Por qué los Converse de Kamala Harris son el nuevo símbolo del "power dressing" político

"Atada y lista para ganar". La aspirante a la vicepresidencia norteamericana en el ticket demócrata del próximo noviembre, Kamala Harris, publicó un video donde se la veía bajar de un avión visitando Milwaukee en su campaña con un traje y unas Chuck Taylor. ¿Lucía Harris un ‘power suit’ de rigor? Por supuesto, pero nada más seguro para patearse el voto y cambio de registro político en este decisivo año que con unos tenis. 2020 pide gastar suela para conseguirlo.

(AP Photo/Morry Gash)
(AP Photo/Morry Gash)

El idilio de la demócrata con Converse no es algo casual. En una entrevista con The Cut, en 2018, Harris ya desveló que está algo más que obsesionada con el modelo en cuestión. "Tengo toda una colección: unas negras de piel, unas blancas, tengo las que no se abrochan, las que sí, las que me pongo cuando hace calor, las que me pongo cuando hace frío y unas de plataforma para cuando llevo traje pantalón".

Con su elección de los Converse en la campaña electoral, Harris prueba que ella funciona como bisagra entre el estilo de la vieja política más tradicional, aquella que será portadora del traje pantalón del poder que ha caracterizado a Angela Merkel o Hillary Clinton -herederas a su vez de la senda que marcó Margaret Thatcher-; pero que también ataja distancias con esa nueva generación de políticas listas para cambiar los códigos del estilo del Partido Demócrata.

Hablamos de Alexandria Ocasio Cortez ("Acostúmbrense a que lo borre, soy buenísima en las tiendas de segunda mano", contestó a los trolls que trataron de invalidarla por su posado en Interview) y de la nueva hornada de congresistas en el partido. Las nuevas figuras demócratas apuestan por nuevos códigos que aportan diversidad y rechazan seguir el patrón más conservador.

Además de Ocasio -que hace videos en directo desde su casa con camisetas de acciones vecinales de Nueva York-, en la nueva política norteamericana irrumpen mujeres de estilo personal como Sharice Davids -primera nativo-americana y lesbiana del Congreso- o la refugiada somalí musulmana convertida en congresista demócrata por Minnesota, Ilhan Omar, cuyo característico turbante ya ha aparecido en la portada de The New Yorker como símbolo de esta renovación de poder (y armario).

Ahora son unos Converse, las de Harris, las que acortan distancias para el relevo de estilo a la hora de hacer política.

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El País