Costa Rica, el ejemplo de sostenibilidad en el mundo: 300 días consecutivos usando solo energías limpias

Costa Rica lo ha vuelto a hacer. El país centroamericano, que tiene una población de unos 5 millones, lleva años siendo un ejemplo de desarrollo sostenible en todo el mundo y ahora acaba de lograr un nuevo hito que ha provocado que todos aplaudan su compromiso con las energías renovables.

Los costarricenses han sido capaces en 2017 de usar durante 300 días consecutivos únicamente fuentes de energía renovables, mostrando que es una realidad muy tangible que en 2021 van a cumplir con su compromiso de ser neutrales en carbono (resultado neto de cero emisiones a la atmósfera). Los registros de este año suponen un récord, después de que en el año 2015 se quedaron en 299 días y en 2016 en 271.

Costa Rica, un ejemplo de sostenibilidad en el mundo (Wikipedia).
Costa Rica, un ejemplo de sostenibilidad en el mundo (Wikipedia).

El 99,62% de la energía que consume el país proviene de cinco áreas renovables distintas: la hidroeléctrica supone el 78%, la eólica el 10%, la geotérmica el 10%, la biomasa el 1% y finalmente la solar también el 1%. Para darse cuenta de la magnitud de lo que esto supone no hay más que mirar a Estados Unidos, que solo genera un 15% de su electricidad a partir de energías renovables.

Para lograr este hito, las autoridades costarricenses han realizado mejoras en la red y en las plantas de energías limpias y ahora su objetivo es poder estar un año entero sin utilizar energías que no sean renovables. Lo cierto es que cuentan con todo a favor, ya que su escasa población y el hecho de ser un país rico en energía hidroeléctrica y geotérmica ayudan a lograrlo.

Pero este no es el único ejemplo de lo bien que está haciendo las cosas Costa Rica para cuidar el medio ambiente. Hace unos meses las autoridades declararon la guerra a los plásticos de un solo uso y prometieron su eliminación total para el año 2021.

Normalmente a las bolsas de plástico les damos un único uso, pero son necesarios cientos de años para que se descompongan en la naturaleza. Tanto es así que los científicos estiman que si se mantiene el ritmo actual, en el año 2050 habrá más plásticos que peces en el mar. Por eso los investigadores costarricenses están buscando alternativas que no sean contaminantes y de momento no van por mal camino. Existe un material obtenido a partir de plátanos, que es cinco veces más resistente que las bolsas actuales y que además se desintegra por sí mismo en un plazo de 18 meses.

Costa Rica está vendiendo la batalla a la deforestación (Wikipedia).
Costa Rica está vendiendo la batalla a la deforestación (Wikipedia).

Otro de las actuaciones exitosas de las autoridades ha sido la lucha contra la deforestación. Mientras que en el mundo entero avanza a pasos agigantados, en el caso del país centroamericano se ha revertido. Su cobertura forestal ha pasado del 26% en 1984 al 52% actual y las perspectivas de futuro son muy halagüeñas.

El turismo es la principal fuente de ingresos del país y, como no podía ser de otra manera, también es sostenible. En los tiempos de turistificación y aglomeración, Costa Rica tiene como pilar la preservación de los ecosistemas locales, a la vez que genera ingresos y empleo. ¿Cómo? Se fomenta la llegada del turismo a destinos naturales, pero respetando los valores de las comunidades, creando conciencia ecológica y minimizando al máximo posible su impacto negativo. Al contrario, lo que hace es favorecer y empoderar a las poblaciones locales.

Un compromiso con la sostenibilidad que alcanza a todas las capas de la sociedad. De hecho, Costa Rica se ha convertido en el primer país del mundo en firmar un pacto nacional por los Objetivos de Desarrollo Sostenible y se compromete a cumplir los 17 en materias tan diversas como la salud, el trabajo, la paz, la justicia o la igualdad.

No cabe duda de que si otros países siguieran el ejemplo de Costa Rica, el planeta no se estaría enfrentando a una situación límite en la que la temperatura global ha aumentado 0,85 grados centígrados y donde ya se ven las primeras consecuencias (daños a las cosechas, mayor proliferación de desastres naturales, deshielo de las masas glaciares)… El tiempo se acaba y las soluciones siguen sin llegar.