Conservar la tradición para no irse al panteón

CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 2 (EL UNIVERSAL).- Como cada año, colaboradores de estas páginas dedican un momento al humor y a la política, para mantener vivas las calaveras literarias.

Las momias. Sorpresa resplandeciente encontróse el Presidente. Al descubrir en la hemeroteca a una momia parlante. ¿Cómo puede ser esto?, dijo a voz en cuello a sus oyentes que las momias que suponía silentes criticaran tanto a anteriores presidentes…

Irritado mandó quemar el recinto, pero no consiguió que se borrara la memoria del periodismo independiente. Anoten esta historia ejemplar, que aún en tiempo estelar las momias persisten en no callar…

Leonardo Curzio

Claudia, viajera. Claudia abandona el averno cada vez que puede. Pues quiere que la conozcan hasta donde nadie se atreve.

Por eso deja la ciudad en manos de quién sabe quién, lo suyo lo suyo es quedar bien con aquél.

La "corcholata" viaja y viaja.

Se cree vivita y coleando.

Lo que no se da cuenta.

Es que la calaca la está cazando.

Amador Narcia (con la colaboración de Alejandro Herrera Domínguez)

La catrina en Palacio. Catrina llegó a Palacio, y se topó al Presidente, por más que le habló despacio, le descubrió lo indecente.

Gritó "primero los pobres" y Catrina esparció su frío; traía efectivo en dos sobres que le dio al hermano Pío.

Carlos Loret

Adán anda a gusto por el panteón. Adán se placea a gusto. Por los panteones del país. Fajador más que mediador, no desaprovecha el momento, de soltar manotazos a todos a quienes deja perplejos.

Quiere convencer de que el ejército en las calles es lo bueno sobre todo para la pelona que así no tendrá desempleo.

Amador Narcia

Marcelo, el catrín. Marcelo quiso burlar a la muerte pintándose de catrina y de paso ganar adeptos para ir por la gran silla.

Pero la pelona montó en cólera al ver la burla del canciller que hace todo por en tiktok aparecer.

Amador Narcia y Alejandro Herrera Domínguez

La lana de Joe Biden. No le importó cuánta lana repartiera en su nación diseñó una solución que no la tenía ni Obama.

Murió allí en la Casa Blanca ya sin Trump de entrometido Harris le había prometido quitarle su relevancia.

Alejandro Rodríguez Cortés