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Craig Robins, promotor y coleccionista de arte visionario, creador de Design Miami / Basel en 2005

Craig Robins es uno de esos hombres visionarios que marcan la ciudad en la que viven. En este caso, Miami, en donde nació en 1963. Estudió Historia del Arte en Barcelona durante los primeros años del postfranquismo y, más tarde, Derecho, disciplina que terminó en 1987. Gracias a este cúmulo de vivencias, en que también aprendió el castellano in situ (cuando todavía se estudiaba en las universidades catalanas) pudo entender que su país natal no era el centro del mundo. Algo que tendrá importancia capital en su visión global y en los proyectos que llevará a cabo en el sur de la Florida.

“Lo primero que hice para integrarme a la cultura hispánica fue excluir de mi círculo a los estudiantes anglófonos. No demoré en comprender que el Barrio Gótico de Barcelona precedía en siglos al nacimiento de mi propio país, es decir, que Estados Unidos no era, como muchos pretendían, el centro del universo”, confiesa. En España estudió a los maestros del Prado madrileño (Velázquez, El Greco, Rubens, y el propio Goya del que posee tres grabados en su colección), un buen inicio para alguien que siempre quiso crecer a la par de su tiempo.

Craig Robins delante de una obra de Rirkrit Tiravanija en el Miami Design District.
Craig Robins delante de una obra de Rirkrit Tiravanija en el Miami Design District.

Tras convertirse en promotor inmobiliario de Miami Beach, fue uno de los responsables en la preservación, en la década de 1980, de la arquitectura art Déco de este barrio que salvó de la demolición. Por ello la ciudad-balneario es hoy mucho más que una simple playa para turistas necesitados de sol. Así fue como, junto a sus asociados, adquirió edificios de gran valor histórico, pero en mal estado, para protegerlos como conjunto arquitectónico coherente, introduciendo un concepto innovador en el país que estaba más a tono con el tratamiento que se da a los centros urbanos y peatonales en Europa que con el décor de opereta a la manera de Disney World común en Norteamérica.

De estas ideas nació DACRA en 1988, la empresa cuya sede fijó primero en Lincoln Road Mall. La década de 1990 coincidió con el comienzo de su afición por el coleccionismo de arte. “Una pasión que viene de lejos pues recuerdo cuando me gradué mi padre quiso felicitarme con un Rolex, pero yo preferí una obra de arte en su lugar”.

‘Self Portrait with Pirate’, 1996, de Nicole Eisenman.
‘Self Portrait with Pirate’, 1996, de Nicole Eisenman.

Con el tiempo fueron entrando en el catálogo artistas conceptuales y algunos latinoamericanos. Aunque actualmente se muestra más interesado por la figuración, seguida del arte conceptual y, finalmente, de la abstracción, no excluye nunca estilos ni géneros porque en realidad lo que más le motiva es enfocarse en un artista y verlo evolucionar. Y más que todo el deseo de descubrir siempre algo nuevo.

‘The Passage’, 2022, de Shyama Golden.
‘The Passage’, 2022, de Shyama Golden.

“Una de las primeras obras que adquirí fue el texto-cuadro de John Baldassari Clement Greenberg, de 1967, pero como en mi caso una obra siempre me ha llevado a otra compré luego un Marcel Duchamp”, confiesa. De aquellos primeros pasos en el coleccionismo datan piezas de artistas cubanos como Carlos Alfonzo, José Bedia y Rubén Torres-Llorca, junto a las del catalán Antoni Miralda, de quien hasta hace poco conservaba una góndola en forma de zapato que acaba de donar a S. M. Sofía de Grecia, Reina Emérita de España.

“Fue una etapa muy interesante de mi vida, en la que aprendí mucho del artista cubanoamericano César Trasobares, y junto a Miralda, creador del primer logo de mi empresa DACRA, y su esposa Monse, formábamos una gran familia”.

Fueron entrando en su colección otros artistas como Kenny Scharf al tiempo que maduraba la idea de cambiar radicalmente la imagen exterior de Miami. Esa oportunidad surgió en 2002 cuando se convirtió en uno de los artífices de la edición norteamericana de Art Basel, evento que ha coloca a la Ciudad del Sol en el epicentro del arte mundial cada año.

