Cuán cierta es la heroica historia que nos contaron sobre el origen del maratón

Ilustración de un jarrón con 4 maratonistas
[Getty Images]

En septiembre del año 490 a.C. un soldado corría descalzo en dirección Esparta, para pedir ayuda pues el poderoso ejército imperial de Persia amenazaba a Grecia.

Había partido de Maratón, que queda al este de Atenas y cuyo nombre significa hinojo, por la aromática hierba que crecía abundantemente en esa localidad.

El hemeródromo, un heraldo o mensajero corredor, se llamaba Filípides y recorrió 260 kilómetros de terreno escarpado en menos de dos días.

Eso fue lo que relató la principal fuente histórica de las guerras greco-persas, el historiador griego Heródoto.

No mencionó, sin embargo, otra aún más famosa hazaña del veloz mensajero quien, según se dice, corrió sin parar desde el campo de batalla de Maratón hasta Atenas, llevando la noticia de la victoria del ejército ateniense sobre los persas, y del inminente regreso de los soldados a la ciudad para protegerla.

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Tras cumplir su misión, colapsó y murió extenuado.

Esa historia inspiró a un miembro del Comité Olímpico, Michel Bréal, a proponer que la distancia de la carrera entre el lugar de la batalla y la capital griega se utilizara como longitud de referencia para uno de los eventos más agotadores de los Juegos Olímpicos modernos, que recibió el nombre de la ciudad: el maratón.

Y es por eso que, cada año, miles de personas se someten a 42 fatigantes kilómetros en eventos de carreras de longitud maratoniana en todo el mundo.

Varios escritores han mezclado los dos relatos, afirmando que Filípides corrió en ambas ocasiones e incluso luchó en la batalla; otros eruditos consideran que ambas historias son apócrifas.

Dudas

Aunque la mayoría de los historiadores coinciden en que Filípides fue una persona real, los relatos de sus acciones heroicas ya eran confusos cuando se escribieron por primera vez, unos 50 años después de que supuestamente ocurrieron los hechos.

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No es sorprendente que los 2.500 años transcurridos desde entonces hayan hecho poco para separar los hechos de la leyenda, y persistan las dudas sobre cuánto hay de cierto en el relato.

No obstante, lo que dejó de ser un interrogante fue si su hazaña es posible.

En 1982, el comandante John Foden y cuatro oficiales de la Fuerza Aérea Real británica se fueron a Grecia para comprobar si realmente era posible recorrer una distancia de casi 250 kilómetros en menos de dos días.

Tres del grupo lo lograron.

De manera que Filípides efectivamente pudo haber hecho lo que se sospecha no era más que una leyenda.

Aún más legendario es que, según Heródoto, el viaje del heraldo fue de ida y vuelta, y lo hizo en el espacio de tres días.

Tuvo que regresar, nuevamente descalzo y armado únicamente con una espada corta, pero con la pesada carga de malas noticias: los espartanos estaban dispuestos a ayudar, pero tardarían más de una semana en llegar.

Filípides dando la noticia de la victoria en la batalla de Maratón a los atenienses.
Filípides dando la noticia de la victoria en la batalla de Maratón a los atenienses. (Obra de Luc-Olivier Merson) [Getty Images]

Las dudas sobre todo el episodio no se circunscriben al raudo mensajero; hay aspectos del combate que tampoco convencen.

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La batalla de Maratón pasó a la historia como el momento en el que las ciudades-Estado griegas le mostraron al mundo su valentía y ganaron su libertad.

La derrota de una fuerza invasora enviada por el hombre más poderoso del planeta en ese entonces -el Rey de los Reyes de Persia, Darío I el Grande- a manos de un ejército ateniense mucho más reducido es una de las más espectaculares proezas de la historia militar.

Los detalles se los debemos a Herótodo, el primer gran historiador.

Pero hay un dato que a los historiadores de hoy en día les parece fantasioso: Heródoto cuenta que los atenienses empezaron su embestida a casi un 1,5 kilómetros de distancia de la línea de combate de los enemigos.

¿Es posible que los atenienses corrieran toda esa distancia, cargando lanzas y escudos, y además tuvieran la energía suficiente para vencer a los persas?

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"La batalla tuvo lugar en el sitio más cercano a Atenas en el que los persas podían desembarcar, la planicie de Maratón", relata el historiador de Antigüedad Jason Crawley, de la Universidad Metropolitana de Manchester.

"Su victoria estaba asegurada: tenían una ventaja de 2 a 1 y sus oponentes griegos eran todos aficionados, mientras que el persa era un ejército imperial

"Debían haberlos aplastado, pero contra todo pronóstico, fueron vencidos".

¿Cómo pudo ser?

"Hubo un choque de dos sistemas militares opuestos", explica el historiador.

"Los persas, con su infantería ligera, preferían el combate a distancia con armas como las jabalinas.

"Los helenos sólo sabían combatir cuerpo a cuerpo: estrellarse contra el enemigo y apuñalarlo sin merced. ¡Los persas no esperaban encontrarse con gente tan loca!".

