¿Conoces a alguna persona trans? Si lo haces, descubrirás cuál es su verdadera agenda

undefined
undefined

No, la que viste en la tele no cuenta y tampoco la que te tocó en la cola del súper. Me refiero a que te sientes a tomar un café con una, la conozcas y la trates. Primero, tu mente reaccionará ante semejante proposición “¿cómo para qué haría eso?”, pero si eres una persona comprometida con hacer de este mundo un lugar mejor, te sorprendería lo que ese ejercicio te podría aportar.

No solo la humanidad está dividida, sino cada vez más radicalizada. Basta observar los gobiernos actuales en el mundo; con nostalgia vi irse a Angela Merkel, sabiendo que pertenecía a una especie que ya difícilmente veremos en el futuro, a no ser que desde la sociedad hagamos algo contundente.

Es urgente revisar los modelos mentales que nos instalan como si fuera un software, y que vuelan bajo, fuera del alcance de nuestro radar, ya que así son meticulosamente diseñados por ese monstruo de mil cabezas que se llama “El sistema”. No te preocupes, no soy adepta a las teorías de la conspiración ni te voy a recetar una; el monstruo es tan vicioso y egoísta que cada una de sus cabezas se pelea con las demás, por lo que no hay solo 10 hombres blancos en la cima de alguna montaña fumando un puro y decidiendo si ahora nos mandarán una pandemia o extraterrestres.

En cambio, cada cabeza, en su búsqueda de poder intenta jalar agua para su molino es cuando tú entras en escena a jugar un papel, grande o pequeño, hasta que les dejes de servir y te desechen.

La narrativa en contra de las personas trans es un virus, introducido en la sociedad a propósito y un discurso que le gana rabiosos fanáticos a ese monstruo. En civilizaciones antiguas y comunidades originarias, antes de ser masacradas durante la conquista, las personas del llamado “tercer género” eran muy apreciadas y hasta veneradas por la visión más amplia que su condición les otorgaba y jugaban papeles importantes en su comunidad. Una denominación que me parece muy bonita de los pueblos originarios en Norteamérica es “Two Spirit People” (personas con dos espíritus).

En realidad, no existen tres géneros sino ocho billones, porque todos tenemos una combinación personal de las dimensiones del género, que son sexo, identidad de género, orientación sexual, expresión de género y prácticas sexuales… ¡las posibles combinaciones son infinitas!

La naturaleza es diversa por donde la veas y ser una persona trans es solo una variación de la infinita diversidad, al mismo nivel que el color de tus ojos o tu piel y al igual que estos, una persona tiene tanta injerencia en ser o no trans como tú de escoger tu color de ojos. Ahora venden la idea de que ser trans es una moda, una ideología o hasta una agenda, pero nada más alejado de la realidad.

El doctor Gabor Maté es uno de los expertos más reconocidos a nivel mundial en el tratamiento del trauma y de las adicciones. En su reciente libro The myth of normal (El mito de lo normal) explica dos grandes causantes de trauma, o lo que él llama trauma con T mayúscula: La primera es vivir de una forma inauténtica, no alineada a tu verdadero ser. Si una sociedad quiere controlar lo que eres y te obliga a vivir de una forma inauténtica, te causa un tremendo dolor existencial.

La segunda es experimentar la desconexión de la sociedad y sufrir tremendamente si nuestro clan nos expulsa. Lo tenemos incluso grabado en nuestro sistema nervioso, desde los tiempos en que el ser expulsado de la tribu te significaba la muerte. Nuestro cerebro no puede interpretar que ya no vivimos en cuevas y que quizá el repudio social nos dolería, pero no nos mataría… aunque en el caso trans lo más probable es que sí, ya sea por la adversidad o la desesperación conducente al suicidio.

Las personas trans enfrentan la tremenda decisión entre vivir de manera inauténtica o ser desconectadas de la sociedad, al borde de la aniquilación; solo escogen cómo quieren que les duela, o lo “menos peor”, porque para donde se muevan va a doler y no es broma ni exageración.

