Coronavirus: en un 14 de julio atípico, Macron lanza un masivo plan de reactivación

PARÍS.- El coronavirus trastornó todo. Hasta la fiesta nacional de Francia . Después de la crisis sanitaria de hace tres meses, las ceremonias del 14 de julio fueron celebradas hoy con un desfile militar limitado a la Plaza de la Concordia en París y un emotivo homenaje al personal sanitario, por su implicación "en la primera línea" de la lucha contra la pandemia.

Si bien los aviones pudieron sobrevolar como cada año los Campos Elíseos, las tropas de tierra no desfilaron por la gran avenida parisina como lo establece la tradición desde 1980. Para conmemorar esta vez la toma de la Bastilla que dio inicio en 1789 a la Revolución Francesa, unos 2000 militares -contra los 4000 habituales-, acompañados por médicos, enfermeros y ambulancieros, se limitaron a marchar por la plaza de la Concordia, en torno al obelisco de Luxor.

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Sin público, frente a unas tribunas escasamente concurridas debido a las reglas de distanciamiento social impuestas para frenar el avance del virus que provocó más de 30.000 muertos en el país, el presidente Emmanuel Macron pasó revista a las tropas antes de asistir a la ceremonia militar cuyo tema fue, este año, "una nación comprometida, unida y solidaria". Un mensaje que fue brevemente perturbado por la aparición en el cielo de una pancarta tirada por globos en la cual se podía leer: "Detrás de los homenajes, Macron asfixia al hospital".

La ceremonia, marcada por momentos de gran emoción, comenzó con un homenaje al general Charles de Gaulle, 80 años después de su Llamamiento del 18 de junio a la resistencia contra la ocupación de Francia por la Alemania nazi. Este 14 de julio también fue la ocasión de agradecer solemnemente a los cuatro países que ayudaron a Francia durante la crisis sanitaria: Alemania , Austria , Luxemburgo y Suiza . Todos acogieron pacientes para aliviar a los hospitales franceses al borde de la saturación.

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En un gesto que no pasó inadvertido, Macron invitó este año a la ceremonia al director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus. En momentos en que Estados Unidos , por decisión de Donald Trump , comienza a retirarse de la organización, la presencia de su máximo responsable en París fue un claro mensaje político destinado al jefe de la Casa Blanca.

Al término del desfile, que duró aproximadamente una hora, los aviones de la célebre Patrulla de Francia, realizaron una segunda pasada sobre la plaza dejando excepcionalmente detrás una estela de humo blanco -y no tricolor- en honor a los servicios sanitarios.

Poco después, durante la tradicional entrevista que los jefes de Estado franceses conceden cada 14 de julio, Macron anunció que el gobierno invertirá 100.000 millones de euros en un plan de reactivación, destinado a "construir un país diferente".

Ese programa "masivo" se sumará a los 460.000 millones de euros que ya invirtió el Estado para sostener su economía desde que comenzó la crisis sanitaria.

"Estará destinado a la reactivación de la industria, la ecología, la actividad local, cultural y educativa", precisó.

Reconociendo que el virus "da señales de regresar" y el índice de contagios aumenta en algunos sitios del país, el mandatario dijo que el uso de barbijos será obligatorio en los lugares cerrados a partir del 1° de agosto, como ya lo es en los transportes públicos.

En su entrevista de 90 minutos con dos periodistas de televisión y transmitida en directo, Macron declaró que no tomaría hidroxicloroquina si padeciera del Covid-19: "Por el momento no hay medicamento que funcione. Me pondría en manos de los médicos", dijo. Reafirmó su intención de persistir con su cuestionado proyecto de reforma de la jubilación "pero utilizando otros métodos". Y explicó que su objetivo a corto plazo es el de evitar una pérdida masiva de puestos de trabajo, en parte prolongando el sistema de desempleo parcial decidido por el gobierno al comienzo de la pandemia, que permitió a casi 9 millones de asalariados percibir el 84% de sus ingresos. También reconoció con preocupación que, una de las consecuencias de la crisis, podría ser la desaparición de entre 800.000 y un millón de empleos.

Interrogado sobre la violencia policial, que fue repudiada en numerosas manifestaciones estas últimas semanas, el jefe del Estado aseguró que el país multiplicará el uso de las videocámaras personales, que permiten grabar las actividades de las fuerzas del orden, sobre todo durante los controles de identidad que, según los defensores de derechos humanos, recaen siempre en los extranjeros o miembros de minorías.

En ese mismo momento, a escasos kilómetros del Elíseo, las fuerzas de seguridad trataban de contener la cólera de varios miles de manifestantes que, respondiendo al llamado de varias organizaciones sindicales, protestaron contra los acuerdos concluidos para mejorar el sistema hospitalario, juzgados insuficientes. En París, numerosos manifestantes -que venían de otro acto no autorizado organizado por los "chalecos amarillos"- se enfrentaron violentamente con las fuerzas del orden cerca de la plaza de la Bastilla.