Crean el cubo de Rubik más difícil del mundo: sus piezas cambian de color

Cubo de Rubik imposible: sus piezas cambian de color según el ángulo desde el que se miren
Cubo de Rubik imposible: sus piezas cambian de color según el ángulo desde el que se miren

Poco imaginaba Ernő Rubik, cuando en 1975 obtuvo la patente del cubo que acabó llevando su nombre, que su rompecabezas se acabaría convirtiendo en el juguete más vendido del mundo.

Las competiciones de speedcubing, en la que los contendientes intentan resolver el cubo en el menor tiempo posible, han ido añadiendo niveles de dificultad para que los profesionales sigan contando con retos suficientemente estimulantes como resolverlo con una sola mano, hacerlo con los ojos vendados o incluso hacerlo con los pies.

Ahora, la compañía japonesa MegaHouse ha lanzado el cubo de Rubik más difícil jamás creado: tanto es así, que ha sido bautizado como “el Imposible”.

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El cubo de Rubik o “cubo mágico” original consta de 27 piezas (3x3x3) de seis colores uniformes, con un mecanismo de ejes que permiten girar cada cara de manera independiente para mezclar los colores. El objetivo es lograr que cada cara vuelva a quedar con todas las piezas del mismo color.

Si te parece una tarea sencilla, piensa que las permutaciones posibles suman la astronómica cifra de 43 252 003 274 489 856 000, es decir, cuarenta y tres trillones doscientos cincuenta y dos mil tres billones doscientos setenta y cuatro mil cuatrocientos ochenta y nueve millones ochocientos cincuenta y seis mil permutaciones. No está mal...

Cubo de Rubik tradicional de 3x3. Vía Getty.
Cubo de Rubik tradicional de 3x3. Vía Getty.

Para complicar aún más las cosas, se han ido lanzando versiones más desafiantes como la de 4x4x4 -conocida como “la venganza de Rubik-, la de 5x5x5 -”el cubo del profesor”, los v-Cube 6 y 7 -de 6x6x6 y 7x7x7 respectivamente-, e incluso versiones en forma de pirámide. Pero la propuesta de MegaHouse para complicarle la vida a los speedcubers no se basa en añadir permutaciones, sino en jugar con el color de las piezas.

A primera vista, el “Imposible” parece un cubo normal, pero tiene truco: cada uno de sus cuadrados iridiscentes cambia de color según el ángulo desde el que se mire. Este detalle nada inocente supone todo un desafío para los jugadores expertos, acostumbrados a ver el color de un vistazo mientras giran las caras a toda velocidad. Objetivo conseguido: profesionales capaces de resolver un cubo normal en menos de un minuto tardaron más de tres horas o directamente renunciaron a intentar completar el rompecabezas.

Para ayudar un poco a los jugadores ávidos de nuevos estímulos, la compañía ha publicado una guía con la solución oficial para vencer al Imposible de Rubik. ¿Te atreverás a enfrentarte al desafío?

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