Heródoto relata que los griegos corrieron "8 estadios", unos 1.500 metros. Pero para los historiadores, eso no tiene sentido.

"Pensamos que el relato creció al ser contado".

La BBC buscó un conejillo de indias para ponerlo a prueba, y la historiadora Iszi Lawrence fue la primera en levantar la mano.

Para su sorpresa, dijo, la cita para cumplir con su cometido, no fue en "una playa que se pareciera a las griegas, en la que correría con un grupo de jóvenes idealmente ligeros de ropa".

Fue en un laboratorio de deportes, donde le pusieron una máscara azul enorme en la cara y un monitor de ritmo cardíaco en el pecho.

Estaba en manos de Steve Atkins, director de Deportes, Ejercicio y Fisioterapia en la Escuela de la Salud de la Universidad de Salford.

Su intención era hacerle a Lawrence unas pruebas fisiológicas, psicológicas y mecánicas para simular las condiciones en las que estaban los soldados atenienses en la batalla de Maratón.

"¿¡Psicológicos?!", exclamó Lawrence sorprendida.

Y le sorprendió aún más lo que tenía que cargar en la prueba de la caminadora.

Escena de la Batalla de Maratón en un gdibujo de John Steeple Davis
[Dominio Público]

"Lo mínimo que llevaban los soldados griegos era un escudo redondo grande llamado aspis, que pesaba 8 kilos y tenía casi un metro de diámetro; un casco metálico; algún tipo de armadura en el cuerpo; probablemente protectores en las piernas y una larga lanza con puntas afiladas en ambos extremos", le informó Crawley.

"¿Qué tan grande era esa lanza?", preguntó Lawrence; "Más grande que quien la llevaba", le respondieron.

También estaba presente Martyn Matthews, un científico de Deportes en la Universidad de Salford con más de 30 años de experiencia aconsejando atletas de élite.

Nada de eso excusa lo que le hizo a la historiadora.

"Te voy a poner un chaleco que pesa 18 kilos y también voy a pedirte que cargues dos pesas, para replicar el peso que esos soldados llevaban", le anunció.

Y aplicó la ciencia del siglo XXI a una guerra de la antigüedad.

Tras correr 6 minutos, el corazón de Lawrence estaba latiendo a 173 pulsaciones por minuto, lo que contrasta con los 138 latidos por minuto que Atkins había tomado como medida de control cuando corrió sin peso encima.

Interesante pero ¿qué pudo deducir un historiador de la Antigüedad después de ésta y las otras pruebas?

Estatua de Filípides entregando un mensaje
La estatua de Filípides en el noreste de la ciudad de Atenas. [Getty Images]

"Que lo que dijo Heródoto sobre el avance a toda velocidad en una distancia tan larga y en esas condiciones es sencillamente es imposible", responde Crawley.

De haber corrido así, al llegar a dónde el enemigo les esperaba habrían estado exhaustos.

"La otra cosa que cuenta Heródoto es que la batalla duró 'mucho tiempo'. Eso es muy relativo. Hasta dos minutos de combate cuerpo a cuerpo, cargando todo ese peso, bajo el sol ardiente, es mucho tiempo".

"Desde mi punto de vista, este experimento respalda la teoría de que las batallas en la Antigüedad se resolvían rápido".

¿Punto final?

Por interesantes que sean este tipo de experimentos, ¿hasta qué punto pueden realmente reproducirse las condiciones en las que se encontraban -por ejemplo- los atenienses hace dos milenios y medio?

"Las palabras 'realmente' y 'reproducirse' son las claves", le responde a la BBC Carenza Lewis, arqueóloga de la Universidad de Lincoln.

"Por supuesto que estudiar la manera en la que respondemos fisiológicamente al uso de energía y cuánto tiempo podemos mantener una actividad intensa nos da una idea aproximada de la capacidad que tienen los seres humanos", agrega.

"El problema es que se trata de otra época. No sabemos mucho sobre el estado físico o la vida cotidiana de los griegos que estaban combatiendo".

"Por otro lado, uno nunca puede reconstruir la experiencia pues nunca puede meterse en sus mentes: la idea de que el miedo te da alas, de que si alguien te ha enardecido, puedes exceder tus propias capacidades... todo eso es muy difícil de cuantificar", indica Lewis.

Además, ¿cuán comparables son las exigencias físicas cotidianas de los labradores en la antigüedad con las modernas?

"Creo que el estado físico de la gente era mucho mejor", señala David Miles, el director de Arqueología de English Heritage.

"Incluso dos generaciones atrás, en Reino Unido, lo eran. A mi abuelo no le parecía gran cosa caminar 12 kilómetros al pub, pues nunca tuvo auto... ni siquiera bicicleta".

"Estamos hablando de gente que de por sí en su mayoría era fuerte, por sus actividades cotidianas. Agrégale que entrenaran saltando obstáculos para poder abarcar grandes extensiones de terreno", anota Miles.

"Ciertamente las señales de osteoartritis que vemos en los esqueletos lo demuestran pues nos indican el alto nivel de actividad de aquellos antiguos griegos", confirma Lewis.

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[BBC]

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