¿Continuarán las piñaterias de East César Chávez? Una familia de Austin considera su negocio

Miriam Salazar, propietaria de Soco Partyland, organizas unas piñatas en frente de su nueva tienda en la calle East César Chávez, el 22 de agosto de 2024.
Miriam Salazar, propietaria de Soco Partyland, organizas unas piñatas en frente de su nueva tienda en la calle East César Chávez, el 22 de agosto de 2024.

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El jueves por la tarde, en el Piñata Party Palace de la calle East César Chávez, el propietario Jorge Salazar le cobró por una piñata con la forma del número "2" a una mujer que planeaba el cumpleaños de su hijo. A continuación, le entregó una tarjeta de negocios.

"Para que nos encuentres a donde vamos", dijo Jorge Salazar en español. "Nos vamos".

La tienda de Jorge Salazar cerrará probablemente a finales de mes para dar paso a la reurbanización. Está en proceso de sacar cientos de piñatas del local que ha regentado durante una docena de años. Para el jueves pasado, una tienda que alguna vez estuvo llena de color era en su mayoría el blanco hueso de los pisos de linóleo; las últimas piñatas, paquetes de artículos para fiestas y dulces estaban en su mayoría confinados a unas cuantas filas centrales.

En la última década, East César Chávez ha perdido varias tienditas, talleres de neumáticos y restaurantes mexicanos debido al aumento del valor de las propiedades y de los impuestos. Los ha sustituido un conjunto de bares y restaurantes más llamativos que atienden a residentes y turistas más nuevos y adinerados. En medio de todo el cambio, el cierre de los establecimientos de piñatas abiertamente mexicanos ha captado con más énfasis la atención pública. La demolición en 2015 de la tienda Jumpolin provocó meses de manifestaciones contra el promotor y el negocio sustituto.

Jorge Salazar, owner of Piñata Party Palace, stands among the last full shelves in the building on East Cesar Chavez as he prepares to move out, Aug. 22, 2024. Salazar was told he need to vacate the building earlier this summer. "I nearly broke down, as an old-school man... when this lady and her kids [recently] said 'Where are we gonna get our piñatas from Jorge?'" he said. "I had a bad feeling in my heart all afternoon."

El cierre de Piñata Party Palace muestra las condiciones siempre desfavorables a las que se enfrentan los vendedores de piñatas en el barrio, pero la perseverancia de una tienda y la apertura de otra en la misma calle, ambas por familiares de Jorge Salazar, demuestran que la lucha por mantener la cultura y el sustento personal continúa.

El último de los piñateros

En 2015, durante su estancia en la ciudad para asistir al South by Southwest, el presentador del programa nocturno de entrevistas Jimmy Kimmel y su compañero, el chaparro y a menudo infantilazado figura mexicano-estadounidense conocida como Guillermo, viajaron en bicitaxi entre cuatro tiendas de piñatas de la calle César Chávez.

El equipo de producción de Kimmel describió el sketch como "una visita al distrito de piñatas de Austin". El dúo tomó tragos de tequila y jugueteó con las grandes y coloridas figuras.

Pasaron por Jumpolin. Hablaron con Jorge Salazar en Piñata Party Palace y visitaron las tiendas de dos de sus ex cuñadas, Ruth Guerra y Raquel Hernández.

Miriam Salazar, esposa ya separada de Jorge Salazar y propietaria de su propia tienda, Soco Partyland, en la avenida South Congress, dijo que la grabación captó el negocio familiar más o menos en el momento de su apogeo.

En los 15 años anteriores, las tres hermanas -Raquel Hernández, Ruth Guerra y Miriam Salazar- se establecieron en el negocio de las piñatas.

Guerra fue la primera, abriendo una tienda en East César Chávez en 2001 tras emigrar de Sinaloa. En dos años siguientes, Miriam y Jorge Salazar hicieron lo mismo. También lo hizo Hernández en 2007, cuando se mudó desde California.

Los negocios tuvieron éxito en parte porque los miembros de la familia estaban dispuestos a abrir en locales pequeños o viejos, muchos de ellos sin aire acondicionado o con fallos estructurales.

Jorge Salazar se alquiló su local actual a pesar de que tenía goteras en el tejado (una década después, el techo tiene agujeros del tamaño de un pie causados, según él, por vándalos). La tienda de Miriam Salazar en South Congress era sofocante debido a la limitada potencia de los ventiladores para refrescar el espacio. Hernández alquilaba anteriormente en casas de East César Chávez donde aún vivía el propetario. Era un trato casi tácito, pero entendido: aguantar las condiciones a cambio de un alquiler más bajo.

"El negocio de los inmigrantes es algo sufrido.", dijo Miriam Salazar.

Piñatas en Soco Partyland por la calle East César Chávez, el 22 de agosto de 2024. El local es más chico que la tienda previa de Miriam Salazar que está por la calle South Congress.
Piñatas en Soco Partyland por la calle East César Chávez, el 22 de agosto de 2024. El local es más chico que la tienda previa de Miriam Salazar que está por la calle South Congress.

Y a la familia le fue bien. Aunque mantenían negocios separados, su poder adquisitivo colectivo les permitía importar una gran selección de piñatas a mejor precio. Contrataban a artesanos para hacer piñatas por encargo. En su mejor momento, los miembros de la familia poseían seis tiendas entre ellos.

