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Cuando las tortugas se confunden y no pueden dejar sus huevos en la playa, algo está muy mal

La contaminación lumínica afecta especialmente a las grandes ciudades (Foto:Getty)
La contaminación lumínica afecta especialmente a las grandes ciudades (Foto:Getty)

Los daños de la contaminación lumínica se ven cuando la tortuga que está esperando la noche para dejar sus huevos en la arena de la playa, decide no hacerlo porque las luces artificiales de la costa le hacen creer que aún es de día.

Lo mismo pasa cuando las tortuguitas nacen y están listas para irse al mar, que se supone debe ser el lugar más iluminado en condiciones naturales, y la confusa luz las lleva a calles y edificaciones.

El mismo enredo desorienta a las aves migratorias o a los murciélagos que ayudan a polinizar una buena cantidad de plantas alimenticias y que, como es sabido, sólo vuelan cuando el día se acaba.

Una tortuga poniendo huevos en la arena (Foto:Getty)
Una tortuga poniendo huevos en la arena (Foto:Getty)

“La noche es oscura y llena de cosas terroríficas”, dice el personaje de la Mujer Roja en la obra literaria convertida en serie de televisión Juego de Tronos, y sí, las especies nocturnas también deben vivir para sostener el planeta vivo, incluyendo insectos tan desagradables como las cucarachas, muchos tipos de plantas, hongos y el ya mencionado murciélago.

Por si fuera poco, ya está más que estudiado y confirmado que un ser humano sometido a pasar noches alumbradas, descansa menos, se enferma más y las consecuencias pueden ser enloquecedoras o mortales. Una persona necesita la oscuridad, para poder dormir y regular sus ritmos circadianos.

Lo triste es que estamos muy lejos de descansar en oscuridad total. Según el llamado “Nuevo atlas mundial de contaminación lumínica” la mayor parte de la población mundial, 83 %, vive bajo cielos contaminados por la luz artificial, un porcentaje que se eleva a 99 % cuando se trata de Estados Unidos o Europa.

Este atlas, que se lanzó en 2016, reemplaza publicado en 2001 y en ese lapso se ha observado el incremento de 6 % en la contaminación lumínica en Estados Unidos y Europa.

Todos estamos de acuerdo, en que no existe un cielo nocturno más hermoso que el que se deja ver lleno de estrellas, luna y planetas, y eso sólo es posible cuando las luces artificiales no nos tapan la visión, algo que generalmente ocurre en parajes apartados, montañas, selvas y otros escenarios naturales poco intervenidos por el hombre.

El problema más grave de este tipo de contaminación no es que el ser humano no pueda apreciar las estrellas, sino de los daños irreversibles que esta polución causa al planeta.

“Cuando se hacen hoteles o complejos turísticos en las costas y playas a las que van las tortugas a desovar, la luz artificial espanta o ahuyenta a esas especies”, explica a Yahoo Noticias el presidente del Instituto Venezolano Alemán de Ciencias Ecológicas Aplicadas (Ivacea), el biólogo Andrés Osorio.

Asimismo, señala que en los ríos y en selvas tropicales lluviosas que tienen sus propios niveles de luz “y funciona como debe funcionar” se presenta un gran desequilibrio cuando se produce la deforestación de la zona.

“Con la tala se abre camino a una luz altera la vida de anfibios como ranas y la vida de muchas plantas que no necesitan esos niveles de luminosidad, además, otras especies aprovechan para tomar ese hábitat que no les pertenece y todo pasa a desequilibrarse”, dice.

El especialista de Ivacea, que está sumergido en una lucha sin cuartel contra las construcciones que no respetan las especies animales y vegetales en Venezuela, dice que lo ideal es que no se permita el levantamiento de infraestructuras residenciales o turísticas cerca de las costas en las que desovan las tortugas.

Los barcos en el Parque Nacional Morrocoy (Foto:Getty)
Los barcos en el Parque Nacional Morrocoy (Foto:Getty)

También menciona el daño que hacen las luces de los yates y lanchas que iluminan el agua bajo el cielo nocturno, lo que afecta a los seres del marinos incluyendo peces, corales y estrellas de mar y a las especies aladas que sólo vuelan cuando cae la noche.

Osorio se ha enfocado recientemente en el daño ambiental que ha causado la construcción de hoteles en el Parque Nacional Morrocoy ubicado en la costa occidental de Venezuela que está conformado por islotes. El especialista critica que en estos frágiles ecosistemas aparcan lanchas y yates durante noches enteras sin mantener ningún tipo de control ambiental.

La noche como derecho

Se pide luchar para defender el derecho a la luz de las estrellas (Foto:Getty)
Se pide luchar para defender el derecho a la luz de las estrellas (Foto:Getty)

En 2007 se reunió en La Palma de España un grupo de organismos internacionales y se firmó la Declaración sobre la Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a la Luz de las Estrellas.

En esta declaración apoyada, entre otros, por la Unesco, la Organización Mundial de Turismo (OMT) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en su sección de protección de especies migratorias de animales silvestre (PNUMA-CMS) se afirma la urgente necesidad de recuperar la calidad del cielo nocturno.

