Coronavirus. Jürgen Stock: "Muchas actividades criminales viraron hacia el mundo virtual durante la pandemia"

"Es un mundo turbulento", dice el número uno de Interpol a nivel mundial, Jürgen Stock, mientras se acomoda. Son meses intensos. La pandemia de coronavirusconlleva "un desafío sin precedentes" para prevenir y combatir el delito, precisa; en especial, el crimen organizado. Y, más aún, los delincuentes trasnacionales que asolan Internet.

"El desafío para los gobiernos es reaccionar rápido", plantea a LA NACION, desde Lyon. Pero se corrige a sí mismo. "Deben reaccionar ahora". Porque en situaciones desesperantes, explica, si el Estado no aporta una red de contención a quienes pierden su empleo o su empresa, allí están las mafias para ocupar el vacío y aprovechar cada oportunidad que detecten.

El Senado prepara el terreno para discutir la reforma judicial en la tercera semana de agosto

"Vea qué ocurrió con la 'Ndrangheta, que tenía una fuerte presencia en más de 30 países alrededor del mundo, incluida la Argentina ", señala. Alude al operativo que días atrás terminó con seis miembros de la mafia calabresa detenidos en Albania, Costa Rica , Buenos Aires y Cañuelas, y el decomiso de cocaína, marihuana , rifles de asalto y municiones. Eso demuestra cuán rápido se adaptan los criminales a las nuevas realidades, dice, "cómo siguen al virus alrededor del mundo".

El crimen organizado, el terrorismo, el narcotráfico son desafíos permanentes, pero ahora en su versión pandémica. "De un día para el otro, los criminales explotaron las vulnerabilidades, los miedos, las preocupaciones de la gente y las necesidades de los Estados de acceder a materiales de protección como las máscaras, por ejemplo", detalla desde el cuartel central de la organización que nuclea a las fuerzas policiales de 194 países. Es una tendencia, que anticipa que se agudizará. "El crimen organizado crecerá tras la pandemia".

Coronavirus en Berlín: sin tapabocas ni distancia, miles de personas se manifestaron contra la cuarentena

-¿Qué es lo que más le preocupa de lo que observa durante la pandemia?

-La pérdida de vidas y los muchos que se han contagiado, por supuesto, y en nuestro trabajo en particular, los muchos oficiales de policía que están en la primera línea con roles más amplios de lo habitual, ya que ahora hacen cumplir el confinamiento, mantienen un contacto permanente con la comunidad y continúan con sus trabajos de investigación, lo que los lleva a interactuar con testigos, sospechosos, criminales y tanto más. Eso implica que muchos policías se contagiaron el virus y murieron. Se trata de un desafío sin precedentes, jamás vivimos algo así, y esta situación nos permite observar cómo los criminales "siguen" al virus alrededor del mundo.

-¿Qué quiere decir?

-De un día para el otro, los criminales explotaron las vulnerabilidades, los miedos, las preocupaciones de la gente y las necesidades de los Estados de acceder a materiales de protección como las máscaras, por ejemplo. Montaron páginas falsas de Internet a toda velocidad. Para una organización como la nuestra, con 194 países miembros, que tiene el rol de monitorear a diario el cuadro global de amenazas, esta es una experiencia única para asimilar qué están haciendo los criminales para beneficiarse con la pandemia. Las ciber-amenazas no son nuevas, pero ahora tienen un nuevo enfoque. Todo eso es lo que me preocupa durante la pandemia. Por supuesto que espero que se desarrolle rápido una vacuna, pero la verdad es que no sabemos por cuánto tiempo se prolongará la situación actual, ni cómo será lo que vendrá después. Sí sabemos, eso sí, que todo esto impactará en el crimen, como ya ha ocurrido.

-¿Puede dar un ejemplo?

-Como nadie está en las calles o hay muchas menos personas, bajaron los delitos que se cometen en la vía pública. Pero aumentó la violencia doméstica, se incrementaron los robos a locales de comercios y empresas donde los delincuentes saben que no hay nadie, y muchas actividades criminales viraron hacia el mundo virtual, aprovechando que nuestros hijos están pasando mucho más tiempo en Internet; por ejemplo, para tratar de explotarlos sexualmente. Esto no es nuevo, pero se potenció con la pandemia. Algunas de las cosas más terribles con las que he tenido que lidiar son de ese tipo y acaso recién estemos viendo la punta del iceberg. De hecho, todo esto es un enorme desafío porque muchas actividades criminales no son locales o nacionales, sino que tienen una dimensión trasnacional. Los cibercrímenes son el mejor ejemplo. Casi todos tienen un componente internacional. Y eso implica que las autoridades argentinas, por ejemplo, no solo tengan que contactar a sus colegas de países vecinos, ¡sino que deban conectarse con colegas de otro continente! ¡Eso es lo que hace que nuestro trabajo, hoy, en un mundo globalizado, sea más importante que nunca antes!

