La Corte Suprema de EE.UU. pone fin a la “discriminación positiva” en los procesos de admisión de las universidades

Estudiantes caminan por Harvard Yard, el 27 de abril de 2022, en el campus de la Universidad de Harvard en Cambridge, Massachusetts.
Estudiantes caminan por Harvard Yard, el 27 de abril de 2022, en el campus de la Universidad de Harvard en Cambridge, Massachusetts. - Créditos: @Charles Krupa

WASHINGTON.– La Corte Suprema de Estados Unidos falló el jueves que las universidades no pueden considerar la raza de un aspirante para determinar si aceptarlo como estudiante, lo que obligará a las instituciones académicas a buscar otras maneras de conseguir una población estudiantil diversa.

En una decisión que reflejó la mayoría conservadora de la Corte, el máximo tribunal del país declaró sin validez los planes de admisión de la Universidad de Harvard y la Universidad de Carolina del Norte, las universidades privada y pública más antiguas del país, respectivamente.

Los magistrados conservadores estiman que las universidades son libres de considerar la experiencia personal de un solicitante, por ejemplo si sufrió racismo, a la hora de sopesar su solicitud frente a otros más calificados académicamente.

Pero decidir principalmente en función de si es blanco o negro no está permitido, es en sí mismo discriminación racial, aseguran.

Estudiantes caminan por el patio frente a la unión de estudiantes en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill el lunes 24 de octubre de 2022.
Estudiantes caminan por el patio frente a la unión de estudiantes en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill el lunes 24 de octubre de 2022. - Créditos: @Hannah Schoenbaum

“El estudiante debe ser tratado en función de sus experiencias como individuo, no en base a su raza”, escribió el presidente de la Corte Suprema de EE.UU., John G. Roberts, citado por The Washington Post. “Muchas universidades durante demasiado tiempo han hecho exactamente lo contrario. Y al hacerlo, han llegado a la errónea conclusión de que la piedra angular de la identidad de un individuo no son los desafíos superados, las habilidades adquiridas o las lecciones aprendidas, sino el color de su piel. Nuestra historia constitucional no tolera esa elección”.

Después de conocerse la sentencia de la corte, el presidente Joe Biden expresó su “fuerte” desacuerdo.

”Estoy fuertemente, fuertemente en desacuerdo con la decisión del tribunal”, dijo durante un discurso televisado. Añadió que las universidades “no deben abandonar su compromiso de garantizar que el alumnado tenga orígenes y experiencias diversas que reflejen todo Estados Unidos”.

“La discriminación sigue existiendo en Estados Unidos”, afirmó. “La decisión de hoy no cambia eso. Es un hecho simple que si un estudiante ha tenido que superar la adversidad en su camino hacia la educación, las universidades deben reconocerlo y valorarlo”.

”Creo que nuestras universidades son más fuertes cuando son racialmente diversas (...) No podemos permitir que esta decisión sea la última palabra”, afirmó el presidente demócrata.

Más temprano, el expresidente Donald Trump había celebrado la jornada como “un gran día para EE.UU.” que, a su parecer, significa la vuelta al sistema del “mérito” en las universidades. El republicano ha tenido un rol protagonista en la reforma radical del tribunal, que cuenta ahora con seis jueces conservadores de un total de nueve, entre ellos el afroestadounidense Clarence Thomas, crítico con los programas de discriminación positiva de los que se benefició para estudiar en la prestigiosa Universidad de Yale.

Por su parte, el expresidente Barack Obama también se pronunció al respecto en Twitter. “La discriminación positiva nunca fue una respuesta completa en la búsqueda de una sociedad más justa. Pero para generaciones de estudiantes que habían sido sistemáticamente excluidos de la mayoría de las instituciones clave de Estados Unidos, nos dio la oportunidad de demostrar que más que merecíamos un lugar en la mesa”, escribió.

“A raíz de la reciente decisión de la Corte Suprema, es hora de redoblar nuestros esfuerzos”, añadió el exmandatario demócrata.

Varias universidades muy selectivas introdujeron criterios raciales y étnicos en sus procedimientos de admisión a finales de la década de 1960 para corregir las desigualdades derivadas del pasado segregacionista de Estados Unidos y aumentar la proporción de estudiantes negros, hispanos o indios estadounidenses en sus aulas. Esta política, conocida como “discriminación positiva”, siempre ha sido muy criticada en los círculos conservadores, que la consideran opaca y racista.

Los programas de acción afirmativa estaban en cuestión en la Universidad de Carolina del Norte (UNC), que hasta la década de 1950 no admitía estudiantes negros, y en la Universidad de Harvard, que fue el modelo para la decisión de la Corte Suprema de 1978 que declaraba que las universidades pueden considerar la raza como uno de muchos factores, desde el origen geográfico y familiar del solicitante, hasta sus talentos especiales en ciencias, matemáticas, deportes e incluso si el solicitante es hijo de exalumnos de la escuela.

