Los contratos multianuales le hacen un enorme daño al béisbol

Sabemos que el béisbol de Grandes Ligas además de ser deporte, es un negocio. Esta combinación de pagar buenos salarios por los servicios de los mejores jugadores nativos y extranjeros, es una las razones para que este torneo sea el más fuerte del mundo.

Cuando se reportan ganancias económicas los propietarios no escatiman recursos para que sus equipos sean los mejores en busca de que los fanáticos llenen los estadios y la publicidad aporte beneficios.

Estamos de acuerdo con este método de competencia al aportar una mayor calidad deportiva y que los jugadores que son los protagonistas del espectáculo estén bien remunerados por sus actuaciones.

Pero estamos en desacuerdo en los contratos multianuales, pues esta locura existente en Grandes Ligas en vez de ayudar al deporte de las bolas y los strikes, lo que hace es perjudicarlo por varias razones. Citemos tres de ellas.

La primera afectación es que lleva a que algunos jugadores se acomoden al contrato a largo plazo y pierdan el incentivo de rendir al máximo por tener un salario millonario garantizado, haciendo que su producción disminuya en base a lo que de él se espera por su verdadero talento. Sobran los ejemplos para citar.

El segundo motivo es que es imposible garantizar que un pelotero mantenga un excelente rendimiento por muchos años consecutivos debido a la edad que va acumulando, a las lesiones que le pueden afectar en un campeonato largo y a la exigencia cualitativa de Grandes Ligas.

La tercera razón de lo negativo que son los contratos multianuales es que lleva a que muchos jugadores jóvenes con gran talento tengan que esperar demasiado tiempo para abrirse paso en su carrera al tener a los supermillonarios en el terreno, algunos de ellos bateando .220 de promedio y con lanzadores con menos de 10 victorias aceptando más de cuatro carreras limpias por juego.

En otros deportes como el fútbol por sólo citar un ejemplo, las grandes estrellas también reciben salarios millonarios, pero los mismos están ajustados a menos años de contrato.

En el béisbol de otras épocas lejanas y también no tan lejanas, para recibir un aumento salarial había que justificarlo con rendimiento. Por ello, el pelotero se esforzaba en todo su potencial en busca de recibir un mejor contrato.

Existen muchos ejemplos, entre ellos están los de Ted Williams, Willie Mays y Hank Aaron, ubicados los tres entre los mejores bateadores de todos los tiempos. Ellos, para recibir más billetes lo hacían bateando un promedio superior a .300, sumando más de 25 jonrones y remolcando por arriba de 100 carreras por temporada.

Lo contrario sucede cuando vemos que en estos momentos un jugador recibe contratos multianuales con muchos millones bateando .240 de promedio con 50 impulsadas, así como lanzadores ganando sólo ocho juegos y tirando para una efectividad superior a las cuatro carreras limpias por juego.

En muchas ocasiones ha ocurrido que un pelotero logra un contrato multianual y el salario lo recibe sentado en su hogar. El caso más famoso y también más absurdo es el de Bobby Bonilla.

El puertorriqueño, que fue un buen jugador sin llegar a ser una superestrella, en sus últimas cuatro temporadas bateó .231 con 25 jonrones y 112 remolques en 864 turnos, ganando durante dicha etapa $12.2 millones. Su último desempeño como jugador fue en 2001 y desde el 2011 recibe un cheque de un millón con 193 mil dólares anuales hasta 1935 cuando cumpla 72 años de edad. ¡Absurdo!.

Ahora mismo, un buen grupo de peloteros declarados agentes libres han firmado contratos multianuales con cifras millonarias, que el valor de las mismas no corresponden ni a la realidad actual y mucho menos cuando estos jugadores superen los 35 años de edad.

Podríamos citar varios ejemplos, pero hablemos solamente del caso de Carlos Correa que firmó inicialmente con los Gigantes de San Francisco por 13 años y 350 millones de dólares, que cuando se anunció era el cuarto contrato más lucrativo de la historia.

Y nosotros preguntamos. ¿Por su rendimiento, vale este dinero Carlos Correa? La respuesta la damos con tres palabras: “No lo vale.

Miremos sus números sólo reflejando las estadísticas normales, sin tener que entrar a las más modernas.

El puertorriqueño, ganador del premio de Mejor Novato de la Liga Americana en 2015, mantiene un promedio ofensivo de .279 en ocho temporadas, con 155 jonrones y 553 impulsadas. En la última campaña con Minnesota bateó .291 con 22 jonrones y 64 remolques. Al realizar la operación matemática vemos que en ocho temporadas acumula un average de 19 vuelacercas y 69 remolques.

En su caso no sólo hablamos por sus números que no son sensacionales, también podemos agregar que ha tenido problemas de lesiones. En una sóla temporada ha jugado 150 partidos en el terreno, ha estado siete veces en la lista de lesionados en su carrera, en 2018, cuando militaba con los Astros estuvo 36 partidos fuera del terreno al sufrir problemas en la espalda y en las últimas tres temporadas ha celebrado el 89% de los juegos de sus equipos.

Con 28 años de edad, el contrato que estaba a punto de ser aprobado por los Gigantes lo hubiera llevado a terminar su carrera ganando millones siendo un jugador envejecido en el 2036.

Por suerte para los Gigantes y para su Manager General, a Correa le cancelaron el martes dicho contrato al surgir una preocupación medica durante el chequeo físico que le realizaron.

Sólo horas después de esta cancelación, los Mets de Nueva York lo firmaron por 12 temporadas y $315 millones. De igual forma, está sujeto a los resultados médicos que corresponden.

El movimiento pudiera ser favorable para los Mets en corto tiempo debido a que en el afán de ganar el título para regresar a la Serie Mundial este equipo también reforzó con otros estelares, que incluyó al lanzador Justin Verlander. Sin duda, al necesitar un buen campocorto los Mets redondean con Correa.

Pero a mediano o largo plazo, a los Mets le saldrá malísimo este contrato. Recuerden amigos lo que hoy publicamos en este diario y tampoco olviden mi siguiente predicción en caso de concretarse este último contrato.

“Es posible que veamos a Carlos Correa ganando millones mirando los juegos por televisión desde su hogar’’.