Coronavirus. El Jardín Japonés se reinventa para sobrevivir la cuarentena

Fue inaugurado en mayo de 1967, y su misión es difundir la cultura, la tecnología, el arte culinario y el deporte de Japón

Por mes suelen visitarlo unas 25.000 personas, pero desde el 19 de marzo pasado sus puertas están cerradas. Por estos días, aunque nadie pueda entrar al parque para admirar su belleza, los sakura o árboles de cerezo están en su máximo esplendor. Comenzaron a florecer el mes pasado, y continuarán así durante algunas semanas más, exhibiendo sus distintas tonalidades de color rosa. Son árboles que llegaron desde Japón hace más de 40 años, y que echaron raíces en el suelo porteño para desplegar su atractivo en cada temporada.

La evolución de la pandemia

El Jardín Japonés fue inaugurado el 17 de mayo de 1967, "proyectado y construido por la colectividad japonesa en agradecimiento al pueblo argentino por ser el país que le abrió sus brazos en tiempos de inmigración", explican desde la Fundación Cultural Argentino Japonesa, encargada de la administración desde 1989. Para solventar los gastos de mantenimiento y ofrecer sus exposiciones en el salón Tokio, el jardín se autofinancia con los ingresos que llegan a través del pago de las entradas de los visitantes y otras actividades que se desarrollan dentro del predio. No recibe ningún tipo de subvención. Por eso, desde que comenzó el aislamiento social y obligatorio por la pandemia del Covid-19, sus ingresos se redujeron a cero, y las autoridades del parque explican que "hubo que reinventarse".

Para sostenerse a flote, el Jardín Japonés incursionó por primera vez en más de 50 años en la venta online. Una forma de alentar la recaudación, aunque las autoridades admitan que es un porcentaje muy bajo comparado con los ingresos habituales previo a la pandemia. En www.shop.jardinjapones.org.ar se venden entradas anticipadas con un descuento del 50 por ciento -es decir a 100 pesos-, que vencen en marzo del año próximo. También se pueden comprar cenas con la misma metodología, y visitar el restaurante cuando vuelva a abrir sus puertas dentro del predio, al que muchos eligen exclusivamente por su oferta de sushi. En el salón se puede elegir entre las mesas al estilo japonés, donde todos deberán descalzarse. Por el momento está habilitado el servicio de delivery, solamente por la noche. La casa de artesanos también ofrece sus productos online.

Hace 15 días, el vivero del jardín fue habilitado para atender al público. Está abierto de lunes a sábado, de 10 a 18. Es un clásico porteño donde la gente suele comprar su primer bonsai, pero también están todos los insumos y variedades de plantas que componen el paisaje del parque. Además de los bonsai, hay azaleas, kokedama, orquídeas y faroles de cemento, como los que iluminan los caminos y clásicos puentes del predio. También, agregan desde la Fundación, en el vivero hacen asesoramientos para el cuidado de las plantas o para el que se anime a ir por más y quiera montar un jardín de estilo japonés en su propia casa, y adaptarlo a un balcón, terraza o patio.

Campaña Un millón de origami por una Argentina mejor

"Estamos en esta lucha constante, tratando de pensar en distintas oportunidades para poder seguir con los trabajos de mantenimiento, cuidando la belleza inigualable de este lugar; un espacio único de contemplación, de meditación, que cuida su diseño al máximo para transportar al visitante al paisaje del mismísimo Japón -aseguran desde la Fundación Cultural Argentino Japonesa-. Nuestra misión es difundir la cultura, la tecnología, el arte culinario y el deporte de Japón. Ahora estamos con la campaña Un Millón de Origami por una Argentina Mejor. Además, es una actividad con muchos beneficios. De hecho, estamos trabajando para incluirla en la agenda curricular de las escuelas". Entre otras utilidades, la práctica de origami ayuda a mejorar la memoria y la concentración, trabaja la motricidad fina y fortalece la paciencia. La intención de esta campaña es poder sumar a la mayor cantidad de gente, y que se utilice papel reciclado para la confección de cada pieza. Para aprender sobre el arte del plegado del papel se pueden ver algunos tutoriales que impulsa el Jardín Japonés desde sus redes sociales.

En la cultura japonesa, explican, el papel no sólo representa la simpleza y la austeridad por ser un elemento que se encuentra con facilidad en todas partes, sino que se le atribuye un gran respeto por haber sacrificado la vida un árbol para ser elaborado. Una vez confeccionados, los origami, con nombre y deseo incluidos, se podrán dejar en el jardín cuando abra sus puertas. Mientras tanto, las autoridades trabajan, con la rigurosidad japonesa que los caracteriza, en los protocolos de reapertura según las pautas dictadas.