El infierno de Morelos venció al poderoso ídolo Cuauhtémoc Blanco

Foto: STR/AFP/Getty Images
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Cuando asumió la gubernatura del estado de Morelos el exfutbolista Cuauhtémoc Blanco hace siete meses, dijo que su prioridad era que los morelenses volvieran a las calles sin miedo, que su tarea urgente en el estado era la seguridad y prometió defender a Morelos como a la camiseta del Tri.

El gobernador Cuauhtémoc Blanco sabe muy bien que, aunque se corra mucho en la cancha los goles de los adversarios caen y por mucho amor que se le tenga a la camiseta se pierden los partidos. Algo así le esta sucediendo y sus buenos deseos de que los morelenses regresen a las calles y disfruten de la seguridad que se merecen no se están realizando.

Cerca de las oficinas en las que despacha el gobernador Blanco, en las inmediaciones del Palacio de Gobierno de Morelos, un joven sicario disparó en quince ocasiones dando muerte al empresario Jesús García y al líder de comerciantes Roberto Castrejón, que se encontraban en la calle cerca de donde algunos reporteros entrevistaban al secretario de Desarrollo Social y exárbitro del futbol, Gilberto Alcalá. Tres personas más resultaron heridas.

El arranque del gobierno de Blanco inició con la urgencia de atender y solucionar los altos índices de inseguridad en el estado, el descubrimiento de fosas clandestinas, la reconstrucción de Jojutla, arrasado por el sismo del 19 de septiembre y un cuerpo de policía penetrado por la delincuencia.

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En las primeras semanas de su gobierno Cuauhtémoc Blanco solicitó la intervención del ejercito para que asumiera la seguridad de los municipios de Cuernavaca, Yautepec y Jiutepec. En esa ocasión la Sedena desarmó a las policías y realizó una “revisión extraordinaria” de armamento y municiones de los elementos de esos municipios.

El gobernador Blanco, informó que “en tanto se desarrollan estas actividades administrativas, la Guardia Nacional en el Estado de Morelos (SEDENA, Policía Federal y CES) asumirá las funciones de seguridad pública en los municipios”. (ADN Político, 29 de diciembre de 2018)

Foto: Archivo Carlos Tischler/Getty Images
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Con este antecedente llama la atención que en las primeras indagatorias de los hechos violentos en Cuernavaca, se encontró que el arma homicida que utilizó el autor material estuvo resguardada en el 2017 en la fiscalía en virtud de que pudo pertenecer a un cuerpo policíaco, lo que estaría indicando que en el gobierno de Cuauhtémoc Blanco y en el que lo precedió, se perdió el control del inventario del armamento entregado a los cuerpos de seguridad y que posiblemente algunas de estas armas circulen en el mercado negro o, como en este caso, se le entreguen a los delincuentes para que las utilicen en los ilícitos.

Ante los hechos en los que les fue arrebatada la vida a dos personas cerca del Palacio de Gobierno, el gobernador Cuauhtémoc Blanco, en conferencia de prensa, pidió al gobierno federal más apoyo en materia de seguridad y la intervención de la Guardia Nacional en el Estado de Morelos.

Comentó que en cinco meses o menos de un año no se puede acabar con la delincuencia que había en la entidad. “No podemos solos forzosamente necesitamos la ayuda del gobierno federal.” (Notimex, 8 de mayo de 2019)

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Algunos legisladores federales de Morena en la Cámara de Diputados pidieron la renuncia del gobernador Blanco, a quien consideran incapaz para gobernar. Esta demanda tiene como antecedente la negativa de Blanco a ceder posiciones de gobierno a la dirigente de Morena, Yeidkold Polesvki que exigió le entregará la mitad de los puestos de su administración con el argumento de que López Obrador había influido en su triunfo.

El gobernador Cuauhtémoc Blanco armó su equipo de gobierno en el que participan políticos y empresarios del estado de Morelos, así como sus conocidos del futbol, se le considera una figura para el protocolo y no alguien que esté al frente de la toma de decisiones administrativas y políticas en la entidad.

Desde la visión de sus críticos y adversarios su gobierno es débil y está rodeado de personas con escasa capacidad de negociación, por lo que problemas que pretende resolver, como la inseguridad, lo rebasan por su falta de recursos, lo que mantiene con vida a la delincuencia organizada, inseguras las calles de las principales ciudades de la entidad y la ambición de sus adversarios que desde lo oscuro alientan el “fuego amigo” con armas de los policías, que ahora portan los sicarios.