-¿Estos mismos desafíos que plantea durante la pandemia son los que anticipa para el día después?

-Tenemos un equipo de innovación basado en Singapur que está planteando los posibles escenarios para el día después junto a expertos convocados de las universidades, del sector privado y de organizaciones no gubernamentales. Si la pandemia impacta en la economía global tan duro como anticipan el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, que vaticinan una severa recesión global, eso influirá en el crimen a nivel nacional, regional y global. Debemos prepararnos para lo que vendrá. Vea qué ocurrió con la 'Ndrangheta, que tenía una fuerte presencia en más de treinta países alrededor del mundo, incluida la Argentina. ¡Ya estaban aprovechando la situación! Tradicionalmente, operaban con una pata en la economía formal, en negocios como servicios funerarios, recolección de residuos y distribución de alimentos, pero durante la pandemia intentan aprovecharse de las debilidades de los pequeños y medianos comercios para filtrarse en la economía, aumentar su influencia y ganar dinero. ¡Estamos hablando de una industria de miles de millones de dólares! Así que el día después de la pandemia tendremos que seguir combatiendo el crimen trasnacional, el terrorismo, el cibercrimen, el tráfico de personas y los delitos ambientales. Todo eso crecerá, no importa cómo sea el mundo posterior a la pandemia. Los criminales siempre han aprovechado las lagunas y las oportunidades. La situación es compleja.

-¿Percibe que los gobiernos, el sector privado y las comunidades reaccionen a los desafíos que presenta esta crisis global?

-Definitivamente. Creo que todos entendemos que el desafío para los gobiernos es reaccionar rápido. Mucha gente, en muchos países, se encuentra en una gravísima situación económica, con comercios que cierran y operaciones empresariales que se reducen a cero, y los gobiernos deben reaccionar ahora. No pueden decir que los ayudarán el año próximo. Debe ser ahora. Pero al mismo tiempo, tampoco debemos olvidar el concepto de "Security by Design". Veamos los paquetes de estímulo económico que se aprobaron en algunos países. Deberían incluir tantos elementos de seguridad como fueran posibles; si no, los criminales aprovecharán la oportunidad. No deberíamos hacérselo tan fácil, que no puedan montar websites fraudulentos con facilidad, que tampoco puedan acceder con facilidad a los datos de las personas para lucrar con ellos. Ese concepto de "Security by Design" no es algo privativo de las empresas para evitar que el cibercrimen se infiltre en sus sistemas operativos. También los gobiernos deben tomar en cuenta que puede haber criminales atentos a explotar las oportunidades que se les presenten.

-¿Hay alguna estimación sobre los perjuicios causados por las actividades criminales durante la pandemia?

-Es muy complejo estimarlo. Las actividades del crimen organizado, los delitos ambientales, el lavado de activos y tantas otras variantes, desarrollados por grupos como la 'Ndrangheta, son industrias que mueven miles de millones de dólares al año, así que no estamos hablando de actividades a pequeña escala. La dimensión es gigantesca, trasnacional y trascontinental. Y recuerde que quienes hoy trafican con personas o contrabandean productos, mañana pueden vender armas y al día siguiente drogas. Aprovechan las oportunidades que se les presentan. Hablamos de grupos criminales con enormes posibilidades financieras que pueden lidiar fácilmente con las cuarentenas y esperar que se les presente una oportunidad, sea una persona necesitada de un crédito para mantener en pie su empresa, dándoles así influencia en la economía formal. Son muy flexibles y su objetivo a menudo es moverse por debajo de los radares. Por supuesto que en ciertas partes del mundo quieren llamar la atención a través de la violencia brutal, pero en otras regiones incluso buscan el apoyo de sus comunidades, ofreciéndoles el apoyo que requieran, para continuar con sus actividades ilegales sin tener problemas con los locales.

-Si todo esto es lo que le preocupa durante y después de la pandemia, ¿ve algo esperanzador?

-Espero que todo esto nos lleve al entendimiento global de que estamos viviendo en un planeta hermoso, que muchos de nuestros problemas son globales y que el crimen organizado, el terrorismo y el cibercrimen podrían no ser muy distintos de otros problemas globales que afrontamos como el cambio climático, la migración, la pobreza o incluso la pandemia. Son desafíos que ningún país o región puede afrontar en soledad. Sólo podremos afrontarlos exitosamente si nos unimos, si coordinamos una plataforma multilateral. Así que espero que la pandemia nos enseñe la lección de permanecer juntos y reaccionar de manera coordinada para resolver los problemas que afrontamos. Porque este mundo globalizado, que conlleva tantos beneficios, también aporta enormes oportunidades a los criminales que operan a escala global. Le insisto: mire nuestro operativo contra la 'Ndrangheta, en plena pandemia, incluso en la Argentina. Eso me da optimismo de que tras el Covid-19, seguiremos avanzando.

