las radiaciones, la quimioterapia y de los últimos tiempos, “muy difíciles, en los que a su mamá la acosaban las autoridades por sus denuncias en redes sociales”, dice Georgina.
El régimen de Miguel Díaz-Canel impone hasta 10 años de cárcel por hacer comentarios críticos en redes sociales. La activista Sulmira Martínez, de 22 años, fue juzgada en noviembre en un tribunal habanero después de estar encarcelada desde enero del 2023.
Todos esos temores reviven en Gillian, que hace collares de cuentas pero no los luce en público, según le contó a esta periodista, porque es muy tímida.
“Llevo dos días pidiendo a mi abuelita que me saque a comprar ropa, pero no podemos”, dice la adolescente, que además de tímida tiene un sentido del humor que no puede ahogar su tristeza.
“No me gusta ninguna, si tuviera que elegir alguna sería el lunch”, dice Gillian cuando se le pregunta cuál es su clase preferida.
Con los colores es también muy directa: ‘Me gustan el negro y el gris’. dice Gillian, a quien su abuela describe como muy “ocurrente”.
Sao reconoce que evita ir con su nieta a las tiendas porque no puede comprarle todo lo que pide.
“Ella se echa a llorar cada vez que habla. Hay muchos juguetes que nunca había visto, los mira y dice: ‘Ay, abuelita, cómo yo quería tener esa muñeca en Cuba”, cuenta Sao.
Lo más difícil para Sao, como para tantos miamenses, son los altos precios del alquiler.
Está separada del que era su esposo, con quien vino de Cuba. Aún así viven juntos, porque él la está ayudando a pasar esta situación tan dura, en la que se encuentra sin trabajo y con una boca más que alimentar.
Ahora viven cuatro en el pequeño cuartico de Miami Gardens por el que pagan $1,400, porque su esposo trajo también a su hija de Cuba.
Sao no tiene mucha esperanza de mudarse. Le costará mucho reunir el dinero para dar un fondo de alquiler en un apartamento.
No recibe ingresos monetarios por su nieta porque aun está en trámites la custodia legal. Aun así se siente muy feliz de tenerla consigo, al igual que a los gatos de su hija, que también trajo de Cuba.
“Me dice que extraña mucho a su mamita, que por favor no la deje nunca, que no me vaya a morir como ella”, dice Sao sobre las preocupaciones de Gillian, que quisiera aliviar.
CÓMO AYUDAR
Para ayudar a esta persona nominada al Wish Book y a otras más de 100 personas que lo necesitan este año:
▪ Para donar, use el cupón en el periódico o pague de forma segura en línea a través de www.MiamiHerald.com/wishbook
▪ Para obtener más información, llame al 305-376-2906 o envíe un correo electrónico a Wishbook@MiamiHerald.com
▪ Los artículos más solicitados suelen ser computadoras portátiles y tabletas para la escuela, muebles y furgonetas accesibles
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