Pero, durante la última década, los vendedores en las redes sociales han ido reduciendo cada vez más sus precios en comparación con los de las tiendas físicas. No ayudó el hecho de que los alquileres crecieran sin parar, a veces más del doble, y que el negocio no se haya recuperado de la pandemia, dijeron cada uno de los tres tenderos.

Controversia en el Palace

Desde que en junio le notificaron que tenía 90 días para desalojar el local, Jorge Salazar está indignado. Dice que no se le explicó el cronograma de su salida, lo que le dificultó la planificación de su mudanza a un nuevo local. Quiere que se le compense por la pérdida de negocio después de que, según dijo, el equipo de construcción utilizado en el nuevo restaurante de al lado ocupara la mayoría de sus plazas de estacionamiento durante meses.

Este nativo de East Austin también lamenta lo que el cierre de su negocio significa para la comunidad.

«Casi me quiebro, como hombre tradicional (...) cuando esta señora y sus hijos (hace poco) dijeron: '¿De dónde vamos a sacar las piñatas, Jorge?'», dijo en inglés. «Tuve un mal sentimiento en mi corazón toda la tarde».

Jorge Salazar, dueño de Piñata Party Palace, entre las ultimas piñatas en su tienda por la East César Chávez, el 22 de agosto de 2024.
Jorge Salazar, dueño de Piñata Party Palace, entre las ultimas piñatas en su tienda por la East César Chávez, el 22 de agosto de 2024.

El gerente de construcción de 3423 Holdings, John Paquin, dijo al American-Statesman que la compañía compró el terreno hace aproximadamente un año y medio con la intención de desarrollarlo. Dijo que la compañía dio Jorge Salazar varias advertencias de sus planes.

"Lo que los está sacando son los impuestos, no nosotros", dijo Paquin en inglés. "Él sabía que los días estaban contados".

Según los registros del Condado de Travis, el valor de tasación de la propiedad ha pasado de unos $5 a $9 millones en los últimos cuatro años, incluyendo $1.6 millones desde que 3423 Holdings la compró. Paquin dijo que los impuestos de la propiedad han aumentado proporcionalmente a la valoración, o en un 20%.

El lote incluye no sólo el edificio del Piñata Palace, sino también el antiguo edificio de la gasolinera de al lado, que abrió como un concepto de hamburguesería-bar hace dos meses.

Perseverar, seguir adelante

A una cuadra del Piñata Palace, Hernández confirmó los detalles de un pedido en su tienda, Raquel's Partyland. Un padre y su hija querían alquilar mesas, sillas y una carpa para una fiesta de tailgate en honor al equipo de fútbol americano de la Universidad de Texas. Ella les explicó las opciones. Llegaron a un acuerdo sobre el precio.

"Si tuviera más ordenes como ésa, hasta podría tener empleados", dijo cuando los clientes se marcharon.

Raquel Hernández en su tienda, Raquel's Partyland, por la calle East César Chávez, el 22 de agosto de 2024. La calle ha perdido muchos de sus negocios mexicanos durante los ultimos años, que han sido reemplazados por nuevos barres y restuarantes mas adinerados.
Raquel Hernández en su tienda, Raquel's Partyland, por la calle East César Chávez, el 22 de agosto de 2024. La calle ha perdido muchos de sus negocios mexicanos durante los ultimos años, que han sido reemplazados por nuevos barres y restuarantes mas adinerados.

Pero a menudo no es así. Así que el objetivo hoy en día "es sobrevivir", dice. "Es bueno que mis hijos trabajen".

La pérdida de residentes latinos en el barrio ha perjudicado al negocio, afirma Hernández. Los clientes que solían vivir cerca ahora vienen desde Bastrop, Buda y el este del Condado de Travis.

Hernández es capaz de seguir adelante gracias a que los dueños, que según ella son de una familia de East Austin desde hace mucho tiempo, mantienen el precio del alquiler estable. Se pregunta en voz alta cuánto durará.

Pero la familia no ha renunciado a East Austin.

Miriam Salazar abrió una tienda justo al pasar el cruce de East Cesar Chavez y North Springdale Road hace 11 meses. Lo hizo después de que su actual casero en South Congress le dijera que se preparara para la inminente reurbanización del terreno de South Austin.

El nuevo espacio es una antigua casa de una recámera. Es menos de un tercio del tamaño de su otro local. Para compensar, Miriam Salazar se ha organizado de forma eficiente, haciendo sitio a una piñata de cada diseño para mostrársela a su clientela. La empleada que fabrica las piñatas personalizadas ha empezado a trabajar en la cocina, que huele a vinagre.

El negocio puede ser descorazonador. A ella le mueve la creencia de que su tienda "aún tiene algo que ofrecer".

El jueves por la tarde, una clienta pasó por allí en busca de una piñata parecida a un Longhorn. Antes había pasado por otras piñaterias. Miriam Salazar recorrió la tienda y sacó un toro marrón. Luego sacó de su teléfono fotos de una bota vaquera y una cabeza de toro naranja.

La mujer hizo algunas fotos y se lo pensó. Compró el toro grande y unas bolsas de caramelos.

"Esa clienta se va a acordar. Esa tienda es pequeña, pero tiene de todo", asegura Miriam Salazar. "Ya ves que tenemos ánimo".

This article originally appeared on Austin American-Statesman: Piñaterias de Austin contienden con el desplazamiento, dificultad de negocios