Cuatro conclusiones de la última audiencia de la comisión de la Cámara de Representantes que investiga lo ocurrido el 6 de enero en el Capitolio

La séptima audiencia pública de la comisión de la Cámara de Representantes que investiga los disturbios del 6 de enero se centró en cómo Donald Trump y sus aliados sumaron esfuerzos a fin de congregar a una turba de seguidores en Washington para protestar en contra de la certificación de la elección después de que agotaron todas las vías legales. A partir de los testimonios de colaboradores de Trump, comentaristas de los medios de comunicación de derecha y miembros del ejército, la comisión demostró la manera en la cual las declaraciones públicas de Trump llevaron a sus partidarios a creer que realmente había habido fraude electoral y a irrumpir en el Capitolio en un intento por detener la certificación.

A continuación, las cuatro conclusiones más importantes de la audiencia:

Un tuit de Trump movilizó a la gente el 6 de enero

En las primeras horas del 19 de diciembre de 2020, Trump publicó un tuit en el que invitaba a sus seguidores a ir a Washington el 6 de enero.

“Gran protesta en D. C. el 6 de enero”, tuiteó Trump. “¡Vayan, estará loco!”.

La comisión demostró la manera en la que el tuit fungió como un grito de guerra para los seguidores de Trump, incluidas las organizaciones extremistas y los comentaristas de derecha de los medios.

De inmediato comenzaron a incitar el apoyo, tanto dentro de los grupos de extrema derecha como los Oath Keepers y los Proud Boys, así como entre los ciudadanos comunes que creyeron las mentiras de Trump sobre las elecciones. Y en muchos casos, los comentarios en línea que siguieron a lo que los partidarios de Trump percibieron como un llamado a tomar las armas contenían mensajes de violencia.

“Estaba pendiente de cada palabra que decía”, indicó Stephen Ayres, un partidario que se declaró culpable de una infracción menor por conducta desordenada y perturbar el orden público debido a su participación en el asalto al Capitolio.

Ayers afirma que no tenía planeado ir al Capitolio, pero decidió hacerlo después de escuchar a Trump dirigirse a la multitud en la Elipse, un parque cercano a la Casa Blanca.

“Bueno, en resumen, verán, el presidente nos azuzó a todos, nos dijo a todos que fuéramos ahí, así que, en esencia, solo hicimos lo que dijo”, declaró Ayers.

Ayers dijo estar molesto porque estaba convencido de que las elecciones habían sido un robo y había que hacer algo para arreglarlo. Dijo que la multitud creía que Trump también estaría en el Capitolio.

“Pienso que todos pensamos que iba a ir”, dijo Ayers. “O sea, lo dijo en su discurso, digamos que dijo que iba a estar ahí con nosotros. Así que, bueno, le creí”, agregó.

Nuevas pruebas mostraron los planes de ir al Capitolio

La comisión presentó nuevas pruebas que demostraron que Trump y sus aliados tenían planes mucho más ambiciosos de los que se sabía para que él y sus seguidores fueran al Capitolio el 6 de enero.

Los documentos obtenidos por la comisión demostraron que se preparó un tuit —que Trump vio— en el que el presidente convocaba a sus seguidores a marchar al Capitolio al terminar su discurso.

“Daré un gran discurso a las 10:00 a. m. el 6 de enero al sur de la Casa Blanca”, decía el borrador del tuit. “Por favor lleguen temprano. Se esperan multitudes. Después hay una marcha al Capitolio. ¡¡Alto al robo!!”.

El tuit nunca se publicó, pero el comité sugirió que era solo una muestra de que, en los días previos al 6 de enero, Trump y sus aliados habían discutido planes para que el mandatario fuera a la zona del Capitolio después del mitin en la Elipse.

Otros mensajes de texto enviados en esos momentos mostraban que los activistas de derecha también creían que Trump se uniría a ellos cuando se concentraran en el Capitolio.

“Se supone que Trump nos ordenará ir al Capitolio al final de su discurso, pero ya veremos”, dijo Ali Alexander, quien encabezó la campaña “Alto al robo”.

La comisión también citó una declaración de la fotógrafa de la Casa Blanca Shealah Craighead, quien estuvo presente en una reunión del Despacho Oval la noche del 5 de enero, cuando Trump y algunos de sus asesores podían escuchar a una multitud de simpatizantes reunidos cerca de ahí. Craighead declaró que Trump decía: “Deberíamos ir al Capitolio. ¿Cuál es la mejor ruta hacia el Capitolio?”.

