Conmoción en Bolivia tras el intento de golpe de Estado del comandante general del ejército

Conmoción en Bolivia tras el intento de golpe de Estado del comandante general del ejército

Un intento de golpe de Estado sacudió la capital de Bolivia, La Paz. Tropas dirigidas por un general de alto rango aporrearon las puertas del palacio de gobierno en escenas tumultuosas que amenazan con arrastrar a la democracia sudamericana al caos.

Las fuerzas militares dirigidas por el general Juan José Zúñiga, jefe del ejército, intentaron tomar el control del gobierno del presidente Luis Arce al apoderarse de la plaza central de la ciudad y lanzar gas lacrimógeno contra los manifestantes que inundaron las calles.

El general Zúñiga prometió “restaurar la democracia”, sustituir al gabinete y liberar a los presos políticos, pero fue condenado por los líderes de la oposición al quedar en evidencia que no contaba con mucho apoyo político.

Arce se negó a ceder a las presiones y nombró a un nuevo comandante del ejército, que inmediatamente ordenó a las tropas que se retiraran y puso fin a la rebelión.

Los partidarios del presidente acudieron rápidamente en su ayuda a la plaza frente al palacio, ondeando banderas bolivianas, cantando el himno nacional y vitoreando.

Militares en vehículos blindados disparan gas lacrimógeno a la gente frente al Palacio Quemado en la Plaza Murillo en La Paz (AFP via Getty)
Militares en vehículos blindados disparan gas lacrimógeno a la gente frente al Palacio Quemado en la Plaza Murillo en La Paz (AFP via Getty)

Arce declaró: “Aquí estamos, firmes, en el palacio presidencial, para hacer frente a cualquier intento de golpe”.

Las autoridades detuvieron al general Zúñiga y al presunto cómplice, el exvicealmirante de la Armada Juan Arnez Salvador.

El ministro del gobierno, Eduardo del Castillo, declaró a los periodistas: “Su objetivo era derrocar a la autoridad elegida a través de la democracia”.

La efímera rebelión se produjo tras meses de crecientes tensiones entre Arce y su antiguo aliado, el expresidente izquierdista Evo Morales.

Morales, el primer presidente indígena del país, se vio obligado a dimitir tras 14 años en el poder en 2019 después de protestas masivas en su contra.

Simpatizantes de Luis Arce se reúnen frente al Palacio Quemado (AFP via Getty)
Simpatizantes de Luis Arce se reúnen frente al Palacio Quemado (AFP via Getty)

Ahora regresó de su exilio político y amenaza con desafiar a Arce en las primarias de 2025, lo que ha provocado una división cada vez mayor en el partido socialista en el poder.

La crisis económica alimenta aún más las tensiones: las reservas de divisas del país disminuyen, sus exportaciones de gas natural caen en picada y la paridad de su moneda se desploma.

Mientras la policía antidisturbios se instalaba frente al palacio presidencial, los bolivianos hacían cola en los cajeros automáticos, formaban largas filas frente a las gasolineras y vaciaban los estantes de las tiendas de comestibles.

A última hora del miércoles, el ministro de Defensa, Edmundo Novillo, flanqueado por los jefes militares recién nombrados, intentó tranquilizar a los ciudadanos alborotados y esclarecer lo sucedido.

El presidente Arce (centro) en el balcón del palacio de gobierno (AFP via Getty)
El presidente Arce (centro) en el balcón del palacio de gobierno (AFP via Getty)

La agitación comenzó, según Novillo, cuando Arce desestimó al general Zúñiga en una reunión privada el martes por las amenazas del jefe del ejército de detener a Morales si seguía adelante con su candidatura presidencial en 2025.

Novillo señaló que, en la reunión, el general Zúñiga no dio a los funcionarios ninguna indicación de que se estuviera preparando para tomar el poder.

Unas horas más tarde, seguido por vehículos blindados y partidarios, el general Zúñiga irrumpió en la sede del gobierno y declaró que estaba harto de las luchas políticas internas. “Las fuerzas armadas tienen la intención de restaurar la democracia”, afirmó.

Los miembros de la fragmentada oposición del país, que el general Zúñiga decía apoyar, rechazaron el golpe antes de que estuviera claro que había fracasado.

Los fiscales pedirán la pena máxima de 15 a 20 años de prisión para el general Zúñiga por cargos de “atentado contra la Constitución”.

“Esto otorga el control a los militares y erosiona la democracia y es una señal importante de que no se han abordado los problemas del golpe de 2019”, comentó Kathryn Ledebur, directora de la Red Andina de Información, un grupo de investigación con sede en Bolivia. “La democracia boliviana sigue siendo muy frágil, y definitivamente mucho más frágil hoy que ayer”.

Artículo elaborado con informes adicionales de agencias