-En abril, planteó la importancia de "permanecer alertas, ser escéptico y proteger tus computadoras y aparatos". Cuatro meses después, ¿corregiría o actualizaría de algún modo ese comentario?

-No, lo reafirmo. Ese comentario era válido antes de la pandemia, lo es ahora y lo será después. Todos tenemos un rol que asumir para cuidarnos. No es algo privativo de la policía. Empiezo por mí mismo: debo proteger mis computadoras del mismo modo que cierro las puertas de mi auto y de mi casa por las noches. Eso no implica que mi casa deba ser una fortaleza, pero debo tomar las medidas preventivas básicas que evitan el 90% de los ataques, como mínimo. Lo mismo ocurre ante los ciberataques, para protegernos a nosotros, a nuestros chicos, a nuestras familias y a los lugares donde trabajamos. Debemos utilizar toda la tecnología disponible como los antivirus, el software más idóneo, los firewalls y completar las actualizaciones de manera regular. Nuestra experiencia muestra que muchos de los ataques que ocurren, incluso contra los hospitales durante la pandemia, se deben a que el software que utilizan las víctimas no está debidamente actualizado o porque no están lo suficientemente preparados para la "ingeniería social".

-¿Puede explicarlo?

-Te mandan un email con una historia que parece verdad pero que en la práctica lleva a que un empleado gire fondos a un destino erróneo o abra un documento adjunto al correo, sirviendo de puerta de entrada al sistema operativo del hospital, la empresa o el lugar que sea donde trabaje. Eso puede prevenirse fácilmente y evitar así la mayoría de los ataques cibercriminales.

-¿Hay alguna pregunta que no le planteé y desearía abordar?

-[Piensa durante unos segundos] Quizá me gustaría remarcar la idea de que todos podemos contribuir a vivir más seguros, que todos tenemos un rol que asumir y que el mejor abordaje es la prevención. El mejor delito es el que no ocurre porque la gente toma medidas para prevenirlo. Es clave para nuestro bienestar y para la siguiente generación. Todos queremos estar tranquilos, sin preocuparnos que algo pueda pasarles a nuestros chicos si salen de casa. Y eso no es posible sin una sociedad entre los ciudadanos y la policía. Es clave para afrontar los desafíos del siglo XXI.

Biografía

Nacido en 1959, estudió Criminología en la Universidad de Giessen y en 1996 se doctoró en Derecho, para luego presidir la Universidad de Ciencias Aplicadas Policiales en Sajonia - Anhalt.

En 1978 ingresó a la Policía; desde 1996 integró la cúpula de la Unidad de Lucha contra la Delincuencia Económica y entre 2004 y 2014 fue vicepresidente de la Oficina Federal de la Policía Criminal de Alemania .

Desde 2006 es profesor honorario de Derecho y Criminología en la Universidad de Giessen; integra el Consejo Asesor del Ministerio Federal de Economía y Tecnología de Alemania, abocado a sugerir soluciones de seguridad y tecnología.

En 2007 asumió como vicepresidente para Europa en el Comité Ejecutivo de Interpol; en 2014 fue nombrado secretario general de Interpol, cargo para el que fue reelegido en 2019.

Recomendación para aprovechar el tiempo

-Dado que millones de argentinos deben permanecer en sus casas desde hace meses, ¿qué libros, películas, música u otra actividad les recomienda para distraerse o "aprovechar" el tiempo? ¿Qué hace usted en su tiempo libre?

-Muchas personas plantean el concepto del "distanciamiento social" para protegernos durante la pandemia, pero prefiero hablar de "distanciamiento físico", así que lo que he estado haciendo es conectarme con viejos amigos usando la tecnología disponible, dedicándole un tiempo considerable a llamar a aquellas personas que siempre me decía "uh, debería llamarlo algún día", pero nunca me decidía a hacerlo. Esa es la lección que aprendí durante esta pandemia y que mantendré cuando termine, y esa es también mi sugerencia: usemos estas maravillosas tecnologías que nos permiten conectarnos como nunca antes. Dicho eso, también hice algo de deporte y leí libros sobre política, historia y medio ambiente. Me refuerzan la idea de cuán bello es este planeta, para el que no tenemos un "plan B".