Cómo fue el conflicto por las islas que Gran Bretaña devuelve a Mauricio y la reacción en Chagos: “Que los argentinos no se desalienten por Malvinas”
“A ustedes los británicos los sacaron hace casi dos siglos y a nosotros, cincuenta años atrás, pero les digo a los argentinos que no se desalienten en su lucha por recuperar las Islas Malvinas”, dijo a LA NACION en comunicación por vía telefónica Olivier Bancoult, líder de los refugiados del disputado archipiélago de Chagos, cuya soberanía y retorno de la población autóctona Londres aceptó negociar este jueves.
El archipiélago de Chagos, siete atolones con 55 islas paradisíacas en el medio del Océano Índico, está a más de 10.000 kilómetros de la Argentina, pero sus habitantes originales conocen bien lo sucedido en el Atlántico Sur porque ambas historias están entroncadas. Desde el siglo XVIII, el archipiélago había sido parte de las Islas Mauricio (2000 kilómetros al sudoeste de Chagos). Pero gracias a un acuerdo secreto de 1966 entre Gran Bretaña y Estados Unidos (para facilitar las operaciones militares en la base norteamericana de la isla Diego García), Londres, que controlaba la región, comenzó a expulsar gradualmente a la población local chagosiana, con prohibición de regresar después de cualquier viaje fuera del archipiélago.
“Cuando yo tenía 4 años, con toda mi familia tuvimos que viajar por un tratamiento médico desde la isla Peros-Banhos, Chagos, a Saint Louis [capital de las Islas Mauricio]. Cuando quisimos volver, los británicos ya no nos permitieron ingresar a la isla”, recordó Bancoult.
La situación de los Bancoult se repitió con todas las familias de Chagos que salían del archipiélago para buscar alimentos o remedios. Finalmente, en 1973 los últimos habitantes fueron deportados a la fuerza en un barco de carga británico. La crueldad de la deportación masiva de 3000 habitantes autóctonos incluyó el envenenamiento y gaseado de todos los perros y mascotas para cumplir con el acuerdo británico-norteamericano y dejar el archipiélago totalmente deshabitado, tal como sigue hasta el día de hoy.
Desterrados de su vida paradisíaca en Chagos y en la miseria total, los chagosianos comenzaron en 1983 -precisamente al año siguiente de la Guerra de Malvinas- un movimiento de huelgas de hambre y protestas que culminó con la asignación de una indemnización del gobierno británico de un total de 4 millones de libras esterlinas para los deportados. Pero su lucha iba más allá de la cuestión económica, y así la madre de Bancoult, Rita Élysée, junto a otras dos deportadas, lanzó aquel año el Grupo de Refugiados de Chagos, que hoy dirige Olivier Bancoult.
Con el apoyo del gobierno de las Islas Mauricio, los chagosianos llevaron su reclamo a todas las instancias internacionales. El tribunal supremo de las Naciones Unidas y la Corte Internacional de Justicia de La Haya, dictaminaron que la administración del territorio por parte del Reino Unido era “ilegal” y debía terminar.
Pero hasta esta semana, Londres se había resistido a iniciar conversaciones sobre las islas.
Finalmente, el jueves, el ministro de Relaciones Exteriores británico, James Cleverly, anunció en un comunicado que “el Reino Unido y las Islas Mauricio acordaron entablar negociaciones constructivas, con miras a llegar a un acuerdo a principios del próximo año. Teniendo en cuenta los procedimientos legales pertinentes, nuestra intención es asegurar un tratado sobre la base del derecho internacional para resolver todas las cuestiones pendientes, incluidas las relacionadas con los antiguos habitantes del archipiélago de Chagos”.
El canciller confirmó que las negociaciones incluirían “el ejercicio de la soberanía”.
El gobierno argentino recogió rápidamente la iniciativa y pidió este jueves que así como Londres aceptaba iniciar la negociación con las Islas Mauricio “según la resolución 2066 de la Asamblea General de las Naciones Unidas”, también debía cumplir con la resolución anterior, la 2065, que le ordena negociar con la Argentina sobre Malvinas.
El Reino Unido ha expresado su intención de cumplir con sus obligaciones internacionales y negociar con Rep. Mauricio la devolución de #Chagos según la resolucion 2066 de #AGNU. Del mismo modo deben cumplir con la resolución 2065 sobre la Cuestion #Malvinas pic.twitter.com/ev5ktb1Mfb
— Guillermo Carmona (@grcarmonac) November 3, 2022
El Foreign Office respondió rápidamente que eran “dos asuntos muy diferentes”, en tanto el archipiélago Chagos está hoy deshabitado, y la población británica de Malvinas expresó en 2013 su deseo de seguir siendo británica.
Pero Bancoult, que sigue de cerca estas alternativas, pidió a LA NACION, “dígale a los argentinos que sigan luchando”.
La batalla de Bancoult tuvo un momento culminante en febrero de este año cuando junto con otros cuatro deportados chagosianos, un grupo de periodistas y autoridades mauricianas, hicieron una travesía en bote de cuatro días desde Saint Louis y, en abierto desafío a Londres, pisaron por primera vez las islas, sin la custodia de soldados británicos. “Junto a las ruinas que aún quedan en pie de la iglesia donde fui bautizado, izamos la bandera de las Islas Mauricio y cantamos el himno”, recordó.
Los cinco chagosianos recordaron historias y momentos vividos en la isla Peros-Banhos en su infancia.
“Mi familia se dedicaba al procesamiento de la copra, el aceite que se saca del coco, que es el principal recurso natural de la isla. Pero también fui al cementerio donde están las tumbas abandonadas de mis abuelos y dejé una placa en la que recordé el momento histórico”, comentó Bancoult.
El líder de los refugiados cree que al archipiélago lo espera un futuro próspero cuando las Islas Mauricio recuperen la soberanía y la población pueda regresar. “Toda esta zona tiene un enorme potencial económico, también por las millonarias licencias de pesca y el turismo. Es un lugar paradisíaco de arenas bancas a apenas mil kilómetros de las Islas Maldivas”, señaló.
Bancoult, que suele dar conferencias por todo el mundo sobre la lucha de los chagosianos, terminó el diálogo con LA NACION con una frase con la que acostumbra concluir sus charlas referida a aquellos que enfrentan batallas similares: “que nuestra causa sea la de ustedes, nuestra esperanza la inspiración de ustedes, y nuestra fe vuestra motivación”.