“Con Art Basel llegábamos a algo concreto en nuestro deseo de hacer de Miami una vitrina más allá de la moda. Viajando por el mundo, y visitando fundamentalmente las ferias de Milán, entendí la necesidad de introducir un Art Basel dedicado al diseño del mobiliario entendido como arte”. Así nació Design Miami / Basel, que creó en 2005. “Miami devino el primer sitio en que el mueble sería tratado como arte y es algo de lo que estoy muy orgulloso”, comenta mientras me indica dos piezas de su colección realizadas por el diseñador francés Jean Prouvé, icono del mueble funcional.

‘Standing Julian’, de Urs Fischer, homenaje a su amigo Julian Schnabel.
‘Standing Julian’, de Urs Fischer, homenaje a su amigo Julian Schnabel.

Hoy DACRA tiene su sede en el llamado Miami Design District, un barrio único en su tipo en todo el mundo que Craig Robins concibió palmo a palmo a lo largo de 18 manzanas, situadas en el centro de la ciudad, en una zona antes decadente en la que empezó a comprar los primeros edificios a principios de este siglo. Es evidente que una de sus preocupaciones fundamentales ha sido siempre el desarrollo urbano funcional en donde comercios y arte formen parte de un espacio público accesible a la vista de todos.

“Primero creé un proyecto a menor escala en Allison Island, en donde estaba el abandonado St. Francis Hospital, sitio en que nací. Este proyecto inmobiliario llamado Aqua lo pensamos como un nuevo urbanismo en donde las pinturas murales (la de Richard Tuttle, por ejemplo) embellecieran el lugar y no se perdiera la escala humana”. Muchos recordarán la armazón ya degradada de aquel antiguo centro fundado como Allison Hospital en 1926 que Robins y el equipo de arquitectos convirtió en área residencial de edificios de poca altura, muy lejos de la vulgaridad de esos rascacielos que tapan el sol, hunden los suelos y dan una imagen agresiva de Miami.

Hoy en día, la colección de obras de arte de Craig Robins, cuenta con unas 1,200 piezas, entre las que sobresalen las de Nicole Eisenman, Shyama Golden, Mario Ayala, Jane Euler, Isabelle Alburquerque, Kehinde Wiley (que comenzó a coleccionar mucho antes de que hiciera el célebre retrato de Barack Obama), Rafa Esparza, Celeste Dupuy-Spencer, Urs Fischer, Mike Kelley, entre unos 200 artistas más. Particular interés tiene su colección de la artista sudafricana Marlene Dumas de la que es probablemente el mayor coleccionista en el mundo y a la que el Musée d’Orsay de París dedicó recientemente una gran exposición.

‘Double Horizontal Chast Form of the Land-O-Lakes Girl Illustrated’, 1996, de Mike Kelley.
‘Double Horizontal Chast Form of the Land-O-Lakes Girl Illustrated’, 1996, de Mike Kelley.

“Nunca compro una obra pensando en el precio, ni suelo vender ninguna. Son poquísimas las que he vendido, pero he donado unas 200 a museos de Miami porque pienso que es importante que formen parte del patrimonio de mi comunidad”.

En cada Art Basel muestra parte de su colección con nuevas adquisiciones. Este año la muestra se enfocó en el tema de la dualidad y llevó por título: “Two of the Same Kind” y comenzaba con sendos retratos dobles realizados en 1980 y 1984 por Andy Warhol de Carol Soffer y Joan Robins, las madres de Robins y de su esposa actual, Jackie Soffer respectivamente.

‘Retrato de Joan Robins’, 1984, de Andy Warhol.
‘Retrato de Joan Robins’, 1984, de Andy Warhol.

“Una exposición en la que se insiste en la obra y su dualidad como puede apreciarse en muchos ejemplos”, me explica Thomas Wheeler, guía didáctico, durante mi visita a la muestra que cambiamos semestralmente y puede ser visitada mediante reservación.

Cuando le comento a Craig Robins que me parece que ya es hora de que su colección le dé la vuelta al mundo y se exhiba en París, Madrid, Londres o Milán sonríe. “Nunca he buscado fama, ni fuerzo las situaciones. Si algo se concreta en este sentido es porque llegó el momento, no porque lo provoqué. Nunca hago las cosas por hacerlas sino buscando el “porqué” o la finalidad de cada acto. Solo en ese sentido encuentro una real motivación para seguir haciendo y soñando, sin perder nunca la noción de bienestar para mi comunidad”.

William Navarrete es escritor franco-cubano residente en París. (El autor agradece a Ivelin Giró la coordinación de este encuentro).