Un enfrentamiento épico en el Despacho Oval

Cuatro días después, los estados emitieron su voto del Colegio Electoral, lo cual, en esencia, puso fin a todas las impugnaciones jurídicas a la victoria de Joe Biden, un grupo de asesores externos de Trump fue llamado a toda prisa al Ala Oeste para reunirse con Trump en el Despacho Oval. Los asesores —entre los que se encontraba la abogada Sidney Powell y Michael Flynn, un general retirado que había trabajado durante una corta temporada como asesor de seguridad nacional de Trump— llegaron armados con proyectos de órdenes ejecutivas que querían que Trump firmara y que se habrían servido del Departamento de Defensa para incautar las máquinas de votación con el objetivo de probar las denuncias infundadas de fraude electoral.

Poco después de comenzada la reunión, el consejero de la Casa Blanca, Pat Cipollone —quien no creía que hubiera habido un fraude electoral y había estado presionando a Trump para que aceptara la derrota— se enteró de que lo que estaba sucediendo y fue tan rápido al Despacho Oval que Powell dijo que estableció “un nuevo récord de velocidad terrestre”.

“Abrí la puerta, entré y vi al general Flynn y a Sidney Powell sentados ahí, no me agradó ver quienes estaban en el Despacho Oval”, dijo Cipollone en un testimonio videograbado que entregó a la comisión el viernes, cuyos fragmentos se reprodujeron en la audiencia del martes.

Cipollone testificó que se dirigió a uno de los asesores que no conocía y le preguntó quién era. Resultó ser el fundador de Overstock.com, Patrick Byrne. “No creo que ninguna de esas personas estuviera asesorando bien al presidente”, comentó Cipollone.

“Existen mecanismos que permiten impugnar las elecciones, lo que ocurre todo el tiempo, pero ¿la idea de que el gobierno federal pueda intervenir e incautar las máquinas electorales? No, ni siquiera entiendo por qué tengo que decirles que es una mala idea”, declaró Cipollone. “Es una pésima idea”, afirmó.

En las horas siguientes, se produjo una reunión que está considerada entre las más polémicas de la presidencia de Trump, ya que Cipollone y otros abogados de la Casa Blanca, entre ellos Eric Herschmann, se enfrentaron a Powell, Flynn y Byrne.

“Por momentos, hubo gritos, insultos. No se trataba solo de gente sentada en un sofá charlando”, dijo Derek Lyons, quien era secretario de personal de la Casa Blanca en ese momento.

Powell testificó que pensaba que Trump la había nombrado consejera especial para investigar las denuncias de fraude electoral. Pero el testimonio reproducido por la comisión reveló que Cipollone se opuso de manera tajante a esa medida y que, en esencia, la echó por tierra al negarse a hacer el papeleo necesario para ese nombramiento.

Después de toda la pelea entre los asesores externos y los abogados de la Casa Blanca, Trump se negó a seguir con el plan de utilizar al ejército u otras agencias federales para incautar las máquinas de votación.

Horas más tarde, recurrió a Twitter para publicar la convocatoria para sus seguidores a fin de que acudieran a Washington el 6 de enero.

Más advertencias contra la manipulación de testigos

Como sucedió al final de la audiencia anterior hace dos semanas, la vicepresidenta de la comisión de la cámara baja, la representante Liz Cheney, hizo una advertencia sobre la manipulación de testigos en su declaración final y esta vez su mensaje iba dirigido al mismo Trump.

Cheney dijo que un testigo —cuyo nombre no reveló, pero cuyo testimonio aún no se ha dado a conocer— había recibido una llamada de Trump en las últimas dos semanas. Cheney comentó que el testigo recibió la llamada después de la última audiencia, en la cual Cassidy Hutchinson, exasistente del Ala Oeste, ofreció un testimonio nada favorable para Trump.

Cheney dijo que el testigo se negó a tomar la llamada de Trump y que tampoco se la devolvió, pero sí informó a su abogado, quien alertó a la comisión. La comisión informó de lo sucedido al Departamento de Justicia, que negó hacer comentarios el martes.

“Permítanme decirlo una vez más, nos vamos a tomar muy en serio todo intento de ejercer influencia sobre un testigo”, declaró Cheney.

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