Entre los 10 objetivos que se planteó este grupo de organismos se pide que se promueva “el uso racional de la iluminación artificial, de tal forma que el resplandor que provoca en el cielo se reduzca a un mínimo aceptable, evitando igualmente los impactos nocivos sobre los seres humanos y la vida en la naturaleza”.

No obstante, y pese a estos compromisos, la luz artificial en la tierra ha ido en franco aumento de acuerdo con las investigaciones desarrolladas por varios científicos incluyendo los trabajos de expertos de la Universidad Exeter que en septiembre de 2021 señalaron que la polución lumínica ha aumentado en los últimos 25 años un mínimo de 49 % sólo viendo las imágenes que se observan vía satélite, pero en el terreno, esta contaminación pudiera ascender hasta 270 % o 400 % según la zona.

¿Qué pasa exactamente con la salud?

Ya son muchos los estudios que confirman una relación entre la exposición permanente a la luz artificial y daños a la visión, insomnio, obesidad e incluso depresión.

En 2018 se publicó un estudio en el Journal of Clinical Sleep Medicine en el que los científicos señalan cómo la contaminación lumínica puede disparar el insomnio, sobre todo en personas mayores.

Vista nocturna de Copacabana en Río de Janeiro. (Foto:Getty)
Vista nocturna de Copacabana en Río de Janeiro. (Foto:Getty)

Entonces, los ancianos que tienen que tomar algún medicamento para combatir el insomnio y duermen en habitaciones en las que se cuela la luz artificial, se han visto sometidos a mayores dosis de fármacos y por más tiempo que quienes no han sido privados de la oscuridad de la noche.

En 2010, científicos de las universidades de Connecticut y Haifa publicaron un estudio en el que se “sugiere” que la exposición prolongada a la luz artificial incrementa el riesgo de padecer cáncer, en especial de seno o de próstata.

Se indica que las mujeres que trabajan en horarios nocturnos tienen más posibilidades de desarrollar cáncer de seno que quienes duermen durante la noche.

Otro estudio publicado en la revista Nature, de 2015, mostró que la larga exposición a la luz LED durante la noche puede afectar la fisiología de la retina de las personas promoviendo la muerte celular en la zona con la consecuente ceguera a largo plazo.

Las migratorias

Bajo el lema
Bajo el lema "Noches oscuras, migraciones seguras" se celebró este año el Día Mundial de las Aves Migratorias (Foto:Getty)

El pasado 14 de mayo se celebró el Día Mundial de las Aves Migratorias y fue dedicado, precisamente, a la contaminación lumínica.

La Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres alertó, a propósito de la conmemoración de ese día, que la luz artificial va en aumento y que “se sabe” que afecta negativamente a muchas aves migratorias.

El lema de ese día fue “Noches oscuras, migraciones seguras” y alentó a los gobiernos a tomar medidas para reducir o modificar las luces artificiales que se usan cuando se pone el sol.

El organismo indicó que la contaminación lumínica es una amenaza importante para las aves migratorias porque “les provoca desorientación cuando vuelan de noche, provoca colisiones con edificios, perturba sus relojes internos o interfiere en su capacidad para emprender migraciones a larga distancia.

Un estudio de 2020 publicado en Nature hecho por biólogos de la Universidad Estatal Politécnica de California, encontró que 142 especies, solo en Estados Unidos, se han visto afectadas por la contaminación lumínica y por el ruido producido por la actividad humana.

Según esta investigación, las aves migratorias estarían haciendo sus nidos un mes antes de lo previsto y en zonas abiertas que antes no utilizaban, debido a estas formas de contaminación.

Cinco principios para la iluminación responsable

La Asociación Internacional de Cielo Oscuro ha publicado los cinco principios para obtener una iluminación responsable:

  1. Útil: Todas las luces que se instalen deben tener un sentido claro y se debe argumentar que en efecto son necesarias y el impacto que se puede causar en la zona a las especies animales y vegetales. Considerar opciones diferentes a las luces como las pinturas reflectivas y las señales de tráfico que se iluminan con la luz de los automóviles, entre otras.

La iluminación responsable consiste en instalar sólo las luces necesarias (Foto:Getty)
La iluminación responsable consiste en instalar sólo las luces necesarias (Foto:Getty)
  1. Dirigidas: Las luces artificiales deberían estar dirigidas especialmente al punto que se desea alumbrar y no dispersar su efecto a zonas que no lo requieren.

  2. Niveles bajos: Es importante que el brillo de esas luces no sea más alto del necesario.

  3. Uso controlado: Las luces artificiales pueden tener horarios o detectores de movimiento que las disparen solo a horas indicadas o cuando se percibe movimiento. Estas luces se ven con frecuencia en las áreas comunes de edificios residenciales y en locales nocturnos.

  4. Color: Lo mejor es usar luces cálidas. Los bombillos LED -que usan diodos emisores de luz- se han puesto de moda porque son de bajo consumo. Pero esa luz azul y carente de calidez resulta ser muy pesada para la atmósfera y borra aún más el paisaje del cielo nocturno

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