Con un Congreso dividido, EE.UU. se prepara para dos años de fricciones y estancamiento político

El líder del bloque republicano en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, habla en un evento la madrugada del miércoles 9 de noviembre de 2022. El cartel a su espalda dice "Recuperar la Cámara". (AP Foto/Alex Brandon)
El líder del bloque republicano en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, habla en un evento la madrugada del miércoles 9 de noviembre de 2022. El cartel a su espalda dice "Recuperar la Cámara". (AP Foto/Alex Brandon)

WASHINGTON.- Una semana después de concluidas las elecciones de mitad de mandato, Estados Unidos supo finalmente que tendrá un Congreso dividido: los republicanos lograron una escuálida mayoría en la Cámara baja del Capitolio, y los demócratas retuvieron el Senado, garantizando un hilo de gobernabilidad para los dos años restantes del mandato del presidente Joe Biden.

Un escrutinio vergonzosamente lento, sobre todo en California –donde todavía quedan cinco bancas por definir–, estiró la definición de una de las elecciones más reñidas de las últimas décadas, que dejaron un Congreso dividido casi a la perfección, un escenario de polarización que augura dos años de fricciones políticas, sobre todo entre los republicanos, frustrados y heridos por un desempeño mucho más pobre del que anhelaban.

Los medios norteamericanos cantaron el desenlace de la elección en la noche del miércoles, luego de que el Partido Republicano alcanzó las 218 bancas necesarias para conseguir el control de la Cámara de Representantes. Los demócratas habían logrado retener el control del Senado cuando se confirmó sus victorias en Arizona y Nevada, que otorgaron las 50 bancas necesarias para conseguir la mayoría con el voto de la vicepresidenta Kamala Harris.

El nuevo Congreso ofrecerá cambio de nombres y de tácticas políticas, y muy difícilmente genere alguna ley significativa para el día a día de los norteamericanos: demócratas y republicanos casi con certeza volverán a dedicar su tiempo y energía a atacarse mutuamente en el camino hacia la elección presidencial de 2024, hundiendo a Washington en el estancamiento.

La primera consecuencia directa del cambio de manos en la Cámara baja será la salida de Nancy Pelosi de la presidencia, el tercer lugar en la línea de sucesión presidencial. Pelosi, además, anunció que tampoco comandará la bancada demócrata, el fin de una era y un histórico punto final a dos décadas de liderazgo. Biden la llamó la líder congresista más “importante de la historia”.

La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, habla ante la cámara, Washington, jueves 17 de noviembre de 2022. Pelosi, que dejará de ser presidenta de la cámara cuando los republicanos tomen el control en enero, dijo que no aspirará una posición de liderazgo en el bloque demócrata.  (AP Foto/Carolyn Kaster)
La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, habla ante la cámara, Washington, jueves 17 de noviembre de 2022. Pelosi, que dejará de ser presidenta de la cámara cuando los republicanos tomen el control en enero, dijo que no aspirará una posición de liderazgo en el bloque demócrata. (AP Foto/Carolyn Kaster)

“Para todo hay una temporada”, dijo Pelosi en un discurso en el Congreso, donde recibió una ovación de pie. “No buscaré la reelección al liderazgo demócrata en la próxima bancada. Para mí, ha llegado la hora de que una nueva generación dirija la bancada demócrata que tanto respeto”, anunció. El fin de una era.

La presidencia de la Cámara baja será ocupada a partir del año próximo por Kevin McCarthy, el líder de la bancada republicana. McCarthy, un aliado de Donald Trump, deberá enfrentar el mismo desafío que sus últimos antecesores republicanos: mantener unida a una bancada cada vez más extremista. Y los demócratas deberán encontrar otro líder tan efectivo como Pelosi, la primera mujer en llegar a presidir la Cámara baja, quien se bajó de la cúpula oficialista para permitir un histórico recambio generacional.

Los republicanos controlarán la Cámara Baja y los demócratas el Senado (Foto AP/J. Scott Applewhite)
Los republicanos controlarán la Cámara Baja y los demócratas el Senado (Foto AP/J. Scott Applewhite)

McCharty tendrá el famoso mazo, y los republicanos pasarán a manejar las comisiones de la Cámara de Representantes. La oposición podrá abrir investigaciones sobre el gobierno de Biden, y también sobre su familia. El primer blanco: Hunter Biden, el hijo del mandatario, quien acarrea problemas de adicción y trabajó como lobista, un pasado que la oposición siempre puso bajo la lupa. Los republicanos presentaron un informe con un título que anticipa la ofensiva que viene: “Un presidente comprometido: la investigación a la familia Biden”.

James Corner y Jim Jordan, los dos congresistas republicanos que apuntan a liderar la ofensiva contra Biden, presentaron ese informe en una conferencia de prensa y acusaron a Biden de estar activamente involucrado en los negocios de su hijo como lobista. La familia Biden, dijeron, “floreció y se volvió millonaria” ofreciendo acceso. “¿Estuvo Joe Biden directamente involucrado en los negocios de Hunter Biden, y está comprometido? Esa es nuestra investigación”, dijo Corner.

Steve Scalise, el número dos de la bancada republicana, dijo que la oposición debe ser “incansable” en su ofensiva sobre la administración de Biden, un esfuerzo similar al que lanzaron los demócratas cuando ganaron las elecciones de medio término de 2018. Los republicanos ya han dejado en claro que su ofensiva tendrá varios frentes: la familia de Biden, la caótica retirada de Afganistán, el trabajo del Departamento de Justicia –los republicanos acusan a Biden de politizarlo–, el control de la frontera con México –un grupo quiere hacerle juicio político al secretario de Seguridad Doméstica, Alejandro Mayorkas– y el origen de la pandemia del coronavirus.

La pelea que se avecina promete consumir el oxígeno de Washington y asfixiar cualquier intento por intentar acordar una agenda legislativa con un gobierno dividido. Es un escenario que ya vivieron Barack Obama y Donald Trump, que debieron gobernar por decreto al final de sus presidencias, sin margen para otra cosa. El gobierno de Joe Biden ha estado preparándose durante meses para el avance de los republicanos. Una task force integrada por abogados, estrategas de comunicación y especialistas en los menesteres legislativas ha estado trabajando para prepararse y anticiparse a las investigaciones, según informó la cadena CNN. La Casa Blanca rechazó las acusaciones y dijo que los republicanos promovían “teorías conspirativas desacreditadas”.

“En lugar de trabajar con el presidente Biden para abordar cuestiones importantes para el pueblo estadounidense, como bajar el costo de vida, la principal prioridad de los republicanos en el Congreso es perseguir al presidente Biden con ataques por motivos políticos repletos de teorías conspirativas desacreditadas hace mucho tiempo”, dijo Ian Sams, un vocero de la administración.