Cuando la religión es excusa hasta para que te hagan un examen de oposición a tu medida.

El próximo sábado 28 de mayo, cuando miles de aspirantes se jueguen su futuro laboral en apenas unas horas, una mujer será diferente a todos ellos. Mientras todos ellos estén contestando a un examen que decidirá si obtienen una de las 61 plazas de especialista en oftalmología en la administración pública valenciana, una aspirante estará aislada en una habitación, y no será hasta la noche cuando se pondrá a hacer el examen. El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana ha estimado la medida cautelar pedida por la mujer: en respeto a sus creencias religiosas, los sábados no puede trabajar. Como miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, los examinadores deberán esperar a que se ponga el sol para hacerle el examen. Dice el TSJV que no se puede constreñir a una persona "a optar entre la fidelidad a sus convicciones religiosas y la oportunidad de ingreso en la administración".

Nadie está cuestionando ninguna creencia, ni ningún culto, no se trata aquí de quién crea que, ni de la fe que practique, ni al dios que rece, ni en el que esa mujer crea. Lo que se está planteando es qué ventajas podría tener esa persona trabajando en la administración pública. Ventajas sobre sus propios compañeros oftalmólogos. Si sigue los preceptos de su culto, no hará guardias los sábados, no trabajará ese día de la semana porque los miembros de esta iglesia no pueden efectuar ningún tipo de actividad laboral en sábado, su día de culto y oración.

Seventh-Day Adventist Church sign in New Jersey (Photo by: Joe Sohm/Visions of America/Universal Images Group via Getty Images)
Seventh-Day Adventist Church sign in New Jersey (Photo by: Joe Sohm/Visions of America/Universal Images Group via Getty Images)

¿Le hemos dado el poder a la religión de no justificar sus prerrogativas como se hace con el resto?. ¿Hasta qué punto las religiones -cualquiera de ellas- pueden servir como justificación legal para establecer ventajas hacia un grupo o desventajas hacia otro? ¿Hasta dónde alguien puede escudarse en que una situación concreta "viola el límite de mi libertad religiosa"? ¿Pueden alegar sus futuros compañeros discriminación?

Llevado al extremo, el científico Richard Dawkins -que ha alertado a menudo sobre la radicalización de determinados grupos cristianos en Estados Unidos- traza un paralelismo muy ilustrativo de hasta dónde podrían llegar los supuestos derechos religiosos que chocan con los del resto de la comunidad. Y pone como ejemplo la Sudáfrica del aparthaid y del aislamiento internacional que sufrió. "Si los partidarios del aparthaid hubieran sido listos, habrían alegado que permitir la mezcla de razas era algo contrario a su religión. Una buena parte de los opositores internacionales habrían hecho mutis por el foro respetuosamente. Y no tiene caso afirmar que es un paralelismo injusto, porque el aparthaid no tiene justificación racional (...) Se espera que el resto de nosotros defendamos nuestros prejuicios, pero pídanle a una persona religiosa que justifique su fe y estará usted infringiendo su derecho a la "libertad religiosa".

¿Puede cualquiera de esos derechos discriminar al resto, o vivimos en una sociedad en la que hay que aceptar determinadas normas básicas de convivencia?