Los dos casos se superponen. Debido a que la UNC es una institución estatal, la pregunta es si su programa de acción afirmativa viola la garantía de protección igualitaria de la Decimocuarta Enmienda. Y aunque Harvard es una institución privada, aún está sujeta a las leyes federales contra la discriminación porque acepta fondos federales para una amplia variedad de programas.

El caso de Harvard tocó muy de cerca a muchos de los jueces. Cinco de ellos tienen fuertes conexiones con la universidad. De hecho, la jueza Jackson fue recusada del caso porque formó parte de la Junta de Visitantes de Harvard durante parte del litigio. Cuatro de los jueces, incluido el presidente de la corte, asistieron a Harvard College, Harvard Law School o ambos. Además, la jueza Kagan se desempeñó como decana de la escuela de derecho durante seis años, y el juez Brett Kavanaugh fue profesor allí.

Estudiantes de Harvard se unen a una manifestación con otros activistas mientras la Corte Suprema escucha argumentos orales sobre un par de casos que podrían decidir el futuro de la acción afirmativa en las admisiones universitarias, en Washington, el 31 de octubre de 2022.
Estudiantes de Harvard se unen a una manifestación con otros activistas mientras la Corte Suprema escucha argumentos orales sobre un par de casos que podrían decidir el futuro de la acción afirmativa en las admisiones universitarias, en Washington, el 31 de octubre de 2022. - Créditos: @J. Scott Applewhite

El caso de Harvard tiene una resonancia particular debido a que la universidad tiene una historia sórdida de imponer cuotas judías en las décadas de 1920, 1930 y 1940 para limitar el número de estudiantes judíos en el campus. Un activista neoconservador, Edward Blum, lideró una asociación llamada “Estudiantes por una Admisión Justa” (SFFA, por sus siglas en inglés) y los acusó de discriminar a los estudiantes asiáticos. “Los asiáticos son los nuevos judíos”, afirmó la asociación.

Blum argumentaba que los estudiantes asiáticos, cuyos resultados académicos están muy por encima de la media, serían más numerosos en los campus si su rendimiento fuera el único criterio de selección.

Tras varias derrotas en los tribunales, recurrió al Supremo que, irónicamente, nunca ha sido tan diverso como ahora, con dos jueces afroestadounidenses y uno hispano.

Según un estudio del SFFA divulgado por el American Enterprise Institute for Public Policy Research, los solicitantes con el mismo “índice académico” tenían tasas de admisión muy diferentes según su raza, siendo los americanos de “origen asiático” los más perjudicados con un 12,7%. En el otro extremo se encuentran los estudiantes negros con un 56,1%, seguidos por los “hispánicos” con un 31,3%.

Tras las acusaciones, Harvard decidió llevar a cabo un juicio completo que duró más de dos semanas, involucró años de producción de documentos y cientos de miles de correos electrónicos. Tanto el juez del tribunal de distrito como la corte de apelaciones concluyeron que no había evidencia de discriminación contra los estadounidenses de origen asiático, un hecho que el abogado de Harvard, Seth Waxman, enfatizó repetidamente el lunes.

La decisión en el caso de la UNC fue de 6-3 siguiendo líneas ideológicas; en el caso de Harvard, fue de 6-2, con la jueza Ketanji Brown Jackson en desacuerdo.

“La Corte ha permitido admisiones universitarias basadas en la raza solo dentro de límites estrechos: dichos programas de admisión deben cumplir con un escrutinio estricto, nunca deben utilizar la raza como estereotipo o de manera negativa, y en algún momento deben terminar”, escribió la corte en su opinión mayoritaria. “Los sistemas de admisión de los demandados no cumplen con ninguno de estos criterios y, por lo tanto, deben ser invalidados bajo la Cláusula de Protección Igualitaria de la Decimocuarta Enmienda”.

La mayoría agregó: “Al mismo tiempo, nada prohíbe a las universidades considerar la discusión de un solicitante sobre cómo la raza ha afectado la vida del solicitante, siempre que esa discusión esté concretamente vinculada a una cualidad de carácter o habilidad única que el solicitante en particular pueda aportar a la universidad”.

El expresidente republicano Donald Trump reformó radicalmente la Corte, que cuenta ahora con seis jueces conservadores de un total de nueve, entre ellos el afroestadounidense Clarence Thomas, crítico con los programas de discriminación positiva de los que se benefició para estudiar en la prestigiosa Universidad de Yale.

La administración del presidente demócrata Joe Biden defendió en vano el statu quo. En la misma línea, grandes empresas como Apple, General Motors, Accenture y Starbucks subrayaron que “tener una mano de obra diversa mejora el rendimiento” y que “dependen de las escuelas del país para formar a sus futuros empleados”.

El líder republicano Kevin McCarthy estimó este jueves que el fin de la discriminación positiva restablece la “igualdad”.

Agencias AFP y AP