Cuando la familia te echa a la calle, en la calle te agreden, cualquier circulo te excluye, no hay acceso a trabajos, los médicos te maltratan, tu religión te condena y una larga lista de agresiones; tus posibilidades de supervivencia son mínimas. Reflexionemos, ¿es todo esto justificado? ¿Es una variación de la naturaleza algo malo o negativo? Pero si a todo lo que viene de la naturaleza se le llama “natural”, ¿de dónde viene entonces la creencia equivocada de que ser trans es algo malo?

Del mismo monstruo del que hablábamos, que convirtió la sexualidad en algo malo, motivo de culpa o vergüenza, no porque lo sea, sino con la intención de controlarte. Entre la culpa (“pecado original”) y el miedo (al “infierno”) se mueve la vida del ser humano común, hasta que por medio de un acto de consciencia elimina esos virus mentales, haciéndose sus propias opiniones basadas en la realidad.

Hace años, el Papa Francisco se refirió a las personas trans como “tan antinaturales como armas nucleares”. No son palabras aleatorias; son premeditadas y diseñadas para infringir el mayor daño posible, ya que las compara con lo más destructivo que ha inventado la humanidad. Cuando él habla, implanta una idea en la cabeza de 1.3 billones de personas y otorga el permiso tácito para discriminar y hasta agredir a las personas trans; yo también me alejaría de un arma nuclear y los tratados internacionales las destruyen (¡ojo con el mensaje subliminal!). Oye, ¿no tendrán científicos en el Vaticano que entiendan la diversidad de la naturaleza? ¡Claro que tienen! Pero han manejado un discurso anticiencia por miles de años, que hizo metástasis en sus cimientos institucionales.

La iglesia quemó a Giordano Bruno en la hoguera por decir que el sol era una estrella. Bruno tenía razón, el problema es que “Dios había dicho que eso no era cierto”. ¿Ves el dilema milenario? ¡No pueden desdecir a “Dios”! Se metieron en un callejón sin salida del que no pueden escapar, a riesgo de tumbar sus cimientos. Su ponzoña de hoy tiene el mismo propósito y efecto que la hoguera.

Vivir auténticamente es tremendamente difícil cuando tienes al mundo en contra. En México acabamos de ver el fenómeno de Wendy, la persona trans compitiendo en un reality show. Con una vida complicada y pocas opciones, ella ha sobrevivido y ahora se ha ganado el corazón de muchas personas por una razón: no porque reconozcan en carne propia la experiencia trans, sino porque reconocen a un ser humano igual que ellas… y no un arma nuclear que quiera dañarlas en absoluto.

Los medios acostumbran a mostrar a las personas trans solo de manera negativa, pero yo conozco científicas, financieras, pintoras, músicas, filósofas, artistas, espirituales, políticas, apolíticas, sexuales o asexuales, homosexuales, bisexuales o hetero, todas ellas tratándose de abrir paso contra corriente. Lo que nunca he conocido es una persona trans que no se haya roto en pedacitos cuando la alcanza la brutal adversidad que la sociedad le impone. ¡Ni una! Pero sí personas valientes que recogen sus pedazos y se vuelven a levantar para seguir viviendo, aunque traigan el alma rota.

Quizá el tratar a una persona trans te haga entender que te contaron muchas mentiras, y que, ante las condiciones actuales, ellas no tienen tiempo para jugar a Pinky y Cerebro para tratar de conquistar al mundo, mucho menos quieren “volver a todos trans”. De hecho, a nadie le desearían que tuviera que pasar por semejante adversidad, solo ayudan a las personas que ya pasan por esta experiencia.

La única agenda real de la comunidad trans se reduce entonces a una sola palabra: SOBREVIVIR.

* Juliette Greenham es asesora y conferencista en ADIL (@ADILdiversidad). Financiera, MBA por la University of Kent, especialista en Administración Estratégica, Administración de Riesgos y Planeación, entre otros.  Ha tenido cargos directivos en empresas transnacionales y se dedica a la investigación del tema de la conciencia, a escribir libros, enseñar y a utilizar su voz a favor de quienes ven sus derechos vulnerados. Es asesora en el Gender Health Training Institute, The TransFamilly Alliance, Quest Family Therapy, Johns Hopkins University, Emory University y University of North Carolina en temas LGBT+. Practicante de tradiciones milenarias como las Plantas Sagradas, el Hinduismo, el Yoga, el Qi Gong, la Música de Medicina y el Sound Healing. Atleta, piloto aviador y rescatista de perros.